De acuerdo con la visión de algunos analistas internacionales y de referentes de la Casa Blanca, el flamante presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se anotó su primer gran logro en política exterior, luego de que el parlamento de Rusia (Duma) ratificara la prolongación con Washington, por un plazo de cinco años, del tratado de desarme nuclear conocido como New START. La ratificación surgió de una propuesta que el jefe de Estado estadounidense le había hecho un día antes a su par Vladimir Putin, durante la primera conversación telefónica oficial entre ambos.
"El acuerdo entre Moscú y Washington queda prorrogado por la máxima duración posible, hasta el 5 de febrero de 2026", comunicó la Duma en su página web, un día después del anuncio de un compromiso de último momento entre ambos países, antes del vencimiento de este tratado en nueve días. Un total de 399 legisladores rusos votaron a favor de prorrogar el acuerdo, de 450 que componen el parlamento. No se registraron votos en contra.
"Esta prolongación es sin duda un paso en la buena dirección", manifestó Putin durante un discurso virtual en el Foro de Davos, en el que estimó que el orden mundial sigue corriendo el riesgo de desarrollarse "de manera imprevisible e incontrolable". El presidente ruso presentó al parlamento el proyecto de ley para prolongar el acuerdo, tras su primera llamada telefónica ayer con su nuevo par estadounidense.
Biden "llamó al presidente Putin esta tarde con la intención de discutir nuestra voluntad de extender Nuevo START por cinco años", había informado la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, quien confirmó que los mandatarios abordaron algunos de los temas más relevantes de la agenda bilateral e internacional: el conflicto separatista en Ucrania; el acuerdo nuclear con Irán; el gasoducto Nord Stream 2 y la detención en Moscú del líder opositor Alexey Navalny.
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Así como en Estados Unidos hablan de una victoria de Biden, el gobierno ruso también reivindicó el acuerdo por el tratado New START como triunfo propio. "Se hizo según nuestros términos y regirá durante los próximos cinco años, sin condiciones previas, sin añadidos, sin apéndices de ningún tipo", manifestó el vicecanciller Serguei Ryabkov. El llamado Tratado de Reducción de Armas Estratégicas es un acuerdo bilateral firmado originalmente en la posguerra fría que buscó limitar el número de misiles y cabezas nucleares que poseen ambos países.
El primer START fue firmado en el año 1991, por los entonces gobernantes de Estados Unidos y de la Unión Soviética, George H.W. Bush y Mijail Gorbachov, respectivamente. En abril de 2010, el tratado original fue reemplazado por el New START, ratificado por los entonces líderes de Estados Unidos y Rusia, Barack Obama y Dimitri Medvedev.
Con el fin de evitar una nueva carrera armamentista, el acuerdo limita a 1.550 el número de ojivas nucleares desplegables por Rusia y Estados Unidos, las dos potencias que controlan los mayores arsenales nucleares del mundo. A su vez, limita el número de lanzadores y de bombarderos pesados a 800, una cantidad que, no obstante, sigue siendo suficiente para destruir la Tierra varias veces.
Tenés que leerBiden lanza ambicioso plan de lucha contra el cambio climáticoEl acuerdo se considera como una de las pocas oportunidades de compromiso entre Moscú y Washington, cuyos lazos se han deteriorado drásticamente en los últimos años, especialmente tras la anexión de la península ucraniana de Crimea, una decisión rusa que desató una lluvia de sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea.
Los vínculos de cooperación creados tras la Guerra Fría se tensaron aún más durante el mandato del ex presidente Donald Trump Estados Unidos, puesto que el magnate republicano se retiró de otro acuerdo similar de la época del derrumbe del bloque soviético: el tratado de Armas Nucleares de Alcance Intermedio. Trump había manifestado que no ampliaría tampoco el New START a menos que China también se uniera, algo que fue rechazado por el gobierno chino, que argumentó que disponen de menos de 300 armas nucleares desplegadas (tendría un mínimo de 320).
Rusia es el país con el mayor arsenal nuclear del planeta, con unas supuestas 8.500 cabezas nucleares, ya que tiene declaradas oficialmente 6.375. Lo sigue Estados Unidos, justamente, país que se estima posee unas 7.700 cabezas nucleares (5.800 de manera oficial). Luego se ubican China (320), Francia (290), Reino Unido (215), Pakistán (160) e India (150). A continuación se situarían Israel (al que adjudican 90 cabezas nucleares no declaradas) y corea del Norte (entre 30 y 40).
Igualmente, se sospecha desde hace muchos años que tanto Irán como Arabia Saudita también tienen arsenal nuclear y la capacidad para producir ojivas. En menor medida existía una presunción similar sobre Armenia, quizás desmentida por el fracaso bélico de este país con su vecino Azerbaiyán en 2020. La suposición estuvo relacionada en 2016 con declaraciones del primer ministro armenio (desmentidas de inmediato por el propio gobierno armenio), así como por la existencia de contrabando de material radiactivo en la frontera con Georgia, constatado y desbaratado por las autoridades armenias.
En un nuevo gesto de diferenciación de la administración de Donad Trump, el nuevo gobierno de Estados Unidos presentó y puso a disposición de la prensa a su equipo de científicos, al que garantizó independencia. Lo hizo en un encuentro virtual que sinceró la situación del país respecto del coronavirus. Este grupo estimó otras 90.000 muertes en un mes y admitió que ya no hay reserva de vacunas.