Facundo Olivera, un funcionario de la Cámara de Diputados, licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad Católica de Santa Fe, fue el nombre que esta semana le acercaron al gobernador Omar Perotti para convertirse en el secretario de Gobierno, en ese ministerio. Al titular del Poder Ejecutivo no lo convenció; al comenzar la gestión Olivera (hijo del presidente del PJ y diputado provincial Ricardo Olivera) había rechazado al comenzar la gestión un cargo que consideró menor en Desarrollo Social. Así, ya son dos los momentos en que el joven estuvo entre los posibles nombres de los colaboradores del jefe de la Casa Gris.
Perotti ha probado sin suerte con otros nombres para el llamado viceministro de Gobierno (en rigor es un secretario). Se sabe que el rafaelino se reserva esa decisión, tras nombrar como ministro al ex titular de Trabajo, Roberto Sukerman.
A propósito de nombres y rumores, entre algunos dirigentes del peronismo "hizo ruido" la partida del gobierno de Daniel Sorrequieta, ahora ex secretario logístico de Gobierno. Tal vez, en previsión de esos gestos de desagrado se le ofreció al ex intendente de Puerto San Martín un cargo similar en otro ministerio (que el renunciante declinó). En definitiva, dentro y fuera del ministerio político del Poder Ejecutivo se entiende que siempre el funcionario que lleva los números (y firma gastos) debe ser alguien de extrema confianza del ministro y así es lo que ocurre con esa secretaría. Con otros cargos, en cambio, hay más margen para cumplir con los sectores partidarios internos.