El libro que quiso derrotar el dolor de la pérdida y se convirtió en film

La realidad suele ser mucho más compleja y llena de vericuetos que cualquier ficción. La frase es manida, pero aplica para la historia de María “Marie” Vázquez, su hijo y su obra literario-plástica titulada “El cuaderno de Nippur”, la materia prima que utilizó el director Carlos Sorín (“Historias mínimas”, “El perro”, “El camino de San Diego”) para desarrollar el drama “El cuaderno de Tomy”, un film protagonizado por Valeria Bertuccelli, Esteban Lamothe y Mauricio Dayub que se estrenará en la plataforma Netflix el próximo martes 24 de noviembre.

Las tribulaciones de “Marie” se conocieron entre los años 2014 y 2015 a partir de la decisión de esta arquitecta, dibujante y bloguera argentina de relatar (a través de publicaciones que se hicieron virales) su lucha contra un cáncer de ovario a través de las redes sociales. Lo que provocó tanto interés en la gente no fue solamente la empatía que se generó a partir de su situación, sino también su capacidad para contar su paso por la enfermedad a través de un estilo muy particular, con toques de humor e ironía capaces de exorcizar el dolor.

Luego de una intervención quirúrgica con resultados desfavorables, a María le facilitaron un cuaderno para que pudiera plasmar en papel sus vivencias. Y allí volcó, en los meses previos a su fallecimiento a los 43 años en la habitación 104 del Sanatorio de la Providencia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, “todo lo que le hubiera querido decir a su hijo Nippur, su historia y la de su familia”, tal como expresó su marido, Sebastián, en una entrevista.

La idea inicial de Vázquez era simplemente dejar un legado para su pequeño, pero cuando estaba todavía internada, unas amigas escritoras le pidieron permiso para presentarlo ante editoriales y finalmente se publicó en forma póstuma. Sirviendo ahora de base, junto a la propia historia de vida, para el film producido por Pampa Films y distribuido por Netflix. Cómo señaló el marido de “Marie” lo principal es que lo que ella quiso transmitirle a su hijo “es que lo ama y que está aunque no esté, que va a seguir siendo su mamá”.

Odiseas cotidianas

Al igual que el director norteamericano John Huston, en filmes como en “El tesoro de Sierra Madre” (1948) y “Fat City” (1972), está claro que Carlos Sorín siente una ternura especial por los perdedores y por los hombres y mujeres que, pese a la adversidad, emprenden gestas mínimas, nada espectaculares. Sus obras son tapices creados con fragmentos de soledades, miedos, tristezas y alegrías, pero que se gestan a partir de personajes que se vuelven entrañables a partir de su capacidad de asumir la derrota con una hidalguía que los redime.

Esa es una de las constantes en toda su obra. Tiene que ver con la esperanza que guía a esos padres ávidos de adoptar un hijo en “Joel” (2018) y con el ánimo de modificar relaciones afectivas dañadas que impulsa a los protagonistas de “Días de pesca” (2012) y “El gato desaparece” (2011). También se relaciona con la dignidad con que, tanto un anciano enfermo en “La ventana” (2008) como un joven humilde en “El camino de San Diego” (2006) ponen en marcha acciones a partir de las cuales pretenden dar un sentido más profundo a sus vidas. Un último escape a la vida en un caso, la llegada hasta el ídolo en el otro.

Sin embargo, los dos filmes rodados por Sorín que mejor reflejan esa opción (ética y estética) por el universo de los vencidos son “Historias mínimas” (2002) y “El perro” (2004), que podría haber sido un apéndice de la primera. Es que todos los habitantes de esos simples relatos saben que tienen todas las cartas en su contra, pero sin embargo asumen sus empresas con tenacidad. Lo mismo da que sea la búsqueda de un perro desaparecido, la llegada a tiempo con una torta de cumpleaños o la participación en un sorteo de un programa de televisión. Lo que vale es, cómo en la primera de las películas de la saga “Rocky” (1976), permanecer en pie al final de la pelea.

Recordadas

Algunas películas que se rodaron durante el último medio siglo y están centradas en personas que padecen enfermedades terminales son: “Love Story” (1970); “Gritos y susurros” (1972) del maestro Ingmar Bergman; “La fuerza del cariño” (1983); “Un milagro para Lorenzo” (1992); “Filadelfia” (1993), que le valió un Oscar a Tom Hanks; “Tierra de sombras” (1993); “Antes de partir” (2007); “Dallas Buyers Club” (2013) y la española “Truman” (2015), protagonizada por Ricardo Darín.