El thriller que hizo de Hannibal Lecter el villano más inquietante de la historia
“El silencio de los inocentes” cumple 30 años desde su estreno en Estados Unidos, el 14 de febrero de 1991. Anthony Hopkins interpretó al psiquiatra caníbal que heló la sangre del público. Las nuevas pautas de este film, que obtuvo cinco premios Oscar, fueron imitadas muchas veces en los años posteriores.
Orion Pictures Para construir la voz del personaje de Lecter, Anthony Hopkins confesó que trató de lograr una combinación de Truman Capote y Katharine Hepburn .
Hasta el 30 de marzo de 1992, cuando la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood premió a las películas estrenadas a lo largo de 1991, nunca un thriller de horror había obtenido el Oscar a la Mejor Película. “El silencio de los inocentes”, que cumple 30 años desde su estreno el 14 de febrero de 1991, marcó un hito. Es que la adaptación de la novela de Thomas Harris que propuso el director Jonathan Demme es, desde todo punto de vista, irresistible. Por la cuidada puesta en escena, con toques de terror gótico, la atmósfera malsana que rodea a las escenas principales y la creciente tensión que genera. Pero, sobre todo, por el magnetismo que poseen los personajes protagonistas: la agente del FBI Clarice Starling (Jodie Foster) y el doctor Hannibal Lecter (creación de sir Anthony Hopkins), a quien le corresponde la frase más truculenta: “Uno del censo vino a verme. Me comí su hígado acompañado con papas y un buen Chianti”.
En la actualidad, cuando las plataformas desbordan por la cantidad de películas y series relacionadas con asesinos seriales, la trama de “El silencio de los inocentes” puede parecer trillada. No lo era hace tres décadas. De modo que la premisa de una experta en conductas psicópatas que debe dialogar con un reconocido asesino (Lecter) para poder hallar las claves que le permitan atrapar a otro (denominado “Buffalo Bill”) era estimulante. Más todavía si el entrevistado es un psiquiatra extremadamente culto y sagaz, conocido por su canibalismo. Cómo señaló la crítica Lucero Solórzano, el film “introdujo recursos visuales y narrativos que cambiaron para siempre el thriller y el terror psicológico. Las historias posteriores de asesinos seriales, tienen una marcada influencia de esta cinta”.
Un malo con universo propio
Tal como ocurre en “Psicosis” (1960), que también cuenta con un villano antológico como Norman Bates, el asesino serial presentado en “El silencio de los inocentes” (Buffalo Bill) está inspirado en el comportamiento de tres asesinos en serie de la vida real, que sirvieron de base a Thomas Harris. Estos criminales son Ed Gein, quien desollaba a sus víctimas; Ted Bundy, que utilizaba el molde en su mano como cebo para que las mujeres entraran en su camioneta y Gary Heidnick, que secuestraba a mujeres y las retenía en el sótano de su casa. Lo cual otorga al personaje, que en el filme encarna Ted Levine, verosimilitud y detallismo en su horrorosa cadena de crímenes.
Pero el logro más perdurable del film, lo que lo mantiene vivo a treinta años de su estreno, es Lecter. No era la primera vez que el personaje del doctor antropófago aparecía en pantalla. El actor Brian Cox había sido un más que pasable Lecter en “Manhunter” (1986). Pero fue Hopkins, con su encanto británico, mirada gélida, pasmosa tranquilidad y particular ingenio quien le brindó su textura definitiva. Alfred Hitchcock, que tenía claro que buscaba el público, decía que una película era tan interesante como su villano. Ahí radica el mérito central de “El silencio de los inocentes”.
Después de 1991 se construyó un universo en torno a Lecter, que fue protagonista de “Hannibal” (2001), dirigida por Ridley Scott y “Dragón rojo” (2002), de Brett Ratner, ambas con Hopkins. Y de “Hannibal: El origen del mal” (2007), dirigida por Peter Webber, con Gaspard Ulliel como Lecter y la serie “Hannibal” (2013-2015) con Mads Mikkelsen en el rol del doctor antropófago. Pero en ningún caso se pudo repetir la química que desarrollan Jodie Foster y Hopkins ni el derroche de carisma del actor cuando le tocan sus escenas principales, como del legendario escape de su jaula tras una cena con menú de cordero, música clásica y vino.
Cinco Oscar
La Academia nominó a “El silencio de los inocentes” en siete categorías, otorgándole cinco estatuillas: Mejor Guión Original, Mejor Actor, Mejor Actriz, Mejor Director y Mejor Película. Las únicas cintas que habían logrado esto antes de 1992 eran “Atrapado sin salida” (1975) y “Sucedió una noche” (1934).