Como toda noticia impactante, en el momento económico que vive el país, que Argentina sea señalada como el centro de la mirada china para invertir en estas tierras unos u$ s 27.000 millones para 900 mil toneladas de cerdos destinados a abastecer el consumo del Gigante asiático por cuatro años, fue un verdadero shock. La epidemia de peste africana que diezmó el rodeo chino generó entusiasmo. Frases como "crecerá la exportación", "aumentará el empleo", "nos focalizará la atención de nuestros productores porcinos por varias décadas", fueron repetidas en consultas a representantes del sector. Como dijo uno de ellos, "tuvimos un disparador de emociones" en plena pandemia. Por eso, nadie retaceó el apoyo a la medida ni al acuerdo con el gobierno argentino. No obstante, de la ilusión en unos se pasó a la desconfianza de otros. En el medio surgió una serie de advertencias porque los empresarios que vienen operando con sus pares chinos saben lo difícil que fue entrar a ese mercado pero más saben cómo hay que estar preparados para permanecer en él. "Muchos ruidos y a veces pocas nueces", sostienen varios de los consultados.
"Esto va a avanzar, se está trabajando. Ocurre que por el 'ruido' de ambientalistas se dilata. Mi deseo es que se concrete y que nos den la posibilidad a todos los productores de participar y que no sea solo para 12 empresas. Todavía no está la lista de las firmas santafesinas que entrarían en dicho acuerdo, pero seguro que serán las instaladas en el centro-norte, por una cuestión de ahorro de flete. Desde la Asociación Argentina de Productores de Porcinos se está colaborando para que se cuide la parte sanitaria y estatus que tiene Argentina. No tengo dudas que cuando todo eso se concrete va a ser muy conveniente para el país porque generará mucha mano de obra y empleo en las zonas más pobres del país", respondió Carlos Ingino (Figan) ante una consulta sobre el tema.
Según las últimas estadísticas, a nivel mundial se generan anualmente 110 millones de toneladas de carne de cerdo, y se comercializan 8 millones. De ese total, Argentina representa tan sólo el 0,5% (la Unión Europea, con España a la cabeza, Estados Unidos, Canadá, Brasil y Chile, son los principales jugadores del mercado). Pero China tiene la mitad de los cerdos del mundo: 500 millones de cabezas. Para comparar: el año pasado nuestro país faenó casi 7 millones de cabezas. De ese total, el 95% se destina al mercado interno.
En el rubro exportaciones, Argentina vendió al exterior ese tipo de carne por casi u$ s 43.000 e importó por u$ s 87.210. Más datos: Buenos Aires es la provincia líder, con un rodeo de 1.200.000 porcinos, seguida por Córdoba, con 1.139.160, y Santa Fe, con 813.000 animales en todas sus categorías. Y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), estima que la producción de carne porcina experimentará un aumento del 15% a escala global hacia 2023. Hay demanda; lo que hay que buscar es ampliar la oferta. Por eso, muchos estiman que este acuerdo con los chinos será beneficioso, siempre teniendo como base los datos previamente señalados. La cuestión es no desfallecer en el intento.
Los últimos datos sobre producción de este tipo de carne en el país indican que se alcanzó las 40.000 toneladas. En 2019 se exportó más del 50% a Rusia, y China participó sólo en un 7% como destino. Ahora más del 60% ya está yendo a China. De mantenerse esta tendencia, se podrían alcanzar las 200.000 toneladas en diez años. En la primera etapa, hasta 2027, se plantea traer 280.000 madres, instaladas en 20 granjas que generarán entre 700 y 900 mil toneladas de carne porcina. Es decir, el negocio está al alcance de la mano. Aceptarlo o no es la cuestión.