Luego del triunfo 1-0 de Colón frente a Cipolletti de Río Negro en Paraná la noche del jueves por la Copa Argentina, se dio un hecho muy curioso. Los integrantes del cuerpo técnico rionegrino y la mayoría del plantel quisieron tomarse una foto con quien sin dudas es un a de las figuras del fútbol argentino.
El "Pulga" Rodríguez, con 36 años recién cumplidos, sigue dando que hablar, no solo por lo que muestra en cada una de sus presentaciones con la casaca rojinegra, sino también por lo que manifiesta cuando algún medio tiene la chance de concretar una charla con el hombre nacido en Simoca, localidad cercana a San Miguel de Tucumán.
Justamente la actualidad del delantero tucumano hizo que uno de los medios más importantes del país como Infobae, lograra una entrevista exclusiva con el "Pulga", de la cual se extrajeron los principales testimonios, los cuales se detallan a continuación:
* La convocatoria a la Selección Argentina: "—Escuchá loco, te citaron para la Selección, ¿escuchaste lo que dijo el Diego? —Amigo, tampoco es para que me cargués... ¡Qué me van a llamar para la Selección! No me llama nadie. No saben que existo en Tucumán. —¡Sí boludo! ¿dónde estás?"
El Pulga cortó fastidioso. Pensó que su amigo periodista le estaba jugando un chiste de mal gusto. Antes de retomar la ruta, le contó a su mujer: "Amor, éste me está boludeando que me citaron a la selección". Ella creyó mucho más en su capacidad goleadora que él mismo: "¿Y por qué no?". "¿Vos también te prendés con los otros?", contestó con cierto fastidio. La noticia era tan irreal para él que creyó ver una conspiración humorística.
"Me entró un llamado de una característica que no sabía, atendí y me dice 'soy periodista, te citaron para la Selección, ¿qué se siente?'. Y ahí empezó a sonar a cada rato. No pueden llamar tantos para boludearme. Y le digo a mi señora: capaz que es verdad... Lo llamé a mi hermano y le dije 'fijate en la tele'. Él se fijo y me iba relatando en vivo: 'Están hablando de los convocados pero no te nombran a vos... ¡Sí, ahí estás! ¡estás convocado!'. Mi señora me decía 'tranquilizante, ¿qué te pasa? Vas a ir a jugar un partido de fútbol'. Imaginate yo... 'Mi amor, es la selección argentina, en mi vida me imaginé poder pisar el césped de la Selección'".
En su mente acaso irrumpió la tarde en la que su padre apostó por él y le compró sus primeros botines aunque a la noche capaz no habría una moneda para llenar los platos. En octubre de 2009, el Pulga cumplió el sueño durante esos 32 minutos de un amistoso contra Ghana, al fin y al cabo, de todo un pueblo. El de Simoca, donde nació, vivirá y morirá.
* Su encuentro con Maradona: "Llamé a uno de los dirigentes de Atlético y le dije: 'Escuchá loco, no sé ni llegar a Ezeiza. ¿Me podés dar una mano?'. Y me contestó: 'Quedate tranquilo, te voy a esperar, vamos a desayunar y después te llevo al predio'. A las 11 de la mañana ya estaba ahí y entrenábamos a las 4 de la tarde. Diego no estaba. Me llevaron los utileros a mi habitación, me dijeron que me quedara tranquilo, que ahí era lo mismo el que tenía 100 partidos y el que tenía 1. Comí y me fui a dormir la siesta. Cuando fueron llegando todos, estaba de espaldas charlando con Campestrini y me dice: 'Ahí viene el enano'. Empecé a transpirar las manos y me gritó de atrás: '¿Qué hacés Pulga, todo bien?'. Sí, todo bien, le digo, no puedo ni hablar. Nos quedamos charlando ahí. Bah, hablaba él porque yo no podía ni hablar y Campestrini menos. Y dice: 'Bueno los dejo porque parece que no saben hablar ustedes. Nos vemos en la cancha'. Y se fue".
* La vuelta a Tucumán: "Cuando llegamos al departamento nunca vi tantos periodistas juntos en Tucumán. Mi hermano llegó a la media hora y me dice: 'Escuchá, están todos ahí abajo'. 'Yo no quiero hablar con nadie, ¡ni sé qué voy a decir, no puedo ni hablar!', le contesto. Me dice: 'Quedate tranquilo, vamos a hacer la conferencia acá en el lobby'. A mi hermano le gustan las cámaras: puso una mesita ahí, tres copas de agua y yo le digo: '¿Qué hacés boludo?'. Y él me decía, 'dejá que hablo yo'. ¡Dio la nota él diciendo lo que sentía yo, porque yo no podía ni hablar!"
* El secreto de sus definiciones: "Uno trata de alejar la pelota del arquero y que entre al arco, nada más. Definir lejos de ellos. No se me pasa nada por el cuerpo en ese momento. Yo trato de mirar siempre a los arqueros, de cómo se mueven y demás. Miro un poco los resúmenes de cada partido cuando nos toca enfrentar a un rival. Es lo que intentamos. A veces sale, a veces no".
* ¿Quién es El Pulga"?: "Me considero uno más de Simoca. Por ahí parece más de lo que realmente es. Podía salir a comer con la familia, si bien había fotos y esas cosas. Pero yo vivía en mi pueblo, y ahí es raro el que te pedía una foto o un autógrafo porque me vieron crecer. Hoy por hoy juego al fútbol, pero ellos me ven como el pibe que creció en Simoca. No me ven como el jugador de fútbol, el que hace goles o el famoso por salir en la tele. Soy uno más de ellos y por esa tranquilidad es que elegimos Simoca para vivir. El 'Pulga' es mi hermano en el pueblo y yo para la gente soy Miguel. Estamos invertidos los roles y la verdad que a mí me gusta. Salimos a comer con la familia a los bares y estamos tranquilos. Nadie pide fotos ni nada. Te saludan normal. Vivo a cuatro cuadras de la plaza y a veces vamos caminando con mi señora y mis hijos a comer. O a lo de mi vieja que está a tres cuadras.
* El futbolista y la persona: "Cuando me voy a mi pueblo no me desentiendo, no es que vengo a Santa Fe y el pueblo queda en segundo plano. No, uno sigue porque sabe cómo vive la gente, cuánto le cuesta llevar ese plato de comida a la mesa. Hablo mucho con mis compañeros de eso, sobre todo con los que tengo más relación. Hay familias que viven con muy poca plata y uno a veces va a comer y gasta tres mil o cuatro mil pesos como si nada. Nosotros vivimos en una burbuja y no nos damos cuenta a veces de las cosas. A veces perdés un partido y es como que el mundo se te viene abajo, y realmente no es para tanto. Si bien uno vive el fútbol, te pagan para hacer este trabajo, es un partido de fútbol donde hay tres resultados: perdés, ganas o empatas. Después que dan el pitazo final, no hay nada más para hacer".
* El ex albañil: Trabajaba con mi cuñado. Mi viejo no me quería llevar, quería que juegue al fútbol. Es un trabajo normal. Pero no se gana como en el fútbol. Es un trabajo donde te tenés que levantar a las 7.30 o en verano antes para trabajar y ganarle un poco al calor. Pero es normal, si bien no estás de bermudita linda, estás con ropa de laburo y es un laburo digno, que sirve y a mí me sirvió muchísimo para valorar las cosas que consigo hoy por hoy. Las valoro el doble".
* El rol del dinero: "Uno hoy por hoy piensa en los hijos. No quiero que me hijo pase las cosas que pasé yo de chico o porque mi papá no tuvo la oportunidad de tener un buen empleo, una buena casa. Yo apunto a que mis hijos sigan con el estudio y no tengan que decir: 'No puedo estudiar porque tengo que trabajar ocho horas'. Que estudien en el momento que tengan que estudiar y después se sigan ganando la vida con un trabajo digno. Lo dije en muchas notas: no quiero que mis hijos jueguen al fútbol, pero si eligen jugar va a ser decisión de ellos y no porque yo les esté metiendo el fútbol por los ojos".
* La popularidad: "Nunca me negué a una foto, a un video, nunca nada. Es más, me sorprendo porque uno no se ve como lo ve otra gente. Mi hijo sí me dice por ahí: 'Papá, ¿por qué la gente te pide tantas fotos?'. Pero no sé qué responderle. Uno lo vive tranquilo. Un poco que se acostumbró a vivir sobre esta cuestión. Si bien salimos mucho menos, me pasó muchísimo más en Tucumán que en Santa Fe. Es raro, pero bueno, sigo siendo la misma persona que salió de Simoca".
* El fútbol y la vida social: "El jugador de fútbol es una persona normal. Obviamente que hay tiempos y tiempos, pero por ahí se critica a un chico de 23 años que salió a bailar y estuvo en un boliche. Está de vacaciones tomándose una cerveza o un champagne. La mayoría de los chicos de 23 años espera el fin de semana para salir a un boliche, estar con una chica, hacer un montón de cosas. ¿Por qué el que juega al fútbol (que se la pasó concentrado en una pensión desde los 13 años hasta que pudo debutar) si tiene ganas de tomarse una cerveza no lo puede hacer? No falta a entrenar, entrena todos los días bien, al 100% y está de vacaciones; o en el mismo campeonato y se toma una cerveza. Si te rompés la cabeza y no vas a entrenar, está mal, no es profesional, pero creo que puede pasar que se tomen una cerveza en un asado. Al otro día tenés que estar 100% para rendir en el entrenamiento".
* La política: "Arranqué hace once años con la fiesta del Día del Niño en mi barrio. Arranqué con 20 niños, a la siguiente había 40, a la siguiente 60, 80, 100 y se fue extendiendo. Un día mi hermano me dijo que no podíamos hacer la fiesta como la veníamos haciendo y la hicimos en una cancha. Me arruinó mi hermano ahí, me metió en un terreno que yo no tenía que estar en ese momento. Teníamos como tres mil chicos. Yo llevaba las hamburguesas y todo eso se fue haciendo más costoso. No recibía ayuda de nadie en ese momento. Siempre estuve haciendo cosas, pasa que ahora es mucho más notorio o lo ven más. La verdad que no sé qué puede pasar mañana, hoy me dedico a jugar. A mí me sirve ayudar, pero también me di cuenta que solo no se puede. A mí de chico me gustaba o siempre vi al peronismo como más cercano, como que colaboraba más, aunque hay cosas que también no se comparten. En mi pueblo reciben personas que tienen cero pesos. Viven con tres mil pesos por mes en un laburo de la municipalidad ponele, y ahora le dieron el IFE. Yo veía lo que esa gente sufría para llegar a fin de mes. Entonces a mí me ponía muy contento. Tengo amigos que me dicen: ¿Cómo le van a dar para que no trabaje? Está bien, yo entiendo, tienen que darle para que trabajen. Sí, es verdad, que trabajen, ¿pero cómo no te vas a poner contento que una familia tenga por lo menos 10 mil pesos para comer al mes? ¿Qué te vas a llevar en tu vida después? Si después te visten como quieren: los familiares cuando ven que te morís te ponen lo que ellos quieren, te ponen en el cajón y te vas solito. Es real, no nos llevamos nada. Uno está tratando de construir para que mi hijo disfrute. Y a mi hijo voy a tratar de inculcarle que haga lo mismo con sus hijos y lo que la vida le dio lo pueda devolver en alguna acción que salga del corazón. Yo lo hago porque es lo que siento, lo que pasé en la infancia".
Los Puma Borussia, un sueño cumplido
—Alguna vez dijiste "es feo pasar hambre", ¿pasó que faltaba la comida en tu casa?
—Sí, a veces faltaba la comida porque era mi viejo solo el que laburaba. Éramos ocho hermanos y mi vieja. Y encima mi viejo, se agarraba a los sobrinos que los padres no los querían tener, los llevaba a mi casa. Llegamos a ser 14 en mi casa.
—Sí, y tres habitaciones. Bah, dos habitaciones y el comedor, que era habitación de noche y comedor de día. Yo dormía con mi mamá y mi papá porque era el más chiquito. Cuatro hermanos en una cama, cuatro hermanos en otra. Fue la vida que vivimos y me siento orgulloso de haberla vivido. No culpo a mi viejo ni nada. Es lo que les tocó vivir a ellos. Tuvieron muchos hijos. Muchos pueden decir: "¿Y cómo no se cuidaban?". ¡Si mi vieja no sabía ni qué era un anticonceptivo! Hoy por hoy sí. Vas a un hospital público y te ponen un chip. Antes el hospital no te daba un anticonceptivo.
—La calle muchas veces te acerca a los vicios o a los peligros, ¿estuviste cerca de eso?
—No! Nunca se me cruzó ni por la cabeza hacer eso. Yo hasta los 19 años no probaba una gota de alcohol. No fumaba, no fumo. Salía con mis amigos, se ponían en pedo y "eh tenés que probar el cigarro", y yo no. Yo quería jugar al fútbol. Jamás en mi puta vida me drogué. Jamás. Ni cerca. Es más, tenía amigos que lo hacían y les decía: loco, hacelo tranquilo, no es bueno, pero no lo hagas adelante mío porque no somos amigos si vos lo hacés adelante mío cuando yo no hago esas cosas. ¿Te querés arruinar la vida? Arruinátela vos, pero hacelo cuando estés solo, no te creas que sos más importante o más macho por hacerlo adelante de cualquiera. Hacelo callado, en tu vida. Es lo que me marcó mi viejo siempre. Mi viejo no tenía un peso para comer pero no se iba a robar, se iba a laburar. Agarraba la cuchara, agarraba la pala, salía en la bicicleta y buscaba un trabajo. Hacia una changuita, traía 50 pesos y comíamos todos.
—Si pensás en una imagen de tu infancia, ¿es esa de tu viejo cuando te compró los botines a pesar de que no sabían si iban a tener guita para comer a la noche?
—Sin dudas. Fue mi primer par de botines. Hoy por hoy soy un obsesionado de los calzados, me compro zapatillas o botines. A veces tengo, veo uno que me gusta y lo compro. Pero porque capaz fue por la falta de calzado que soñaba. Yo tenía amigos que los padres eran dueños de farmacia, por ejemplo, y caían con botines muy lindos. ¡En su momento los Puma Borussia eran hermosos! Ese día fuimos a la feria con mi viejo y me dijo: "Estos van a ser los botines que te van a llevar y no sé qué historia me inventó". Caí a mi casa, mi mamá cagándome a pedos a mí, a él. Porque claro, éramos 12 en mi casa y fuimos a comprar un par de botines. Yo tenía 10, 12 años. No iba a ser profesional ahí como para que me compre un par de botines, pero yo rompía tanto las pelotas...
—¿Y ese día morfaron al final?
—Sí... ¡Le sacamos la gallina al vecino! Jajaja