Un informe del Ente Regulador Nacional del Gas muestra la evolución de un indicador clave para medir la expansión del servicio en el sector residencial, que muestra cuántos nuevos hogares accedieron, cada año, a ese servicio.
El sector del gas quedó completamente desregulado en 1994. Un informe de Enargas repasa desde entonces a 2019 cuántas viviendas se sumaron, en cada año. Hay picos y valles más allá de los gobiernos, con promedios sorprendentes. El indicador sigue con bastante fidelidad la expansión y la contracción de la economía en general.
Un informe del Ente Regulador Nacional del Gas muestra la evolución de un indicador clave para medir la expansión del servicio en el sector residencial, que muestra cuántos nuevos hogares accedieron, cada año, a ese servicio.
El dato más saliente es que se advierte una suerte de tobogán en la línea que forman las columnas de las nuevas conexiones de viviendas, desde comenzó en 2011.
En aquel año no se alcanzó el máximo histórico desde 1994 a la fecha (que se dio 2008), pero a partir de 2011, a lo largo de hace casi una década, en cada año es menor ese número de familias que dejan el gas envasado y cuentan con el de redes, mucho más económico y confortable. Y esa lamentable secuencia sigue sin cambios hasta 2019. Cuesta imaginar que 2020, con todas sus particularidades, logre revertir esa tendencia. Más bien cabe suponer lo contrario.
En términos absolutos, en 2008 hubo 233.940 nuevas conexiones domiciliarias que superaron a las 213.425 del año anterior. Pero a partir de aquel pico en el indicador se produjo una baja fuerte en 2009 (164.340). Luego volvió a recuperarse en 2010 (180.217) y 2011 (201.609), pero desde entonces, uno tras otro, los números van en caída: 2012 (189.017); 2013 (172.160); 2014 (157.160); 2015 (143.658); 2016 (117.684); 2017 (112.739); 2018 (91.074); y 2019 (89.810).
Como se ve, desde el segundo año del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, pasando por el gobierno de Mauricio Macri, la tendencia a la baja no ha cesado. Cada año fue peor. Y debe decirse que en materia de políticas de estímulo para el sector, el gobierno de Cambiemos produjo buena parte de lo que esos empresarios reclamaban: actualización del precio del metro cúbico, dolarización de las tarifas y ventajas para inversiones en la extracción del insumo.
El fenómeno de la desinversión en redes domiciliarias es también producto de su ausencia en el sector del transporte y de la producción de gas. Se trata de un sector en el que cada decisión necesita años de preparación, de ejecución de las obras y que exige previsiones de varias décadas para su amortización. En todos los casos, lo imprescindible es la previsibilidad y, no menos importante, la fuerza normativa del Estado.
El mercado del gas natural fue desregulado efectivamente el 10 de mayo de 1994, tras las privatizaciones del primer gobierno peronista de Carlos Menem. Y ese año, indudablemente con inversiones de la etapa anterior -y alguna de la nueva- hubo 194.142 viviendas que estrenaron el servicio.
Hasta el estallido de la Convertibilidad en 2001-2002 la expansión del gas medida por nuevos usuarios residenciales se produjo un interesante pico, en 1998 (189.813) pero luego esos valores cayeron hasta el peor momento. La secuencia es la siguiente: 1999 (164.401); 2000 (142.491); 2001 (106.558); y 2002 (42.392).
Un informe de Enargas sostiene que "las gestiones de 2003-2015 incorporaron la mayor cantidad de usuarios residenciales en el último cuarto de siglo", de 1994 a 2019. El dato es real, pero son 12 años K sobre 26 en total.
Es cierto que en parte de esas administraciones se registraron los picos más altos en el indicador. Pero el dato merece ser profundizado.
Enargas presenta esos guarismos en el marco de su "Programa de Análisis y Visualización de Datos del Servicio Público de Gas por Redes", denominado "Estado del Gas".
El organismo subraya que "de 2003 a 2015 se sumaron 2,1 millones nuevos usuarios". Y también que, en cambio, "entre 1994 y 2000 se incorporaron 1,1 millones".
Luego interpreta que "el 58% del total de la serie histórica", es mérito de las gestiones del kirchnerismo.
En la lectura de las estadísticas debe siempre imponerse una regla en común para poder comparar. Y una buena manera de hacerlo es tomar promedios para que los 12 años del kirchnerismo puedan ser contrastados con el período anterior (y con el posterior de 2016 a 2019). Se comparte que los años 2001 y 2002 alteran cualquier cálculo y no pueden ser parte de las comparaciones.
Así, la primera etapa de privatizaciones de los noventa, con dólar uno a uno con el peso y condiciones de financiación que nunca más se repitieron, cierra con 1.125.043 nuevos usuarios; y la segunda del proceso de concesiones (durante el kirchnerismo) suma 2.318.533.
Como no es lo mismo 12 años que 7, cabe llevar a cabo un simple división. El promedio da 160.720 y fracción en el primer caso; y 193.211 y monedas en el segundo. Esa es la comparación más lógica entre antes y durante el kirchnerismo. Se deja al lector el juicio entre uno y otro valor (son 32.491 más por año).
Pero, ¿qué pasó luego, entre 2016 y 2019? En total creció en 411.307 el número de nuevas conexiones a viviendas y el promedio da 102.826. Es un guarismo indiscutiblemente inferior al promedio de la primera y más respecto de la segunda etapa de las privatizaciones, como se ha dicho, aún con políticas para el sector largamente esperadas y reclamadas por sus empresas.
El gobernador de la provincia de Entre Ríos, Gustavo Bordet, se reunió con el interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), Federico Bernal.
Se avanzó en una agenda de trabajo conjunta que posibilite la conexión de nuevos usuarios a la red de gas natural y se analizaron distintas obras del Programa de Desarrollo Gasífero Entrerriano, informa un parte de prensa oficial del organismo nacional.
Bernal señaló que "desde que asumimos estamos concentrándonos en la reactivación de las obras paralizadas, demoradas y postergadas, así como también en nuevas obras". Y agregó: "entendemos al servicio público de gas por redes como un derecho humano. Mejora la calidad de vida de la ciudadanía, pero también es un recurso estratégico para el desarrollo de las economías regionales y la industrialización del país".
Bordet explicó que "Entre Ríos es un caso excepcional en Argentina de una provincia que invierte en estructura gasífera, y desde el gobierno nacional nos ratificaron el acompañamiento en más obras de gas natural".
Se avanzó en el desarrollo y la necesidad de impulsar obras como la del cierre del anillo norte de la provincia y el gasoducto Urdinarrain-Larroque. Además, se analizaron las distintas alternativas para realizar la obra de extensión de las redes domiciliarias en la ciudad de Paraná. Esta obra implicaría una extensión de 85.730 metros de red, incorporando a 8.400 nuevos usuarios potenciales, logrando de esta manera cubrir el 97% de la ciudad.