Definió desde 25 metros lo que se iba a definir desde los 11
Con el gol de Rodrigo Aliendro a los 37 minutos del segundo tiempo, Colón se metió en los 16vos. de final de la Copa Argentina al ganarle 1 a 0 al elenco rionegrino. El tanto llegó en el momento justo, cuando parecía que el partido iba a la definición desde el punto penal.
Diego Arias - Pool Argra Hay equipo. Con una sola variantes (Farías de entrada), Domínguez presentó un conjunto con mayoría de jugadores titulares.
Seguramente Eduardo Domínguez lo habrá pensado muy parecido a como se dio el choque por 32vos. de final de la Copa Argentina entre Colón y Cipolletti de Río Negro, institución que milita en el Torneo Federal A, competencia de tercer orden a nivel nacional.
Es casi una característica de este tipo de encuentros entre equipos de diferentes categorías, las cuales en muy pocos casos quedan evidenciadas, ya sea desde el punto de vista futbolístico como desde el resultado; y en muchas ocasiones definido el pase a la siguiente fase por medio de los tiros desde los 12 pasos.
Justamente todo parecía encaminarse a ese tipo de definición anoche en el Presbítero Grella de Patronato de Paraná, estadio en el cual Colón ya había tenido dos experiencias (una positiva y otra negativa) definiendo su futuro en la Copa Argentina por intermedio de los disparos desde el punto penal.
Diego Arias - Pool Argra Ganó y perdió. Yeiler Góez esta vez gana en lo alto, aunque tuvo un rendimiento irregular.
Ganó y perdió. Yeiler Góez esta vez gana en lo alto, aunque tuvo un rendimiento irregular.Foto: Diego Arias - Pool Argra
Si no hubiera sido por ese remate de Rodrigo Aliendro desde 25 metros que se desvió en el zaguero central Berra para descolocar a Nicolás Caprio, algo que sucedió recién a los 37 minutos del segundo tiempo, todo indicaba que el resultado era 0-0 y el pase a 16vos. de final se iba a decidir desde los 11 metros.
Pero esta vez, la intención (algo elogiable), la búsqueda (muchas veces equivocada) y la predisposición a ir a buscar el desnivel en el marcador (aun desordenadamente), premió a Colón, que si bien fue superior a su rival, no jugó un buen partido y eso está más que claro.
Eso se notó a partir de los 15 minutos de juego. Ese fue el tiempo que Cipolletti aprovechó para arrimarse al área de Burián con un par de llegadas a través de centros a sus marcadores centrales en un par de tiros de esquina. De ahí en más, el conjunto rionegrino le dejó la iniciativa exclusiva a Colón para refugiarse en su campo y esperar.
Claro que Colón tampoco mostraba aptitudes como para convertirse en verdadero protagonista. Recién a los 24 minutos llegó la primera jugada bien hilvanada por el elenco sabalero, cuando después de varios minutos de posesión llegó el pelotazo sorpresivo hacia la derecha para el desborde de Vigo, quien envió el centro atrás hacia la posición de Sandoval, que no pudo anticipar a su marcador.
Cuatro minutos más tarde, la única acción de la etapa inicial con algo de peligro para el ex arquero de Unión, Nicolás Caprio. Fue cuando un centro de Aliendro desde cuartos de cancha llegó entre el punto del penal y la línea del área mayor, que conectó Sandoval de cabeza, aunque su cabezazo fue débil y a las manos del portero.
Diego Arias - Pool Argra Bien la marca. Gonzalo Piovi jugó de marcador central junto a Bianchi y no desentonó.
Bien la marca. Gonzalo Piovi jugó de marcador central junto a Bianchi y no desentonó.Foto: Diego Arias - Pool Argra
Desde esa jugada hasta la finalización del período no pasó nada importante. Colón seguía siendo el poseedor de la pelota y la mayor parte del terreno, pero no llegaba inquietar a la ordenada última línea de Cipolletti, que a esa altura había encontrado se estado de confort en el encuentro.
El complemento comenzó casi de la misma manera que había culminado el primer tiempo, hasta que de a poco empezó a aparecer el "Pulga" Rodríguez. Primero con un tiro de afuera del área (a los 7 min.) después del pivoteo de Sandoval que se fue muy cerca del caño izquierdo de Caprio.
Con una llegada a los 12 por parte de los rionegrinos, mediante un cabezazo de García que se fue un par de metros afuera anticipando a Escobar y Góez, el dominio colonista siguió sucediendo.
A los 15 minutos por ejemplo, un gran tiro libre de Luis Miguel Rodríguez al primer palo, por afuera de la débil oposición de la barrera, obligó a Caprio a esforzarse para mandar la pelota al corner con su mano izquierda, cuando el delantero tucumano ya palpitaba su gol.
El tiempo continuaba su paso y el negocio lo estaba haciendo Cipolletti, que seguía esperando refugiado en su campo, cerrando sus líneas y casi olvidándose del campo adversario, ni hablar del arco de Burián, que a esa altura lo único que hacía era observar cómodamente el partido.
Las variantes implementadas por ambos entrenadores no hacían otra cosa que delatar las intenciones. Mientras Domínguez incluía juveniles para darle más agresividad al ataque (sin la claridad que se necesitaba lógicamente); el objetivo de Raggio era bloquear los intentos de su rival.
Hasta que llegó el minuto 37. La pelota la seguía moviendo Colón, esta vez por izquierda, llegó a los pies de Rodrigo Aliendro en la posición de "diez", y luego de acomodarla, desde 25 metros aproximadamente soltó el derechazo potente a media altura. Cuando Caprio ya "volaba" para atajar el remate, el balón rozó en Berra y descolocó al arquero, que ya no tenía cómo volver.
Así se puso en ventaja Colón. Merecidamente, es cierto, pero casi de carambola y sin hacer las cosas como debía para destrabar el 0-0. Estaba cayendo en la trampa de su adversario y los minutos pasaban, algo que Cipolletti quería lograr y lo estaba consiguiendo.
De todos modos, hubo tiempo para sufrir un poco. A los 47 minutos, a la salida de un corner para los rionegrinos, el balón quedó "boyando" en el semicírculo y Wagner sacó un remate furibundo de zurda que Burián, con mucho esfuerzo, pudo controlar sobre si derecha.
Fue lo último de un partido típico entre un equipo de una categoría superior (en este caso dos) y uno de un nivel inferior. El tema es el siguiente, y casi recurrente en este tipo de enfrentamiento.
Por incapacidad, por falta de ideas, por malas decisiones individuales o por deficiencias estratégicas, Colón no podía quebrar el sistema pergeñado por Cipolletti, que sólo se dedicaba a defender "con uñas y dientes" su trinchera, con la meta de llegar al final del cotejo y esperar la suerte en la definición desde los 11 metros, pero no tuvo en cuenta que desde los 25 también se puede definir un partido.