"Es gratificante para quienes trabajamos en la oscuridad que los medios den a conocer nuestro trabajo", fue la primera fase que largó el Ingeniero en Materiales e investigador del Conicet, Ignacio Rintoul, santafesino de 45 años. Su vida científica siempre estuvo relacionada al desarrollo de biomateriales y en particular de biomateriales o respuestas inteligentes ante estímulos biológicos. Actualmente nos encontramos atravesando la pandemia por Covid-19. Y "al menos un tercio" de quienes padecieron la enfermedad -dice-, sufren de "niebla mental" o "niebla covid". Y justamente, junto a su equipo de trabajo, el investigador está desarrollando un biosensor capaz de ayudar a los profesionales médicos a tener más detalles respecto a esta secuela.
-¿Qué es la "niebla mental" o "niebla covid"?
-Los pacientes recuperados que van al consultorio médico para ver cómo siguen, empiezan a manifestar que tienen pérdidas de atención, les cuesta mucho concentrarse, están como agotados mentalmente, somnolientes y sigue en es estado todo el día. Los casos más graves que se pueden presentar es que uno tiene que prestar especial atención para manejar el auto o cruzar la calle. O sea, momentos cortos de mucha tensión, que los dejan exhaustos. A ese combo, todavía muy indefinido es que se le llama "niebla mental" o "niebla covid".
-¿Y cómo entran ustedes en esto?
-Lo que hicimos fue aprovechar desarrollos previos que veníamos trabajando en la medición de señales químicas en el sudor. O sea, biosensores que se ajustan a la piel y pueden leer la química de la piel; y biomateriales dotados con nano partículas conductoras que son elásticos y transmiten la electricidad. Entonces acoplamos esos dos desarrollos y estamos avanzando en un biosensor que apoyado en el cuero cabelludo es capaz por un lado de detectar, o sea ser la interfaz cuerpo-máquina, detectar la señal eléctrica en el cuero cabelludo que viene de la actividad cerebral; y además poder medir la química a través del sudor que está pasando en esa piel. Esa química es la que se puede luego traducir a fenómenos fisiológicos y comportamientos que tiene nuestro cuerpo. Estos resultados ayudarían a los médicos para poder dar un diagnóstico más adecuado de los pacientes que hayan tenido covid. O sea, esa combinación de poder medir la actividad cerebral a través de la actividad eléctrica, por un lado, y la situación fisiológica a través de la huella química en el sudor es lo que permite cuantificar, poder medir, darle un número a eso tan ambiguo que es la niebla mental.
-Según lo que ustedes pueden saber, ¿cuánto está durando la "niebla mental" en una persona"?
-Es algo muy variable, se conoce muy poco aún. El recuperado de covid más viejo que tenemos, tuvo la enfermedad hace un año aproximadamente. Hay casos en donde esa niebla mental pasó de largo, que casi no tuvo. Y en otros fue (o es) muy persistente: casos en donde duró poco tiempo, pero fue muy intensa. Otros con mayor duración, pero con pocas manifestaciones, como por ejemplo gente que se olvidan de algunas palabras y al no ser tan grave, no le dan mucha importancia. El problema de la niebla mental no está directamente acoplado con la gravedad del síndrome respiratorio. O sea, hay gente que pasó muy bien el síndrome respiratorio, y después puede desarrollar nieblas mentales muy severas o muy poco severas. Precisamente como es algo nuevo, se necesitan herramientas también nuevas para poder estudiarlo.
-¿Hubo estudios previos para saber cuánta gente que tuvo covid padeció la niebla mental?
-Exacto. Las primeras estimaciones hablan que un tercio de los recuperados de covid, tienen algún síntoma relacionado con pérdidas cognitivas o problemas neurológicos. Un tercio es mucho, sobre todo porque viene el problema de los asintomáticos, que nunca se enteró que tuvo covid, pero igualmente tiene este tipo de síntomas.
-¿El biosensor ya está a la venta o todavía en estudio?
-Debemos ser los primeros que estamos en resolver cuestiones de niebla mental. El biosensor está todavía en desarrollo experimental, en laboratorio. Ya podemos medir ciertas cosas sobre piel, pero todavía falta la integración electrónica. Y cumplimentar toda una serie de requisitos éticos que nos permitan hacer ensayos clínicos en personas. Recién después de eso, es que uno podría solicitar a la Anmat la autorización para ser probado en mayor cantidad de gente. Es un largo camino todavía.
-¿Sería algo accesible para la gente y los médicos?
-La idea es que sea fácilmente universalizable, tipo un termómetro electrónico. Estamos pensando, por ejemplo en ponerlo para que den señales químicas en relojes por ejemplo. Pero queremos que sea algo barato, porque ya existen análisis de sangre, electroencefalograma, todas las técnicas y máquinas para estudiar esta niebla mental. Pero el problema está en que al día de hoy tenemos al 10% de la población mundial recuperada de covid, unas 700 millones de personas. Y todas las técnicas que teníamos antes, quedan sobrepasadas en capacidad. Nos pasó con las camas de terapia intensiva, que cuando se tiene muchos pacientes, todo lo que se tenía como unidad de terapia intensiva, queda desproporcionada la capacidad operativa con la demanda de uso. Lo mismo pasaría si, de golpe, un tercio de los contagiados de covid, pretende tomar un turno para hacerse un electroencefalograma: no habría fábrica de electroencefalogramas en el mundo que permitiera tratar a toda esta gente al mismo tiempo. Por eso necesitamos estas herramientas. Y el paradigma es lograr tener esas mediciones, pero de manera más barata y rápida.
Rintoul empezó estudiando Ingeniería Química en Santa Fe y a mitad de carrera se pasó a Ingeniería en Materiales en el Instituto Sábato de la Universidad Nacional de San Martín y la Comisión Nacional de Energía Atómica, donde se recibió. Luego partió rumbo a Lausana, Suiza, a realizar una valoración de ingenierías en la Escuela Politécnica Federal de dicho lugar. Eso lo autorizó a hacer el Doctorado ahí mismo, lugar en el cual también realizó varios cursos de especialización en gestión de tecnología y trabajó en Industria. Toda su formación siempre estuvo relacionada a los materiales, y los doctorados a los biomateriales. Vuelve en 2008 al país, con el programa de "Recuperación de Científicos" del Conicet, lugar donde trabaja desde ese entonces como investigador científico y docente en la FIQ, en la carrera de Ingeniería en Materiales.