Al peor año de las últimas dos décadas le faltan algunos días para terminar. Pasaron tantas cosas desde el 20 de marzo, por fijar una fecha que permanecerá en nuestra memoria, que recordar algunas permitirá reconstruir un tiempo que no olvidaremos jamás. Bil Gates dijo, no hace mucho, que estamos viviendo una guerra mundial sin guerra. Es nuestra posguerra sin los 20 millones de muertos de la Primera Guerra Mundial ni los 60 millones de la Segunda.
Las consecuencias de la pandemia fueron devastadoras en las economías de todo el mundo a excepción, según las estadísticas que se publican, de la de China y en menor medida el resto de las asiáticas más importantes.
Sin tener en cuenta el contexto y las medidas extraordinarias que los países y organismos de todos los continentes están tomando, es absurdo hacer un análisis sobre el desempeño de la economía argentina. No pueden publicarse las estadísticas de la balanza comercial, por ejemplo, pasando por alto que el comercio mundial no funcionó normalmente como consecuencia de la pandemia, que los países estuvieron cerrados casi todo el año y que las economías de casi todo el mundo entraron en recesión al mismo tiempo de una manera que no lo hacían desde la crisis de 1929.
En este contexto, los funcionarios argentinos, que tenían como objetivo cuando asumieron renegociar la monumental deuda pública y poner en marcha la economía, sumaron una crisis económica global que, como la mayoría de los gobernantes de todas partes, debieron enfrentar sobre la marcha y con medidas nunca antes probadas, con los porcentajes de aciertos y errores que estas decisiones tienen en contextos históricos extraordinarios.
En el caso de Argentina, debe agregarse además las condiciones propias del país: un gran porcentaje de la economía en la informalidad e ilegalidad y una sociedad poco bancarizada, lo que hizo muy complicado hacer que la ayuda estatal llegara rápido, de manera eficiente y a quienes efectivamente lo necesitaran.
Pese a ello medidas como el programa ATP, los créditos subisidiados al comercio y a la industria, el Previaje, la prórroga del pago de los aportes a la seguridad social, las moratorias de los estados nacional y provincial y el IFE, por nombrar solo algunos, ayudaron a atravesar la crisis.
Después de la paralización de abril y mayo, la economía empezó de a poco a funcionar y hoy la mayoría de los sectores, está recuperándose a buen ritmo y otros, como los vinculados al turismo y la recreación, esperan que el verano sea el inicio de la recuperación.
De acuerdo al informe que elabora el Centro de Estudios para la Producción dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, indica que el 74% de lo perdido en el peor momento económico de la pandemia ya se recuperó, aunque de manera heterogénea.
La otra buena noticia que trae el informe del CEP XXI es que según los datos del Ministerio de Trabajo, por primera vez en 28 meses, el conjunto del empleo formal asalariado privado presentó un crecimiento de 6,5 mil puestos en septiembre.
El contexto internacional favorable reflejado en el aumento récord del precio de la soja y decisiones de política económica como la quita de retenciones a la exportación de servicios del conocimiento que empezó a regir en la semana servirán para que el primer y el tercer sector exportador del país puedan desarrollar sus potencialidades.
En el debe queda bajar la inflación, sobre todo el aumento de precios de los alimentos que fue mucho más alta que la que informa el Indec, y recuperar el poder adquisitivo de los salarios porque sin consumo no hay ninguna posibilidad de recuperar la economía más allá de cualquier medida que se implemente.
Sin que nadie pueda decir que va a pasar, una de las pocas certezas que tenemos es que la economía va a crecer y probablemente más que el 5% que prevé el presupuesto del año próximo. Las autoridades tendrán que tomar las decisiones de política económica necesarias para que la mayoría de los argentinos también lo perciba en su vida cotidiana y recupere la eutoestima después de cinco año de crisis económica y una pandemia que golpeó muy fuerte el ánimo de todos.