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Autoridades nacionales, provinciales y de la ciudad de Buenos Aires dieron el visto bueno para la realización de la Triple Corona de Polo, un evento deportivo de clase mundial que es fundamental para el desarrollo de toda la industria equina argentina.
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En los próximos días comenzará el Torneo Abierto de Tortugas, primera cita importante de la temporada de polo, que será seguida del Abierto de Hurlingham y el Abierto Argentino, en Palermo, a fines de noviembre. Los tres eventos conforman la Triple Corona, evento de clase mundial que es fundamental para el desarrollo de toda la industria equina argentina. Así, el polo se suma al turf entre las actividades que vuelven al ruedo, respetando los protocolos sanitarios necesarios, mientras restan retomar otras actividades como equitación, torneos de pato, festivales de destrezas gauchas y exposiciones de caballos son eventos que articulan la vida en miles de pueblos del interior del país.
Desde la Cámara de la Industria Nacional Equina (CAMINE) celebraron la confirmación de la realización de la Triple Corona de Polo, considerada la punta de un iceberg que incluye a muchos otros torneos federales con jugadores de alto y bajo handicap, criadores de caballos, domadores, petiseros, veterinarios, talabarteros y transportistas. Además es una vidriera para inversores de todo el mundo que llegan al país enamorados de sus caballos.
Según los registros de las asociaciones de criadores, en 2019 hubo 10.923 nacimientos entre todas las razas -una cifra que lamentablemente viene cayendo- y se estima que por cada caballo hay entre 5 y 7 personas involucradas. En cuanto a exportaciones, el año pasado se vendieron 2970 caballos en pie por un total de 28 millones de dólares.
“Aunque no parezca, la industria del polo es muy grande. La cadena y el proceso del polo son largos e incluyen a los campos que crían caballos, los centros de transplantes embrionarios, los centros de doma, los centros de hechura… Para la gente que hace todo eso para poder vender un caballo durante la temporada, la Triple Corona es la frutilla del postre. Es lo que hace que se compita, que los caballos se alquilen, se vendan, se exporten a Europa… La temporada de alto handicap motiva e inyecta plata en la industria”, afirma Hilario Ulloa, jugador de Ellerstina.
Y Gastón Laulhé, criador de caballos de polo, explica que el sector ya está muy afectado por la imposibilidad de que entren extranjeros al país. “El caballo se tiene que probar, jugar, y después se compra y empieza a viajar. Ahora la venta de caballos ha pasado a ser cero. Los jugadores de alto handicap que juegan en el exterior, que son los menos, tienen la posibilidad de vender productos allá. Pero la mayoría de los criadores somos pymes que hacemos entre 10 y 20 productos por año, y ahora hemos tenido que achicarnos muchísimo en los servicios que vamos tomando por temporadas. La cría, la doma y la hechura se mantienen, pero en el training, que se hace cuando los caballos ya van a jugar a Buenos Aires, hay una merma importantísima. De traer 15 caballos hemos pasado a traer 8 y eso afecta muchísimo la mano de obra que uno contrata”.
Como productor agropecuario, Laulhé explica que la cría de caballos es algo que hace “como un plus, una actividad más que con tanto nivel de incertidumbre será de las primeras en ir cortando”. “Es un proceso muy largo, pueden pasar seis años desde que nace hasta que el caballo está listo para la venta, entonces ya de por sí es un negocio fino”, dice, y advierte: “Por lo que vengo viendo entre conocidos, todos hemos hecho un recorte importante en gastos extraordinarios, que son el transplante embrionario anual y la cantidad de caballos que vienen a jugar la temporada a Buenos Aires. Todos hemos achicado la cantidad de productos y eso va a tener un impacto en dos o tres años del 60 o 70 por ciento en el volumen de caballos nuevos”.