A la vera de las vías del ferrocarril, ahora se colocaron 754 m2 de veredas de baldosas de 40 x 40; 754 m2 de adoquines intertrabados; bancos nuevos; cestos de residuos; bolardos; bicicleteros; maceteros; nuevas columnas con luminarias led; juegos para niños y aparatos para realizar actividad física. Resta sumar otras características, como bebederos.
El acto, fue transmitido íntegramente por redes sociales y contó con la presencia de autoridades provinciales, regionales y locales, que respaldaron al presidente César Bainotti. Entre quienes mostraron su apoyo, se destacaron los familiares directos de Elena Charmion Murray (la persona que inspiró el nombre de la plazoleta); el senador Lisandro Enrico; la diputada provincial Ximena Solá; el intendente de Rufino, Natalio Lattanzi y la concejala de esa ciudad, Gisela Reinoso; el presidente comunal de Diego de Alvear, Daniel Sagardia; y representantes de los cultos religiosos.
Además, el ex presidente de la Nación, Mauricio Macri, estuvo presente mediante un saludo en video enviado especialmente por el evento. Luego se sumaron para compartir recuerdos los nietos de Doña Elena; Giulia Luciano, que dejó un mensaje en representación de los niños del pueblo; y las hermanas Simona y Luana Alba, que reflexionaron en nombre de las familias por la imponente obra.
Debe señalarse que el antecedente inmediato a esta iniciativa, fue la buena performance de la gestión Bainotti tras un convenio con la Secretaría de Hábitat durante el gobierno de Cambiemos. Desde el momento cero, la iniciativa contempló que la Comuna de Sancti Spiritu pusiera a disposición la mano de obra, mientras que los materiales llegarían por parte de la Nación. Y así fue, como paso a paso, el espacio fue tomando forma, con el arribo de los elementos aportados por la Secretaría de Infraestructura del Ministerio del Interior y Obras Públicas.
Bainotti, recordó en primer lugar que fueron muchos los viajes a la Capital Federal hasta conseguir el aval. “Hubo cercanía con nuestros gobernantes, que enseguida nos pidieron proyectos para encarar en espacios públicos y a la vez abiertos. Nosotros ya habíamos refaccionado gran parte del Pueblo Nuevo, incluida la plaza principal y habíamos intervenido la plaza del otro sector de la localidad”, aclaró.
Fue entonces que el colaborador Andrés De Franceso, junto al ingeniero Juan Pablo Trombini, apuntalaron la idea: “Como comisión comunal, nos resultó fantástico. Lo presentamos a Nación, lo aceptaron y acá estamos, pisando ese proyecto que una vez plasmamos en papel”.
El presidente comunal, no ocultó su felicidad. De hecho, días previos junto a su grupo más cercano encendieron por primera vez las luces led para observar el cambio y el momento resultó mágico. “Hay muchas cosas que nos hacen felices. No trabajamos porque esperamos un ‘gracias’. Queremos otras cosas. Nos sentimos felices como comisión cuando la gente viene y disfruta estos espacios, con sus familias, hijos, papás y nietos. Ahí es cuando sentimos la devolución por el esfuerzo de construir esta nueva plaza”.
Sin pasarse por alto los agradecimientos, hizo mención especial a quienes fueron parte, “desde el primero al último de los trabajadores que pasaron por el lugar”. En este orden, insistió en que la comunidad cuide el espacio, porque “le ponemos el corazón y todo lo que tenemos a las iniciativas para que el pueblo siga avanzando”.
“En este corto tiempo que estamos, aprendimos a marcarnos metas y lo que hacemos todos los días es trabajar. Nos agrada lo que hacemos. Por eso estoy feliz de compartir el trabajo con una comisión joven, que tiene los mismos valores que nuestros mayores. Van para adelante con esfuerzo y empuje. Dejan todo, más allá de las críticas”, cerró
En el 2000 y con la llegada de la primavera, Sancti Spiritu cumplía sus jóvenes 100 años. La comisión comunal del momento, con el señor Luis Coccoz a la cabeza, decidió reconocer a distintas personas de la localidad por su aporte desinteresado, trabajo y solidaridad. Varias calles adoptaron estos nombres como Rina y Enrique Vasallo; Nuestros Médicos; Gatti; Raúl Marchetti; Epifanio Quevedo; Ayub; Vittali; y Coppioli. Pero la vocación de solidaridad que tenía Doña Elena, hizo que se ganara un peldaño más.
Descripta como una filántropa, las historias cuentan entre otras cosas que supo dar alojamiento a viajeros en su estancia y hasta a algunos les tramitó la jubilación o pensión con gestores locales. Asimismo, hizo exclusivo un pequeño tambo del cual sacaba leche todos los días para traerle a gente carenciada de ese momento en la localidad.
Realizaba donaciones múltiples al hospital y disfrutaba visitar enfermos con necesidades que concurrían al nosocomio. Muchos desconocían la historia del nombre, pero la recordaban como la “inglesa de los flamencos”, señora alta que no pasaba desapercibida físicamente y que despertaba el reconocimiento de sus pares por el accionar cotidiano totalmente desinteresado.
Fue esa solidaridad que la comisión comunal de aquel entonces vio en Doña Elena Charmion de Murray. Por eso lleva su nombre el espacio y consta en el acta Nº 446 del 2000. “La plazoleta ubicada frente a la avenida San Martín, que se llama Muguel Grass, se llamará Doña Elena”. Es para aclarar, que la persona distinguida se encuentra oficialmente en la Galería de los Homenajeados del Centro de Formación Comunal.