Sr. Presidente de la Nación, que en nombre de la salud de los ciudadanos de la nación, para salvarlos de la peste del Covid 19, conculcó todas la libertades constitucionales individuales de trabajo y de circulación: le falta el DNU más importante para la salud de la patria, suspender por un año lo que se denomina en el derecho laboral el derecho a huelga, a los paros intempestivos, a la invasión de las calles, a los cortes de rutas.
Para muestra basta un botón, ha pasado que en la Zona Portuaria de Rosario se dispuso un paro, dejando a una extraordinaria cantidad de camiones argentinos con cereales para exportar varados, habiendo cien embarcaciones esperando para trasladar nuestra cosecha hacia el mundo. Por esa medida de fuerza sectorial perdimos de recaudar de 1700 a 2000 millones de dólares para la Nación, y Ud. nada hizo. Es su responsabilidad exclusiva, personalísima, que eso funcione y no hizo nada para regularizar la situación. Algo parecido sucedió con los docentes no trabajan en forma presencial pero también hacen paros.
Sr. Presidente, ¿sabe Ud. que el paro fue de veintiún días? ¿Tomamos conciencia de los costos económicos y humanos que implicó? ¿Dónde quedaron resguardados los derechos humanos de los trabajadores camioneros?
Sr. Presidente por lo acontecido en los Puertos de la zona de Rosario a Ud. se le debe aplicar la medida constitucional del Juicio Político por Traición a la Patria e incumplimiento de sus funciones. Ud. tiene a todo el país en crisis y permite que un poder gremial, arbitrariamente, resuelva impunemente con su accionar doblegar la autoridad de la Nación. De cualquier manera el gobernador de la Provincia tampoco hizo nada. ¡Que yunta para un arado!
Ud. como tantos que se llaman peronistas, ¿no lo escucharon a Perón cuando regreso a la Argentina? El volvió para unir al país y mejorar el comienzo del deterioro de esa época.
Ningún peronista se puso en los zapatos de Perón.
Los gremios, representados en la CGT, desde hace cincuenta años vienen trabajando en contra de la democracia y por ende de la producción del país.
La mediocridad de circunstancias, deterioran inexorablemente las bases de la institucionalidad democrática.