¿Cuál será el impacto de haber mantenido cerradas las escuelas durante un año? ¿Funcionaron las clases virtuales? ¿Qué y cuánto perdieron quienes carecen de conectividad y herramientas tecnológicas? ¿Y quiénes sí las tienen? ¿Cuántos chicos abandonaron sus estudios? ¿Cuántos volverán? ¿Cómo están los docentes?
Con el objetivo de comenzar a pensar esos ejes, y encontrar posibles caminos de éxito para transitar, Leonardo Simoniello impulsa desde Espacios Educativos “El desafío de convocarnos por la educación”, un espacio virtual -como casi todo en estos tiempos de pandemia- que reúne a especialistas, educadores y profesionales de distintas disciplinas, preocupados por el futuro de la educación. Y que tiene una metodología innovadora de participación ciudadana: 80 santafesinos de casi todos los departamentos de la provincia están observando el proceso y acercarán sus experiencias e ideas.
La mirada de especialistas
El punto de arranque fue, a principios de noviembre, un coloquio transmitido por YouTube, del que participaron unos 250 oyentes, pero que hoy ya supera las 800 vistas. En esa oportunidad disertaron la Lic. en Ciencias Políticas, Daniela Soldano; el director del Centro Ana Frank Argentina, Lic. Héctor Shalom; la vicedirectora de la Escuela 9 de julio de Santa Fe y Licenciada en Gestión Educativa, Alicia Ricardi; y el Ing. Miguel Lifschitz, presidente de la Cámara de Diputados y ex gobernador de la Provincia de Santa Fe. La elección de los oradores no fue casual. Cada uno aportó una mirada para enriquecer el debate posterior.
Daniela Soldano, quien tiene experiencia en políticas sociales en contextos urbanos, marcó las dificultades que afronta hoy la escuela, como espacio propicio para la construcción de ciudadanía, con la permanencia de sus puertas cerradas. Habló de cómo contrarrestar las severas desigualdades que tiene hoy la sociedad y planteó la necesidad de repensar el rol de los gobiernos locales de modo que puedan intervenir más sobre la cuestión social para producir bienestar en sus sociedades: un Estado de bienestar de proximidad, propuso.
Miguel Lifschitz lamentó la falta de atención que se le está prestando a la educación y aseguró que el impacto que se ha producido en niños y jóvenes “es mayúsculo”. Al comparar, el ex gobernador mencionó que es probable que la salud y la economía empiecen a mostrar signos de mejoras en los próximos meses, “pero el impacto que ha tenido en el sistema educativo quizás no se recupere más”. Centró su preocupación en los “80 mil alumnos que no se vincularon con sus establecimientos estos meses”. Sostuvo que será necesario “diseñar mecanismos muy activos para traerlos, recuperarlos y reinsertarlos en el sistema educativo”, poniendo como ejemplo la experiencia del programa “Vuelvo a estudiar”.
El valor de la palabra de Alicia Ricardi estuvo en que puso sobre la mesa la experiencia concreta de cómo es enseñar en la virtualidad, con familias que no tienen accesibilidad, y de contextos muy desiguales, donde los bolsones de comida son una oportunidad para conectar. La plataforma virtual recogió muchos comentarios de sus colegas docentes distribuidos a lo largo y ancho de la bota.
Por último, Héctor Shalom relató una experiencia centrada en los adolescentes desarrollada durante la pandemia desde el Centro Ana Frank. La preocupación era no solo por la enorme deserción escolar (dijo que en tiempos normales más de la mitad de los alumnos en edad escolar están fuera del sistema), sino porque notaron que “los estudiantes dejaban de estar vinculados entre sí, con wifi o sin”. El proyecto se centra, entonces, en empoderar a los jóvenes, “como parte central del problema pero como actores privilegiados de la solución”. De este modo, buscan desarrollar habilidades y capacidades en los adolescentes para que puedan tomar sus propias decisiones: “Sino aumenta la vulnerabilidad y otros van a tomar decisiones por ellos”, remarcó. Y, además, potenciar la relación entre pares: “Todas las estrategias se vuelven más potentes cuando están en la voz de los mismos jóvenes”.
Ahora, los protagonistas son los observadores, quienes deben elaborar propuestas que intenten aportar soluciones posibles: “Experiencias pequeñas pero con grandes resultados, nuevas maneras y formas de afrontar problemas conocidos pero hoy diferentes, ideas para los nuevos desafíos, es la materia prima que se busca para establecer nuevas herramientas dentro de la situación”, explica Simoniello. La idea se cimienta en la necesidad de la participación activa y centralmente en dar la palabra en la búsqueda de lugares de compromiso.
Para esto, además de entregarles material orientador y de ofrecerles nuevos encuentros más personalizados con los expositores del coloquio, se definieron siete ejes (ver aparte) y se les pidió que elijan al menos tres prioridades. Los más elegidos fueron el desafío de restaurar los vínculos y lazos sociales; el de la comunicación inter pares, convocatoria a los jóvenes por jóvenes; y el del regreso a la escuela como espacio necesario de formación y socialización.
En esta etapa de elaboración de propuestas para abordar esos desafíos se encuentran ahora. “Es importante destacar el compromiso y el esfuerzo que, aun en estos momentos complejos que nos encontramos atravesando como sociedad, han demostrado y sostienen los integrantes de este Grupo de Observación. Sabemos que los tiempos han cambiado para todos, las rutinas y los espacios laborales se han visto profundamente modificados con la situación de pandemia. Aun así, estas personas se suman para participar, para aportar sus miradas, saberes e ideas en pos de buscar propuestas superadoras que colaboren a una construcción colectiva en una causa justa, que es una causa de todos”, cerró Simoniello con la expectativa puesta en los aportes que acerquen los observadores.
A los observadores se les compartieron 7 ejes elaborados según los desafíos que a para el regreso a las aulas:
- Garantizar la universalidad de la educación.
- La Virtualidad como componente necesario en el proceso de enseñanza/aprendizaje.
- El regreso a la escuela, como espacio necesario de formación y socialización.
- La generación de nuevas redes para la protección y garantía de derechos.
- La comunicación inter pares, convocatoria a los jóvenes por jóvenes, empoderamiento.
- Involucrar a las familias en un nuevo espacio de protagonismo.
- El desafío de restaurar los vínculos y lazos sociales.