Desde una perspectiva antropológica han sido redes de apoyo tan antiguas como la vida misma. Muchas aristócratas romanas, por ejemplo, empleaban a otras mujeres, entre ellas esclavas, para dar de mamar a sus hijos. Y es que las nodrizas han estado presentes en diferentes culturas.
Sin embargo, para la comunidad musulmana, independientemente del lugar geográfico, las nodrizas representan un aspecto religioso a tener en cuenta a la hora de contraer matrimonio, ya que en el Corán, el texto sagrado del islam, se habla del parentesco de leche.
Tenés que leerBuscan crear bancos de leche materna en Santa FeSu religión, según explica Mohammed Dahiri, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense de Madrid, reconoce tres tipos de parentesco:
- Nasab o por consanguinidad
- Musahara o por afinidad: el matrimonio
- Rida´a o por el hecho de haber compartido la misma leche
Dos personas que no comparten ningún vínculo de sangre y que fueron amamantadas por la misma mujer son consideradas, a la luz de esa fe, hermanas y, por ende, su unión en matrimonio está prohibida. Lo indica claramente el Corán, el texto sagrado del islam, en el verso 23 de la Sura de Las Mujeres (uno de sus 114 capítulos):
Se os prohíben vuestras madres, hijas, hermanas, tías paternas, tías maternas, las hijas de vuestro hermano, las hijas de vuestra hermana, vuestras madres de leche que os amamantaron, vuestras hermanas de leche, las madres de vuestras esposas y las hijastras que estén bajo vuestra protección (…).
Aunque han pasado varios siglos desde que se originó ese hadiz y pese a que darles el pecho a niños ajenos ya no es tan común, Rachid El Hour, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Salamanca, dice que el parentesco de leche sigue existiendo.
En zonas rurales de varias naciones musulmanas, como por ejemplo Argelia, Marruecos y Turquía, se establecieron vínculos de leche por diferentes razones.
De hecho, leyó sobre el caso de un matrimonio marroquí del siglo XXI en una de las revistas de contenido religioso más importantes del mundo árabe musulmán. La pareja descubrió, después de años de casados y de tener hijos, que eran hermanos de leche. Le preguntaron a un muftí qué es lo que el derecho marroquí actual dicta al respecto, si se les podía divorciar y cuál era el paso correcto a seguir, cuestiones sobre las que el jurisconsulto del derecho islámico no los pudo orientar. El caso pasó al Consejo Religioso Marroquí y después al Tribunal Supremo de Asuntos Religiosos, instancia que se pronunció con sumo cuidado "porque estaba en juego una familia":
"Se rechaza el concepto de divorciar porque se dice que el matrimonio es inválido desde su inicio (se fundamentó sobre algo que no es legal), por lo cual es una simple separación. Ni siquiera hay que recurrir a los tribunales para conseguir el acta de divorcio", explica Rachid.
"Lo mejor que te puedo ofrecer"
Más allá de la discusión jurídica y científica del más alto nivel, la forma en que el parentesco de leche se ha dado en algunas comunidades también dice mucho del funcionamiento de las mismas.
En zonas apartadas, cuando las mujeres tenían problemas para amamantar a sus hijos y no tenían acceso a leche de fórmula, amigas o vecinas se ofrecían a alimentar a sus hijos. Y es que, el cuidado de los infantes era percibido como una tarea que compartían todas las madres de un determinado grupo.
En el pasado, en zonas apartadas, las madres de muchos de esos hermanos de leche tuvieron que acudir a amigas y vecinas porque por motivos biológicos o médicos no pudieron darles el pecho a sus recién nacidos y no existía la cultura de la leche de fórmula. "Por encima de todo, está el bienestar del niño", señala Rachid, quien reflexiona sobre cómo amamantar a un bebé que no puede recibir la leche de su madre ha sido visto como un acto social y también de índole religiosa. De hecho, el verso 233 de la Sura de La Vaca del Corán señala: "Las madres deberán amamantar a sus hijos durante dos años completos, si se desea completar la lactancia". "Cualquier madre musulmana puede prestarse a hacer ese favor. Culturalmente no hay problema alguno", indica el profesor.
Esto no se registra en ningún sitio, la referencia es puramente oral. Son los padres los que advierten sobre el vínculo, pero en algunos casos esta práctica ha sido un reflejo de algo más: es una manifestación de aprecio en una cultura del contacto, de compartir, de la hospitalidad. La madre que ofrece su leche al hijo de su amiga sabiendo que esta puede amamantarlo sin problema, "es lo mejor que te puedo ofrecer: que mi hijo sea hermano del tuyo".
Pero aunque desde hace tres décadas la leche de fórmula, el desplazamiento hacia las ciudades y la expansión de los centros urbanos han contribuido a la desaparición de las nodrizas, hay un nuevo fenómeno que impacta en las comunidades islámicas del mundo: los bancos de leche que existen en los sistemas de salud de varios países que no son de mayoría musulmana y generan debate entre expertos del islam por su carácter anónimo.
Hay un temor de que en el futuro puedan contraer matrimonio con alguien con quien estén emparentados de ese modo sin saberlo, debido a su anonimato. Existe un "recelo", a pesar de que es una estadística muy improbable, pero esta incertidumbre ha hecho que desde el punto de vista de los expertos jurídicos, no los recomienden.
Tenés que leerPiden continuar con la lactancia materna aunque la madre tenga coronavirusEn diciembre, por ejemplo, la apertura de un banco de leche materna en Bangladesh se tuvo que suspender porque varios líderes religiosos expresaron su preocupación ante el riesgo potencial de que se establecieran parentescos de leche y matrimonios futuros.
Sin embargo, Fariduddin Masoud, un destacado clérigo de ese país asiático exhortó a las autoridades a averiguar la forma en que otras naciones de mayoría musulmana han logrado establecer bancos de leche materna. "Deberíamos sentarnos juntos para encontrar una solución", dijo el religioso, según reportó la agencia AFP. Esto es porque los expertos de las jurisprudencia chiita y sunita pueden llegar a tener interpretaciones diferentes sobre un mismo tema. En algunos países los bancos de leche no se recomiendan, mientras que en otros se han analizado modelos alternativos para que se ajusten a la religión.
Irán, que es un país de mayoría musulmana chiita, cuenta con 11 bancos de leche materna. Y es que la jurisprudencia chiita y sunita pueden llegar a tener interpretaciones diferentes. En lo que respecta a la leche materna y las preocupaciones sobre el parentesco, los clérigos chiitas de la república islámica señalaron que para se establezca ese vínculo se necesitan varias condiciones. Dos de ellas son: que el niño succione directamente del pezón (sin nada en el medio) y que la leche sea de una única mujer. Por eso, en sus bancos de leche se mezclan las leches de dos o tres mujeres.
Estudiosos de otras naciones musulmanas han puesto sobre la mesa modelos alternativos a los occidentales, en los que existan determinadas reglas que no choquen con las creencias religiosas. Una de ellas es la divulgación de la identidad de la madre donante a la familia receptora.
Pese a que el parentesco de leche establece un vínculo íntimo, no se considera equivalente a la consanguinidad, aclara Ayman Shabana, profesor asociado de Teología de la Universidad Georgetown en Qatar. Y "no involucra ciertas dimensiones de esa relación, como lo que tiene que ver con las obligaciones económicas o los derechos de herencia".
Aunque no toma los apellidos de la mujer que lo amamantó o de su esposo, el niño es tratado como un miembro de la familia. Ninguna de las dos familias asume responsabilidades legales o financieras para con la otra y los niños no tienen por qué adquirir el apellido de la lactante o el de su esposo.
Aunque en los países musulmanes suele ser una pariente o una amiga de la familia quien asume este tipo de lactancia, en algunos casos "el único compromiso financiero" que se pudiera derivar del amamantamiento "es el pago que se estipule para la nodriza por sus servicios durante el tiempo que los preste". Así lo indica Delfina Serrano, arabista del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. Y los niños al crecer son tratados como si fueran de su familia. Al relacionarse —explica la experta— no hay por qué guardar las normas de segregación de los sexos, algo muy importante en las sociedades musulmanes.
Por ejemplo, las mujeres no deberían estar a solas con hombres que no son sus parientes y, en algunos países, deben cubrirse la cabeza en lugares en los que haya hombres que no son de su familia. Pero en el caso del parentesco de leche, "una mujer no se tiene que poner el velo delante de un hombre que amamantó cuando era niño", le dice a BBC Mundo. Y "un chico y una chica que sean hermanos de leche pueden estar solos en una habitación".