Por Raúl Emilio Acosta
Por Raúl Emilio Acosta
"He preferido hablar de lo imposible, porque de lo posible se sabe demasiado"… Silvio Rodríguez. "En la literatura no hay moral, Nabokov, Graham Greene me eximen de abundar"… Milan Kundera. "Este cuento no sé si es realidad un cuento, sus personajes son irreales y el relato conserva la ambigüedad que lo vuelve interesante"… J.L.B. "Con referencia a la palabra Dios: algo hay"… Mario Trejo. "Y si tu no crees en la publicidad, hijo, como explicas que vendamos hace 2.000 años un producto que nunca han visto"… Roberto Fontanarrosa. "En el amor no hay olvido"… R.E.A. "Argentina: el lugar donde mueren las teorías económicas"… CFK.
Llama la atención la frase de la muchacha del arrabal platense. La seguridad de su equívoco es muy importante. Confronta a quien la lee con la pregunta. Disimula o es ese su pensamiento sobre la economía…
Todas las frases de la apertura de estas reflexiones tienen un común: derivan. No denotan, lamentablemente… connotan. CFK también.
Si uno sigue su biografía pública (algo diremos, después, sobre la privacidad de los personajes públicos, tal vez no, por ahora no, no, mejor no…) advierte que pertenece al Estado desde las dos últimas décadas del siglo pasado. Aparecen 40 años en que estuvo a su servicio. Vamos con los "Luises": el Estado le pertenece. Ejemplos nimios lo describen claramente. Vaya uno. Un avión volaba desde Buenos Aires al sur para llevar los ejemplares dominicales de los diarios porteños a su residencia. Ese es "su Estado".
Si se observa cuál ha sido su lucha pública advierte que se enfrenta contra quienes pueden disputarle el poder, siempre en la búsqueda de lo que es su destino: el poder absoluto. Tal vez no lo sepa, simplemente sucede.
Suponer que las leyes de la economía pueden ser diferentes y que no son Argentina y su modelo los equivocados, solo puede provenir de un cerebro como ombligo del mundo. Error, corrijo: de un ombligo como eje del pensamiento. Hay un Destino Imperial en CFK. Los imperios se construyen desarrollándose. Cuando se estacionan desaparecen. Es lo suyo.
EL VOTO COMO LLAVE Y SIMULACRO
Desde que el movimiento peronista se consolidó, después de las elecciones de febrero de 1946, la constante del peronismo ha sido el mandato popular. El voto como llave y peaje, también como simulacro. Llevado hasta la exasperación en este Siglo XXI es CFK quien confronta a los mandantes con las decisiones. La propiedad privada como un elemento poderoso (un poder, al cabo), cooptar la economía que especula con la salud individual y sectorial, un desatino que atrae, la división de poderes como una pesada carga (de poderes compartidos) según Constitución, finalmente la Constitución, la última colina a conquistar. La CSJ un vallado. Un poder que aparenta resistencia.
El Contrato Social la avala. La Seguridad, la Salud, la Educación son del Estado y CFK es el Estado. El producto primario (grano y vacas) es /debe ser / será del Estado (supone) y si el Estado es CFK (presume) la disponibilidad de su producción es una secuencia obvia (en eso concluye). Podríamos seguir. Es un buen ejercicio de suma y sigue. No hay compromiso ni palabra empeñada. El voto es una llave hacia el partido único, el destino personal como colectivo y no hay reproches. El voto otorga legitimidad al arbitrio. CFK hace yudo con el peronismo.
NEGATIVA Y CEGUERA
Niego la rutina del enojo constante y la exasperación por el mal uso del voto. No es tal. No hay en CFK transigencia, lo suyo es intransigencia y determinación. Una teleología muy visible y obstinada (lo es, por construcción) maneja sus decisiones en una colmena que cada vez tiene más laburantes empujando hacia el destino imperial. Nadie llega engañado hasta el umbral donde estamos. CFK constituye una causa final. La abrazamos.
"…de lo posible se sabe demasiado"… "no hay moral, Nabokov, Graham Greene me eximen de abundar"… "el relato conserva la ambigüedad que lo vuelve interesante"… "Con referencia a la palabra Dios: algo hay"… "Y si tu no crees en la publicidad, hijo, cómo explicas que vendamos hace 2.000 años un producto que nunca han visto". "En el amor no hay olvido"… "Argentina: el lugar donde mueren las teorías económicas"… También fallece el futuro como gesta colectiva y queda, apenas, como obstinado capricho imperial.
Suponer que no son Argentina y su modelo los equivocados, solo puede provenir de un cerebro como ombligo del mundo. Hay un Destino Imperial en CFK. Los imperios se construyen desarrollándose. Cuando se estacionan desaparecen.
Es un ejercicio de suma y sigue. No hay compromiso ni palabra empeñada. El voto es una llave hacia el partido único, el destino personal como colectivo, y no hay reproches. El voto otorga legitimidad al arbitrio. CFK hace yudo con el peronismo.