La iniciativa fue de Diego José Reimundo Hernández, el ex boxeador nacido hace 41 años en Villa Ángela, Chaco, y que actualmente reside en la ciudad de Rafaela. El "Tejano", como se lo conoce en el mundo del boxeo, desarrolló la actividad profesionalmente desde 2004 hasta 2009, años durante los cuales combatió 28 veces como rentado en categorías pluma y gallo, ganando en 17 oportunidades (9 KOs), con 10 reveses y 1 empate.
Hernández, quien llegó a ser campeón argentino en división gallo a mediados de 2007, al vencer a Diego Oscar Silva en la ciudad de Caseros, ahora es promotor de boxeo, pero dadas las circunstancias vividas desde hace varios meses debido a la pandemia de Covid-19, la cual determinó la implementación de la cuarentena primero y el aislamiento después, decidió organizar un torneo virtual de sombra, que es uno de los ejercicios primordiales en el entrenamiento de los pugilistas, para mantener incentivados a los jóvenes proyectos de diversos gimnasios y escuelas de boxeo, no sólo de Santa Fe, sino de localidades de otras provincias, como Buenos Aires (pionera en este tipo de certamen), Córdoba, Chaco y Santiago del Estero.
El campeonato comenzó hace más de dos meses, con la participación de cerca de 50 representantes de las provincias mencionadas. Según el organizador del mismo, el objetivo siempre fue incentivar a los prospectos del pugilismo, y mantener en actividad (cumpliendo con los respectivos protocolos sanitarios) a los entrenadores en los gimnasios.
Luego de varias jornadas de competencias, en las cuales los participantes fueron eliminándose por medio de las puntuaciones de los integrantes del jurado (lógicamente neutrales), quienes votaron a través de links luego de observar los vídeos de los pugilistas en acción, llegaron a la final masculina Santiago Fussi y Emiliano Pacheco.
Quien resultó ganador fue Fussi, entrenado por Carlos "Pepón" Molina en el gimnasio Darío Oliva de la ciudad de Sauce Viejo; siendo sub campeón Pacheco, orientado por Alejandro Pacheco y Juan Carlos Lucca, ambos profesores del gimnasio "Zurdo" Herrera Boxing Club, de San Justo (Santa Fe).
En el orden femenino, resultó campeona del torneo virtual de sombra ReyBox, la representante del Gimnasio "Zurdo" Herrera de San Justo (Santa Fe), Belén Filippa.
La presunta pelea entre Mike Tyson y Roy Jones demostró como mínimo que el boxeo es el deporte menos apto para las exhibiciones y que aun en su vertiente circense tiene limitaciones insalvables.
A mitad de camino entre una disputa oficial y una mera sesión de guantes, Tyson y Jones compartieron un rato de acopio de billetes y apenas, en el mejor de los casos, el orgullo de haber demostrado una buena condición atlética.
De 54 años Tyson, de 51 Jones, afrontaron 16 minutos de relativa intensidad. En realidad, casi todo fue relativo en el contexto de un espectáculo cuyo tenor específico nunca estuvo demasiado claro. Muy exhibición para pelea, mucha pelea para exhibición y al final de cuentas un híbrido que rozó el patetismo.
Si insulso es el boxeo para prácticas sin vencedores ni vencidos, qué decir con Tyson como protagonista, otrora un feroz animal noqueador y hoy la sombra de una sombra.
Tan descolorido y desvaído, Tyson, que aun cuando su propósito hubiera sido noquear a Jones, habrían sido insuficientes sus embates anunciados y sobreactuados. Y si Jones se hubiera propuesto imponer la pureza del boxeo preciosista que lo distinguió, habría sido insuficiente su mímica de cintura y jab.
¿Alguien esperaba algo diferente? Quién sabe. Salvo para los interesados directos, boxeadores y personas ligadas de una u otra manera al show, este regreso de dos grandes boxeadores ha tenido más cara de letanía que de alegría.
¿Nostalgia? Nostalgia sí, pero en su vertiente más específica: nostalgia por el bien perdido.
¿Nostalgia de Mike Tyson y Roy Jones? No exactamente. Más bien nostalgia del boxeo en serio. O del boxeo, a secas.