Por Hugo Luis Bonomo
Por Hugo Luis Bonomo
Hace muchos años, las navidades del Niño Dios, el pesebre, la humildad, comenzó a ceder lugar a lo material y, fundamentalmente, a las creencias, motivos y emprendimientos que no generaban dinero, y aumentaba el poder de los grandes y poderosos intereses, a los que la espiritualidad no aportaba ninguna ganancia.
Y aquí comienza la historia moderna de las navidades terrenales, y, luego del Niño Dios, se llegó, después de algunas variantes, a San Nicolás. Pero, esta transformación, no cubría las expectativas y necesidades del mundo moderno, y sus acciones se esfumaban en principios inconsistentes e invisibles, que no eran valorados ni favorecían los intereses materiales de quienes eran ejemplos terrenales.
El tema es que a partir de la fundación, y el asentamiento del santo en Nueva York, en poco tiempo, Nicolás, ya no era tan santo, ni respetado, y aparecieron algunas acciones un poco alejadas de la religiosidad, lo místico y lo etéreo.
De "San Nicolás" pasó a Santa Claus y, finalmente, a Papá Noel; un triunfo de uno de los poderes que más atraía a los niños, por la simpatía que despertaba, su hija Cocó.
Fue necesario un gran empeño, y la colaboración de mucha gente solidaria, para concretar el deseo de Cocó; pero se logró. Se rescató a Papá Noel y se lo transformó en un viejito pícaro, rechoncho y bonachón que invita a todos los crédulos humanos a que inviertan su dinero en opíparas comidas, y dulces postres, bebidas y regalos, para olvidar lo humilde y precario que puede ser un pesebre con animales y un niño, con un papá postizo, que apenas tiene unos trapos para cubrirse. Realmente, algo deprimente.
Demos Gracias a Cocó, que supo interpretar nuestra real manera de pensar y sentir, y juntémonos a comer y chupar, mientras esperamos que Papá Noel les de un montón de regalos a los niños, que comparten la fiesta con Cocó, y ni se acuerdan del Niño Dios.
El tema es que el nacimiento del Niño Dios, fue quien hizo llegar a los Reyes Magos, guiados por la estrella de Belén, hasta el mismo pesebre, para llevar oro, incienso y mirra; para regalar al Niño Dios.
En España, a partir del siglo XIX se inició la tradición de convertir la noche de Reyes (noche anterior a la Epifanía) en una fiesta infantil con regalos para los niños, a imitación de lo que se hacía en otros países el día de Navidad; costumbre que, hasta hoy sigue vigente.
Pero estamos en la Argentina, y aquí, los regalos los traía el Niño Dios, y los Reyes Magos también eran portadores de regalos, para los niños; por la Navidad.
Pero resulta que el pobre Niño Dios, no ha podido defenderse ante el poder del hijo de Cocó; un gordo barbudo, hijo de Cocó, que supo aprovechar la flaqueza humana.
Ante la ausencia del Niño Dios; los Rey es Magos ¿Seguirán viniendo?