275 días para volver a casa: la odisea de los estudiantes formoseños en Santa Fe
Un micro cargado de universitarios partió este martes desde nuestra provincia hacia Formosa. Son estudiantes que habían quedado varados por la pandemia sin poder regresar a sus hogares. Al cruzar el límite de su provincia serán “encapsulados” 15 días y les realizarán todos los controles.
Era mediados de febrero cuando los cientos de universitarios formoseños llegaron a Santa Fe para estudiar distintas carreras. Algunos con la ilusión del comienzo de una nueva etapa en sus vidas, agradecidos por el esfuerzo económico de sus familias; otros con la meta de avanzar en sus estudios; y los menos, con el objetivo de volver finalmente a casa con el título bajo el brazo. Así como nadie se imaginó lo que el mundo entero está atravesando, tampoco ninguno de estos estudiantes se imaginó que desde aquel febrero hasta hoy no iban a poder volver a visitar a sus seres queridos, además de atravesar el encierro en soledad, con todo lo que ello implica.
En este particular 2020 que quedará en la historia de la humanidad, ya transcurrieron 229 días desde el inicio de las medidas de restricción de circulación y luego de distanciamiento social dispuestas a nivel nacional. A ese cúmulo de días los alumnos formoseños le suman un mes más, ya que la mayoría de ellos había llegado a Santa Fe durante febrero, lo que suma unos 260 días. Y si se le agregan los 15 días que deberán permanecer "encapsulados" al ingresar a su provincia desde hoy en adelante, la cifra total llegará a unos 275 días lejos de sus familias.
Muchos estudian y residen en Rosario. Otros lo hacen en esta capital provincial. Hay miles de estudiantes universitarios que todos los años viajan por el país y residen en las ciudades a donde pueden estudiar las carreras que eligieron. Detrás de cada uno hay sueños y esfuerzos económicos muy grandes. Pero en el caso de los estudiantes formoseños la pandemia agravó las cosas. Porque esa provincia impuso estrictos controles de acceso en sus límites jurisdiccionales y en la frontera para impedir el ingreso del coronavirus. En consecuencia, tampoco pudieron entrar los universitarios.
Sin víctimas fatales
Así las cosas, las estrictas medidas sanitarias de bloqueo dispuestas por el gobernador Gildo Isfrán parecen hasta ahora efectivas. Formosa tiene cero muertes, y tuvo sólo 181 casos positivos de Covid-19, de los cuales 155 ya se recuperaron. Pero también dejó a muchos formoseños sin poder regresar a sus hogares. Ese es el caso de los universitarios residentes en Santa Fe. Jóvenes que en algunos casos atraviesan una situación cada día más dramática, desde lo psicológico, lo afectivo y lo económico.
“Desde el día 1 que se decretó el aislamiento preventivo la mayoría de nosotros lo llevamos a cabo solos, en un contexto desfavorable, lejos de nuestros seres queridos, de nuestros hogares”, escribieron los alumnos en una carta de solicitud de ingreso enviada al gobierno de Formosa el 28 de septiembre. “Desde el punto de vista psicológico, académico y económico este tiempo ha sido difícil de llevarlo. Muchos de nuestros padres, en su mayoría, trabajadores independientes, con su arduo trabajo, nos ayudan a solventar todos los gastos que implica ser estudiantes en otra provincia, muchos han quedado sin trabajo o sus ingresos han disminuido, lo cual repercute en nuestra mantención”, describieron. Algunos, además de estudiar trabajan de meseros o repartidores, y también se quedaron sin sustento.
“El confinamiento cambió nuestras rutinas, la dinámica de cursada y exámenes presenciales, además las actividades extracurriculares se paralizaron”, describieron los alumnos, y agregaron que todo esto les causó “un gran impacto emocional, el cual se agrava a medida que pasan los meses y nos encontramos lejos de los nuestros”.
“Esperamos sepan entender la verdadera necesidad de estar en nuestras casas, ya esta situación se nos hace insostenible, desde lo personal, soy una persona que sufre de Trastorno de Ansiedad Generalizada y el encierro, la incertidumbre y el extrañar a mi familia me han vuelto una persona muy vulnerable y con crisis casi diarias”, contó María Fernanda Báez, estudiante de Medicina (UNR). “Necesitamos volver porque económicamente se gasta mucho con esta situación y estamos muy apretados para terminar los meses”, dijeron los tres hermanos Florencia, Elías y Lucas Maldonado.
Nahuel Cáceres y Laura Romero habían partido por trabajo a El Calafate a comienzos de año. Con la pandemia lo perdieron. Pudieron llegar hasta Rosario. Allí permanecieron en una pensión los últimos cinco meses. “Ya no nos quedan ni los ahorros, necesitamos volver con nuestras familias”.
Desde el primer momento las universidades santafesinas brindaron atención integral de salud a sus estudiantes, también asesoramiento nutricional y contención psicológica. En la UNL, por ejemplo, también permaneció abierto el Centro de Salud durante toda la pandemia y se abrieron líneas para realizar atención remota.
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Redes sociales
Una larga espera
Con los accesos a Formosa “bloquedados” los alumnos debieron resignarse a esperar. Y esa espera se hizo demasiado larga. La angustia fue creciendo. Entonces comenzaron a contactarse a través de las redes sociales y grupos de Whatsapp. Luego iniciaron gestiones entre todos para que les permitan volver; ellos desde acá y sus familias allá, ante la gobernación. Hubo cartas, manifestaciones, reuniones y en algunos casos hasta reclamos judiciales, pero el gobierno se mantuvo siempre estricto. Hasta que finalmente hace unos días atrás lograron convencer a las autoridades de montar un operativo inédito. Y este martes se puso en marcha.
A las 8.32 de la mañana partió un micro desde la ciudad de Rosario con 28 pasajeros formoseños rumbo a su tierra. A los estudiantes universitarios se les sumó una familia que había ido a probar suerte laboral a El Calafate -en la Patagonia- y en el intento de regreso quedó varada en Santa Fe. Mientras que en nuestra ciudad se sumaron al micro otros 3 estudiantes: Facundo Portillo, estudiante de Ingeniería Industrial (UNL); Maira Meza, que estudia Terapia Ocupacional y subió junto a "Clapton", su perro; y Fermín Vallejo, estudiante de Ingeniería Mecánica (ex alumno de la UTN Santa Fe, hoy becado en el Instituto Balseiro de Bariloche). Un total de 31 pasajeros.
Fermín, de 22 años, se había despedido de Natalia, su madre, en Formosa el 12 de enero. Desde entonces no volvieron a verse. La pandemia lo encontró en el sur del país, casi en la otra punta. Y el 22 de abril, cuando se cerró el Balseiro, fue derivado a Santa Fe, a la casa de Agustín, su padre. Desde acá se sumó a las gestiones junto a los demás alumnos para poder volver a Formosa. Y finalmente ahora esta en viaje.
Guillermo Di Salvatore
Foto: Guillermo Di Salvatore
"Es común que los formoseños se vayan afuera a estudiar", dijo Fermín parado con su bolso en el hombro sobre la Circunvalación Oeste esperando el paso del micro que lo llevará a su casa. "Muchos van a Córdoba, la mayoría a Rosario y otros vinimos a Santa Fe", contó. "Yo me enteré de esto a través de conocidos de conocidos de conocidos", agregó, "así hicimos todos".
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Imagen ilustrativa
Provincia "encapsulada"
Pese a que muchos creen que Formosa "cerró" sus límites, el ministro de Gobierno, Jorge González, aclaró que "los límites no están cerrados, no hay aduanas como dicen, aunque sí hay medidas sanitarias que debemos respetar y una de esas medidas sanitarias es el ingreso ordenado y administrado. A cada persona que ingresa le hacemos un hisopado, lo ubicamos en un lugar pagado por la provincia durante 14 días, le volvemos a realizar un hisopado y, si da negativo, se integra a la comunidad sin inconvenientes". Por esas medidas, la ministra de Seguridad de la Nación, Silvina Frederic, calificó a las políticas sanitarias como "ejemplares", ya que Formosa "es un lugar estratégico de la Argentina, por los kilómetros de frontera que tiene".
A ese protocolo explicado por el ministro González es al que deberán someterse estos 31 formoseños que este martes viajaban llenos de ilusión rumbo su terruño. La organización del operativo estuvo en sus manos y no fue nada sencilla. En las últimas horas debieron realizarse un hisopado -con resultado negativo-, el que debieron pagar de sus bolsillos, tuvieron que contratar el micro que los lleva de regreso, además de realizar un sin fin de gestiones burocráticas ante la Gobernación, con la presentación de una solicitud formal de ingreso a Formosa, y esperar que los acepten en el cupo de personas que acceden bajo estrictos controles sanitarios.
"No esperábamos que vengan ahora, las mamás y los papás estamos muy contentos de que estén en viaje, porque pensábamos que recién con suerte iban a poder venir para las fiestas", le dijo Natalia, la madre de Fermín, a El Litoral en diálogo telefónico desde Formosa. "Así que estamos muy contentos", agregó. Luego contó que "hay mucha gente esperando que le toque el turno para ingresar, porque los lugares para alojarlos 15 días en cuarentena son limitados, pero estamos conformes por cómo se maneja todo -dijo-. No es copado tener que esperar para entrar pero acá estamos bien. La sensación de poder salir a la calle tranquilos, compartir el mate y saber que no te vas a contagiar es impagable".
Al igual que el resto de los pasajeros, Fermín esperaba que todo salga bien y poder atravesar así el límite inter provincial con Chaco e ingresar cerca de las 19 a la localidad formoseña de Mansilla. Allí deberán someterse a controles y subir a un micro de la gobernación que los trasladará a la Universidad Nacional de Formosa, donde tendrán que permanecer alojados 15 días en cuarentena. "Espero que mañana a la mañana ya estemos tranquilos ahí, y que haya buena conexión de Internet, porque tengo un parcial online en el Balseiro", finalizó el estudiante.