La pandemia trastocó la vida de todas y todos. Pero hubo sectores de la sociedad a los que el aislamiento -y luego el distanciamiento- necesario para evitar el contagio del Covid-19 impactó más fuerte, ya que son sectores en los que los vínculos sociales son esenciales. Éste es el caso de las personas con discapacidad, quienes precisan una atención permanente para su desenvolvimiento integral, con cuidados y apoyo familiar y de profesionales.
Es por ello que el pasado 2 de diciembre no fue un día más para los trabajadores del Centro Ocupacional San José, de la Localidad de Ángel Gallardo, que celebró su 25° aniversario. Si bien la institución había comenzado a funcionar un 7 de agosto de 1995, unos meses después formalizó su creación. Y ahora celebra sus "bodas de plata" al servicio de la comunidad.
Al Centro Ocupacional San José ubicado sobre avenida Los Quinteros 2569, de Ángel Gallardo -en el área metropolitana santafesina-, asistían antes de la pandemia 44 personas con discapacidad mental, jóvenes y adultos de hasta 50 años con o sin asociaciones motrices o sensoriales, a quienes se los denomina concurrentes. Llegaban desde la ciudad de Santa Fe, Santo Tomé, Arroyo Aguiar, Santa Rosa de Calchines, Monte Vera y Ángel Gallardo, entre otras. Ahora reciben el apoyo necesario mediante la virtualidad.
Todo un desafío para ellas y ellos, para sus familias y para los trabajadores de la institución, conformado el equipo de Gestión (4 personas), el equipo Técnico y profesional (18 personas) y el equipo de maestranza y asistencia personal (4 personas).
En los últimos años hubo un cambio de paradigma con un modelo social de la discapacidad. "Antes era un modelo médico y hoy rige un paradigma social que se refleja en el paraguas que brinda la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad", apunta Mirna Marozzi, directora del Centro Ocupacional San José. Sin dudas fue un hito. La Convención fue aprobada en el año 2006 por las Naciones Unidas, y por Argentina en el año 2008 (Ley N° 26.378), con jerarquía constitucional a partir de diciembre de 2014 (LeyN° 27.044).
La convención, al plasmar el modelo social de la discapacidad y sus principios de respeto de la dignidad, de la autonomía individual, de la libertad de tomar las propias decisiones, de no discriminación, de igualdad, de participación e inclusión plenas, entre otros, obliga a posicionarse de otra manera: la persona con discapacidad ya no puede ser considerado un sujeto de protección, de asistencia y de rehabilitación permanente y a ultranza, sino que, primordialmente, hay que pararse de igual a igual frente a una persona, con sus singularidades, como cualquier otra.
Con ese respaldo gubernamental, el trabajo que lleva adelante la institución se basa en un denominado "proyecto vital", es decir, el proyecto de vida de cada persona concurrente, junto a las expectativas que tiene su familia "y lo que está a nuestro alcance", dice Marozzi. "Se tienen en cuenta sus intereses, motivaciones y posibilidades, e intentamos darle herramientas para que pueda tener el ejercicio activo de interrelación con la comunidad". Así algunos concurrentes lograron finalizar sus estudios de nivel secundario y otros se insertaron en el mundo laboral. También están quienes por sus condiciones lograron desarrollar su autonomía en el hogar y su entorno, como por ejemplo en clubes y en actividades culturales.
Luego de atravesar un año muy difícil y lleno de desafíos para este sector de la sociedad, debido a la pandemia, hoy Marozzi mira hacia atrás y recuerda el camino transitado con cierta satisfacción. "Cuando comenzó el aislamiento se suspendieron todas las prestaciones de la institución y hoy sólo asistimos de manera presencial quienes cumplimos tareas administrativas y preparamos los bolsones de mercadería y material didáctico para trabajar desde la virtualidad, entre otras cosas", describe. "La pandemia hizo que debamos reacomodarnos, tanto nosotros como las familias con quienes tenemos un vínculo de muchos años. Y encontrarse de repente con que no contábamos con esa rutina fue muy difícil".
"A esto le sumamos que muchas personas no podían comprender de qué se trataba el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) y querían volver a sus rutinas", describe Marozzi. "Esto les causaba ansiedad, inquietud y malestar. Entonces fuimos asistiendo a las familias de manera virtual, luego con consultorios externos -cuando se habilitaron-, y debimos acomodarnos como equipo de trabajo, aprender a utilizar las plataformas virtuales. Hoy tenemos un engranaje aceitado que nos permite involucrarnos más con las familias y los concurrentes".
Ese aprendizaje también fue un tránsito para las personas con discapacidad. Ellas y ellos debieron aprender a utilizar los dispositivos digitales. En muchos casos conocieron un mundo diferente. "Les dio cierta autonomía en las comunicaciones, crearon grupos virtuales y se sumaron a los talleres de cocina de la institución, de sexualidad y participan de la radio comunitaria "Frecuencia Integrada" (FM 100.1), en la que potenciaron las entrevistas y conocieron más gente, es decir que nos amplió el espectro", cuenta la directora de la institución. Y destaca además la posibilidad de realizar pasantías a través de un convenio con la Universidad Católica de Santa Fe.
También, la directora del Centro Ocupacional San José mencionó las actividades conjuntas con la Municipalidad de Santa Fe, desde el denominado "Patio Virtual", en el que a través de juegos y actividades, las personas aprenden a lograr su autonomía y a no tener tanta dependencia con sus familiares "para tener sus opiniones, porque muchas veces se da que esas opiniones están dirigidas por sus padres".
Por último, Marozzi reflexionó sobre la pandemia como una oportunidad diferente. "Fue una posibilidad que permitió establecer los vínculos desde otro lugar", dijo, en relación con el aprendizaje que dejó este momento de la humanidad. "Y el saldo es positivo, porque es muchísimo el esfuerzo, la disposición del personal de la institución y la atención brindada en algunos casos puntuales".
Trabajo interdisciplinario e interinstitucional
Desde el Centro Ocupacional San José destacan que la nueva realidad que impuso la pandemia hizo que muchas instituciones que se avocan a la discapacidad se vinculen de manera interinstitucional. "Nos ha unido y nos vamos respaldando unas a otras con cada necesidad", señaló su directora, Mirna Marozzi.
Ocupar un vacío en la sociedad santafesina
El Centro Ocupacional San José es una organización de la sociedad civil (OSC) dependiente de la Asociación Discapacitados San José. Fundado en el año 1995 por iniciativa de un grupo de cinco padres preocupados por que sus hijos con discapacidad tengan un lugar de integración social al culminar su educación especial en la escuela Sara Faisal. En Santa Fe no había un espacio con dichas características. Aquellos cinco padres eran Candioti, Orellano, Prósperi, Sordo y Córdoba.
Ante la disyuntiva, fundaron la Asociación y más tarde obtuvieron el predio de tres hectáreas en Ángel Gallardo, que fue cercado con alambrado olímpico. Luego se comenzó la construcción de una serie de mejoras edilicias, con fondos provenientes casi en su totalidad de subsidios gestionados por el entonces diputado nacional Hugo Rodríguez Sañudo.
Hoy cuentan con un talleres y espacios de: Cocina, Ping-pong (intercambio con la comunidad), Huerta y jardinería, Carpintería, una radio comunitaria (Frecuencia integrada FM 100.1), un taller de Sexualidad, otro de Psicomotricidad, Encuentro de mujeres, Espacio de música, Equinoterapia, Estimulación Cognitiva, Danzas, Teatro, Educación Física, Actualidad y debate, Dispositivo Familiar, Encuentro de Hermanos, Servicio para la vida autónoma, Asesoramiento médico y nutricional, Espacios de Psicología y de Terapia Ocupacional, Actividades de verano, Viajes y salidas, Acompañamientos Terapéuticos en domicilio, entre otros.