Peco el fileteador: custodio santafesino de un oficio que es Patrimonio de la Humanidad
Oscar Pecorari lleva medio siglo consagrado al fileteado porteño. Durante muchos años plasmó su arte en los colectivos de la ciudad y luego lo desplegó en una paseo de la Costanera. Hace dos años, expuso en China. La historia de un artista cuyo anhelo es que su trabajo le gane la pulseada al paso del tiempo.
Archivo El Litoral / Mauricio Garín Oscar Pecorari representa la supervivencia en Santa Fe de un oficio que forma parte del Patrimonio de la Humanidad, en el cual ingresó cuando era muy joven.
El arte del fileteado fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el año 2015. En la ciudad de Santa Fe, el que custodia este oficio desde hace décadas es Oscar Pecorari, conocido por propios y ajenos directamente como “Peco”, sobre todo por sus años como expositor en el paseo de artesanos de la Costanera. “Peco”, que hace pocos días compartió su mirada sobre el fileteado en un video que se encuentra disponible en la plataforma Capital Cultural de la Municipalidad de Santa Fe, tiene una historia que merece ser contada. Sólo algunos capítulos ya dan cuenta de esto: desde principios de los ‘80 hasta bien entrado el siglo XXI dejó su impronta artística en los colectivos de la ciudad, llegó a exponer varias veces en Buenos Aires (incluso en el Museo del Senado de la Nación) y parte de su obra se eligió hace un par de años para ser presentada en dos ciudades de China.
“Empecé pintando letras, algo que aprendí cuando tenía 13 años. O sea que va a hacer 55 años que llevo en este oficio”, cuenta a El Litoral. Así comienza una charla que demuestra que, además de artista, Pecorari es un personaje que sabe generar expectativa, cómo los buenos narradores. Técnico Mecánico Nacional recibido en la Escuela Avellaneda, “Peco” debió trabajar en varias cosas antes de poder dedicarse de lleno al fileteado. Es que en su casa paterna había que ayudar a parar la olla. “Me tuve que ir a trabajar a Salta y después en Puerto Piray, en Misiones, a 100 kilómetros de las Cataratas del Iguazú. A principio del año 1979 volví a Santa Fe. Era el momento del boom de las renovaciones y empecé a trabajar en el fileteado de los colectivos. Lo hacía de día, de noche, incluso los fines de semana. Trabajé para todas las líneas, las carroceras y los talleres”, recuerda.
Las huellas artísticas de “Peco” se proyectaron durante décadas en los coches que surcaban la ciudad, hasta aproximadamente 2003. “Después de la inundación el transporte colapsó y los que lo tomaron consideraron que el fileteado era un gasto. Después de ese año seguí trabajando con dos líneas, que después lo abandonaron y la última que resistió fue la línea 18, hasta 2006. Ahí me quedé sin trabajo porque me había dedicado toda la vida a filetear colectivos”, cuenta. “Cuando era joven no pensaba que el fileteado de colectivos se iba a terminar. Pero todo cambia, todo se transforma. Tenía que seguir viviendo, entonces empecé a llevar mi trabajo a la Costanera. Fui fundador, junto a otros, de uno de los paseos de artesanos de ese espacio de la ciduad. Estuve 12 años ahí, era mi vidriera, me servía para sobrevivir”, explica.
Archivo El Litoral En 2018, con motivo de los 100 años de El Litoral, Peco dejó su presente.
En 2018, con motivo de los 100 años de El Litoral, Peco dejó su presente. Foto: Archivo El Litoral
Luego de un infarto que lo mantuvo internado durante más de dos meses en 2014, “Peco” debió reducir su labor. “Eso precipitó que trabaje menos. Fui a la Costanera hasta el primer domingo de diciembre de 2016 y después no pude ir más. Perdí la vidriera, pero todavía tengo algunos clientes que me van a ver al taller”, señala.
“Soy autodidacta”
A Oscar Pecorari no le gusta que lo llamen por su nombre. Prefiere “Peco”. “Si me dicen Oscar, pienso que le hablan a otra persona”, dice, entre risas. Cuando se le pregunta que fue lo que lo llevó al fileteado, cuenta que desde chico le atraían esos ornamentos tan particulares. “Era muy chico y en Santa Fe no se veía mucho. Pero de vez en cuando aparecía algún carro o algún camión fileteados. Salíamos a caminar y cuando veía alguno me quedaba a mirarlo. Tanto que mi viejo me tenía que llevar a la rastra”, relata. “Pero no había tantas facilidades como ahora, donde buscás la palabra ‘fileteado’ en Internet y te aparecen dos millones de fotos. Así que empecé a juntar recortes de revistas sobre el tema desde 1970. Y los estudiaba mucho. La ventaja que tenía era que manejaba bien los pinceles”, explica.
“Peco” aclara que aprendió, en general, en forma autodidacta, ya que por ser un oficio eminentemente porteño no había en la capital provincial alguien de quien aprenderlo. “Por eso soy representante en Buenos Aires de Santa Fe. De hecho, mi slogan es filete porteño hecho en Santa Fe. Eso lo tuve que hacer porque en las exposiciones, donde nos juntamos artesanos de todo el país, ponían mi nombre pero no mi lugar de origen. Yo quería que pongan que era de la ciudad de Santa Fe para no pasar como un fileteador más de Buenos Aires. Siempre defendí a Santa Fe y al interior, donde hay gente que hace cosas maravillosas”, asegura.
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Un lugar en Santa Fe
Muchos años de trabajo sostenido para mostrar la obra de sus manos en la Costanera santafesina lo hicieron conocido entre la gente, que lo identifica mucho con esas líneas trazadas con colores fuertes que confluyen en espirales. Sin embargo, “Peco” siente que su trabajo necesita mayor difusión en su ciudad natal. “He expuesto más veces en Buenos Aires que en Santa Fe”, dice. De hecho, su trabajo pudo verse, en forma conjunta con la Asociación de Fileteadores, en la Legislatura Porteña, en Tecnópolis y en el Museo del Senado de la Nación. Inclusive, parte de su obra estuvo expuesta en China, en el año 2018. “En Santa Fe expuse una sola vez, en la Sala del Teatro Municipal, en una actividad que organizó la Municipalidad. Lo que yo quiero que la gente pueda disfrutar mi trabajo como lo disfrutan en Buenos Aires. Me duele mucho, porque tengo un montón de cosas guardadas que nadie puede ver. De alguna manera, todo eso se pierde”, manifiesta.
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Porvenir complicado
¿Hay futuro para el oficio del fileteador en Santa Fe? Ante la pregunta de El Litoral, Oscar Pecorari no duda. “No. se muere el Peco y se termina el filete en Santa Fe. Quedará el recuerdo de las obras y nada más. Me han tildado de mezquino, de que no quiero enseñar para que no me quiten el trabajo. Están muy errados. Lo que pasa es que vivimos en una sociedad que quiere todo ya. Para filetear, tenés que tener dominio de los pinceles. Recién podés lograrlo cuando manejás bien el pincel. Y para eso, tenés que estar mucho tiempo haciendo trazos”, concluye.