- Usted se define como ecofeminista. ¿Qué es lo que caracteriza a esta corriente?
Doctora en historia y ecofeminista, consigna que el daño a las personas que hace la fumigación todavía no ha sido mensurado. La expulsión de la población del campo por efecto de prácticas concentradoras y la deuda legislativa.
- Usted se define como ecofeminista. ¿Qué es lo que caracteriza a esta corriente?
- El ecofeminismo parte de una teoría crítica por la que se abandona el antropocentrismo, para tomar una perspectiva biocéntrica. Sigue siendo Teoría Crítica pero NO de espaldas a la naturaleza, al contrario, entendiendo que somos una especie. La bióloga Vandana Shiva desde hace varias décadas y Yayo Herrero –más recientemente- suscriben a esta posición. Su perspectiva teórica tiene aplicación en la defensa de la salud y un cambio del modelo de producción extractivista, a uno que no agreda la naturaleza.
- ¿Aporta además una perspectiva democratizadora?
- Efectivamente, lo hace en dos planos, lo ambiental y lo social. Son conocidas las acciones que se desarrollan por la defensa de los glaciares, las montañas, la tierra, los bosques, los humedales, sobre todo ante la profunda crisis actual, porque el cambio climático ya está aquí.
- ¿Cuál es el daño que hace la producción extractivista?
- Los aparatos que se usan, en búsqueda de lucro fumigan, envenenan el agua, el aire, la tierra, pese a que se dispone de un marco jurídico nacional e internacional que protege de las sucesivas violencias ambientales: el artículo 41 de la Constitucion Nacional, la ley general del Ambiente (Nacional), el recientemente ratificado Acuerdo de Escazú (Costa Rica), entre otros.
En la provincia de Santa Fe, se suceden décadas de deforestación para ampliar la frontera agropecuaria, los últimos 25 años con un modelo de siembra y paquete tecnológico que involucra semilla transgénica, fertilizantes inorgánicos y agroquímicos. Un estudio de la Facultad de Ciencias Agrarias UNR afirma que el bosque de la cuña boscosa santafesina se redujo de 790.529 Hás a 404.672 entre 1976 y 2008, mientras que entre 2005 y 2008 la deforestación anual fue de 19.574 Hás.
- Esto tiene impacto también sobre la distribución de la población…
- Claro. La lucha por la tierra es otro aspecto relevante. La eliminación de tambos para beneficiar la producción monopólica de granos ha cambiado la distribución de la propiedad. La expulsión de población rural a las ciudades es un evidente hecho que contribuye al crecimiento de barrios periféricos, con afectación de los derechos constitucionales a un hábitat que permita una vida digna. Esta situación de deterioro ambiental y social progresivas pone en riesgo las generaciones actuales y futuras.
- ¿Cómo se percibe esto en nuestra provincia?
- En Santa Fe –como en Entre Ríos, BsAs y Córdoba-, tenemos "zonas de sacrificio": concepto que designa espacios donde los diversos daños producidos por tecnologías en procesos extractivistas ocasionan enfermedades, muertes prematuras, extinción de especies y calentamiento global.. En efecto: los millones de litros de pesticidas y herbicidas que se arrojan cada año sobre los cultivos transgénicos de soja y maíz principalmente, producen externalidades como las mencionadas.
En materia de salud se difunden evidencias como fotografías de pacientes expuestos a las fumigaciones. Entre los casos más frecuentes se mencionan cáncer, alergias, abortos espontáneos, nacimientos con deformaciones, entre otras afecciones. Los campamentos sanitarios realizados por los estudiantes de Ciencias Médicas de la UNR como requisito de graduación testimonian y documentan estos datos en cada pueblo fumigado.
- La cuestión de los efectos de la fumigación está actualmente más en agenda. ¿Está dimensionada la gravedad del problema?
- No se pudo lograr visibilizar estadísticamente el estado epidemiológico de la población fumigada pese al pedido a las gestiones socialistas, por parte del Movimiento Paren de Fumigarnos, de registrar la localización de las y los pacientes con las enfermedades citadas cuando la consulta se hace en los hospitales públicos urbanos. Cuatro proyectos de ley pidiendo la regulación de aspersiones de agrotóxicos y el fomento de la agroecología han sido impulsados por Paren de Fumigarnos (además de un primer proyecto presentado con anterioridad por el diputado Zabalza), en un lapso de tiempo que supera la década. Dos veces sin tratamiento o ignorado por ambas cámaras, una tercera vez con media sanción y dejado caer en Senado, y actualmente en Comisión de Ambiente de Diputados, pero aún sin tratamiento cuando ya se termina el período ordinario.
- Lo que sí hay es más movilización social con este tema.
- Justamente, otra convergencia del movimiento ambiental con el activismo de las mujeres tiene lugar a través de un empoderamiento manifestado a través de la presentación de amparos judiciales contra la expropiación de sus chacras y por el cese de la fumigación de sus viviendas y campos (que en un inventario realizado por Fernando Cabaleiro supera más de medio centenar). Pero tal vez lo más importante sea la construcción alternativa de producción en modos de gestión innovadores. Las mujeres rurales están rápidamente cambiando sus formas de gestión de la unidad productiva, la distribución de tareas domésticas y rurales, la organización de huertas, jardines, corrales de animales domésticos, elaboración de subproductos, comercialización en ferias y mercados de cercanía.
- ¿Cómo se canaliza todo ésto?
- Las actividades de las asociaciones de mujeres en Encuentros de intercambios de semillas y prácticas agroecológicas de Mujeres Rurales Argentinas, de la Unión de Trabajadores/as de la tierra (UTT), y Productoras de la Verdecita-entre otras- se manifiestan en dos sentidos: resistiendo al modelo extractivista del agronegocio y construyendo formas de producción compatibles con el bienestar y la salud socioambiental en tiempos de cambio climático.
La multisectorial Paren de Fumigarnos remitió una "carta necesaria" a la diputada Erica Hynes, presidenta de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales, para reclamar el tratamiento del proyecto que modifica la ley 11.273 (de agroquímicos), que el año pasado tuvo aprobación en esa Cámara y luego caducó en el Senado. Previamente habían hecho lo propio con las ministras de Salud, Sonia Martorano, y de Medio Ambiente, Erika Gonnet.
"Ya no podemos permitir que niñas y niños sigan muriendo de cáncer en su primera infancia, que innumerables parejas no puedan llevar a cabo el deseo de ser madres y padres, que los niños y niñas sigan naciendo con innumerables malformaciones congénitas. Que la población adulta tenga interminables patologías crónicas que siguen generando incapacidad laboral… Todo esto lleva a que salud pública invierta todos sus recursos para paliar tanto daño generado por el modelo del agronegocio", consignan.
Por lo tanto le volvemos a pedir que se trate el proyecto modificatorio de la ley 11273/95, expte N° 39293, antes de que termine el actual periodo ordinario legislativo porque es el deber que tienen quienes legislan con el pueblo santafesino en pos de mejorar la salud de los pobladores y del propio territorio.