Leonor de Borbón cumple hoy quince años, un día en el que no hay prevista ninguna celebración oficial. La agenda de sus padres está libre de actos, así que todo hace suponer que improvisarán un plan familiar debido a las restricciones sanitarias para festejar una edad que en otras latitudes se acompaña con ritos de "paso" y en la que a los cambios de humor que impone la biología habrá que sumarles las exigencias de un papel que la heredera al trono español ha empezado a asumir convertida en el gran activo de la Corona en tiempos convulsos y hasta una pandemia.
La Princesa de Asturias ha dejado atrás sus rasgos infantiles y su posición institucional se afianza paso a paso mientras se diseña el milímetro su formación académica y militar. Un camino firmemente trazado que deja poco o ningún espacio para la rebeldía. Porque, como recordó este verano doña Letizia durante un acto en Palma en el que una niña le preguntó a su hija qué quería ser de mayor, Leonor será «lo que tiene que (ser), no lo que quiere».
El destino ya está escrito para la Princesa, que se ha hecho mayor alejada de los medios -salvo contadas excepciones, como los Premios que llevan su título por nombre- y que, en los últimos meses, ha ganado aplomo ante las cámaras y ha cambiado su 'look', introduciendo unos discretos tacos altos que gritan al mundo que ya no es una niña, sino una quinceañera llamada a convertirse en Reina de España. La primera Reina "centennial", como denominan los expertos a la primera generación en disponer de internet desde bebés. La propia Princesa de Asturias aludió al tema en los galardones otorgados este año en el Hotel de la Reconquista, celebrados hace escasas semanas: «Los jóvenes de mi generación son conscientes del sentido de la responsabilidad».