Con la lógica de los certámenes de canto o danza que se despliegan en set televisivos con varios participantes, el gobernador Omar Perotti envió esta semana a los integrantes de su gabinete a una especie de transición o duelo, hasta el día – noche, por lo general, en los programas de la pantalla – de la sentencia. En ese momento se sabrá quién se queda y quién se va. Mientras tanto, tendrán un período más para demostrar sus destrezas, aunque a diferencia de lo que puede suceder con un jurado que reevalúa y cambia su calificación sobre la performance de un artista, el mandatario no modificará su puntaje.
El martes y ante la consulta de El Litoral, Perotti ¿sorprendió? al admitir que cuando se cumpla un año de su gestión, el 11 de diciembre, hará cambios en su gabinete. Impactó sí, quizá, al verbalizar y hacer pública una decisión, cuando todavía resta más de un mes para que ese plazo se cumpla. Pero la determinación venía madurándose desde hacía algún tiempo. Es más, el equipo con el que asumió ya había sido para muchos de transición porque uno de los criterios para definirlo era contar con hombres y mujeres experimentados en la gestión. Con ellos transitaría el primer tramo de un mandato que implicaba, a la vez, el retorno del peronismo al poder después de doce años. Y recorrido ese camino, se daría lugar a otros y nuevos colaboradores. Pero irrumpió la pandemia y eso aceleró algunos procesos, aunque de renuncias se habló siempre, incluso, a pocos meses de iniciada la gestión. Se consumó la de Carlos Parola en Salud, se desactivó la de Daniel Costamagna en Producción y – probablemente – se aplazaron otras.
Perotti atribuyó a los efectos disruptivos e inesperados de la situación sanitaria la necesidad de modificar el equipo de ministros. Justificó haber pensado en un armado de acuerdo con una realidad, que se "alteró drásticamente". El cansancio, el agotamiento y hasta la edad podrán ser algunos de los factores que sustenten los cambios. Pero no serán los únicos. Tallarán, además, cuestiones políticas, de expectativas insatisfechas, de perfiles y hasta de personalidad.
La incomodidad que generó en el gabinete "el adelanto" de Perotti podría precipitar, incluso, los anuncios. Las reacciones fueron inmediatas y de lo dicho por quienes aceptaron responder públicamente, emanan indicios de la lejanía o afinidad que se tenga con el gobernador. "La verdad es que no tenemos más información que la que tienen ustedes", dijo el ministro de Gobierno Esteban Borgonovo a los periodistas. "Todos afrontamos una situación extraordinaria con un trabajo y una dedicación muy fuerte. Fue un desafío para todos los gobiernos, para los funcionarios y también para el personal", dijo el funcionario en sintonía con el fundamento que dio Perotti. Aunque admitió que "el hecho de que (el gobernador) lo haya blanqueado (a más de un mes del recambio) se puede mirar de una forma o de otra".
Tenés que leerPerotti no descartó cambios en el gabineteMarcelo Saín no se mostró demasiado preocupado. Desdramatizó contando que tiene sus "bártulos preparados" y dijo que "nadie es imprescindible". Eso sí; sin titubeos, dejó en claro la posición que ostenta: "Sabe muy bien Omar Perotti el compromiso personal que tengo con él; tenemos una agenda institucional… Con el gobernador y con numerosos ministros con los que trabajamos cotidianamente, tenemos en claro hacia dónde vamos. La pandemia nos colocó trabajando juntos con Economía y Salud, que hoy prácticamente constituyen un mismo equipo", describió.
Si de desgaste por la pandemia se trata, la mira debería estar puesta en la cartera sanitaria. Sonia Martorano fue la última en llegar al gabinete, y si bien reconoció que "es habitual que un gobernador pueda generar cambios", también defendió su gestión. "¿Que qué valoración hago de nuestro trabajo? -le dijo a la prensa - ¡Estamos en la primera línea de la trinchera! -enfatizó -. Estamos en el contacto y en el día a día con la gente a partir de esta pandemia. Pero no son opiniones que yo deba dar".
Frana, ministra de Infraestructura, admitió que les tocó para gobernar "un tiempo diferente al que habíamos pensado", y le reconoció al gobernador el derecho de "hacer todos los cambios" que considere necesarios. "No me ofende ser evaluada", sostuvo.
Probablemente, ninguno de los integrantes del gabinete le escape a ello, a la evaluación. Pero en épocas de agotamiento, quizá todos esperaban una arenga que entusiasme antes que el aviso de una sentencia, cuyo sobre con la calificación lo abrirá el gobernador dentro de un mes.