Campolitoral | [email protected]
Es el dato destacado del último Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. La nutrición fosfatada fue de 11 Kg / Ha en la campaña 2019/20, 2 Kg/Ha más que el ciclo previo.
Campolitoral | [email protected]
Fertilización y biotecnología fueron las variables sobre las cuales los productores de soja argentinos pusieron mayor énfasis en la campaña pasada, en la que creció el uso de tecnología media en el cultivo según el último Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Herbicidas y fungicidas le siguieron en importancia, mientras que densidad y fecha de siembra fueron los aspectos menos alterados por los chacareros.
“En la campaña 2019/20 se observó un aumento en la tecnología media aplicada en soja. El indicador de nivel tecnológico medio se incrementó en detrimento del nivel tecnológico bajo principalmente, que registró el valor mínimo de la serie histórica. El nivel alto disminuyó un punto en relación a la campaña anterior”, introduce el informe que cada año monitorea el nivel tecnológico aplicado a cada cultivo.
El promedio nacional de fertilización fosfatada en soja fue de 11 Kg / Ha en la campaña 2019/20, observándose un incremento de 2 Kg/Ha con respecto a la campaña anterior. Esto se explica principalmente por el aumento en las dosis aplicadas en la mayoría de las regiones. La fertilización azufrada en soja, proveniente de fuentes azufradas más fosfatadas, presentó un promedio nacional de 5 Kg/Ha, similar a la campaña pasada. Los valores más bajos se ubicaron en el NEA Este, Cuenca del Salado y en el Sur de la provincia de Buenos Aires. NOA, zona núcleo y norte de Córdoba presentaron la dosis más alta de 6 Kg/Ha.
“Estos elementos son importantes debido a que en condiciones de estrés le brindan al cultivo un carácter protector. Una deficiencia de estos puede afectar la formación del área foliar y, por lo tanto, disminuir la cantidad de radiación acumulada, su crecimiento y la producción de fotoasimilados; repercutiendo negativamente en el estado general del cultivo”, explica el informe que condujo Juan Brihet.
En la campaña 2019/20 se sembraron 17,4 M Ha, con un rinde promedio obtenido de 29,4 qq/Ha que muestra una caída interanual del 10% como consecuencia del déficit hídrico que afectó al cultivo en plena etapa crítica. “La brecha tecnológica entre el rendimiento actual y el máximo alcanzable está dada por prácticas de manejo que brindan la estructura del cultivo de soja y también por el manejo de la fertilización”, dijeron los técnicos de la BCBA.
La producción de soja de primera se concentró en el nivel tecnológico medio con un 60% de adopción, y el nivel tecnológico alto alcanzó el 37%. La soja de segunda presentó una distribución similar, con un mayor porcentaje de nivel medio y un menor porcentaje de alto.
Con respecto a los indicadores se destaca la elección del genotipo relacionado con el grupo de madurez, la fecha de siembra y la densidad que, en promedio, fue de 67 Kg semilla/Ha en la campaña 2019/20. De manera desagregada, la densidad en soja de primera fue de 66 Kg semilla/Ha, y de 69 Kg semilla/Ha en la de segunda. Al atrasar la fecha de siembra, la soja de segunda presenta menor crecimiento vegetativo, por lo tanto se tiende a utilizar mayores densidades para compensar el menor tamaño de plantas.