Si existía un desafío en materia educativa después de un año de virtualidad, era el retorno a las aulas y el recupero de la presencialidad. El calendario se había estipulado y difundido con antelación suficiente; ya en noviembre pasado, las máximas autoridades del área anunciaban que el 17 de febrero, los grupos prioritarios – séptimo grado de la primaria, quinto año de la secundaria y sexto de las escuelas técnicas - retornarían a las aulas. Ésa era la foto esperada. Santa Fe había tenido una experiencia "exitosa" - aunque para muchos, tardía- con la vuelta a clases en 150 escuelas rurales y de pequeñas localidades. Pero la gran expectativa se centraba en el momento en el que todas las instituciones educativas de la provincia, públicas y privadas, pudieran abrir nuevamente sus puertas. El día llegó… y la expectativa no se cumplió. La complejidad de planificar el reinicio de clases con un nuevo paradigma derivado de la pandemia es indiscutible. Y comprensibles, los imprevistos inherentes a la circunstancia de que llegado el momento, la propia titular de la cartera, Adriana Cantero, se encontrara internada por haber contraído covid.
Pero la experiencia del primer día de clases después de once meses de enseñanza remota dejó en evidencia desajustes y cierta improvisación. No todas las escuelas estaban listas. "La mayoría de los establecimientos públicos no pudieron arrancar en el departamento La Capital", plantearon a El Litoral fuentes sindicales. Fallas organizativas, problemas edilicios y licencias prolongadas de personal docente y directivo que se superpusieron con el inicio de clases, fueron algunos de los factores que incidieron para que buena parte de los colegios tropezasen con dificultades y no pudiesen abrir sus puertas el miércoles. A las licencias ordinarias anuales -extensas sobre todo en el caso del personal jerárquico - se sumaron las extraordinarias y derivadas de la situación sanitaria que impidieron que muchos docentes tomasen posesión de sus cargos.
"Para no forzar ninguna situación y respetar el descanso merecido de los directores y de todos, lo que hemos conversado es que en la medida en que se vayan reintegrando, vayan citando a padres y alumnos, desplegando la organización para cada institución. Es una diferencia natural del sistema; algunos empiezan hoy, otros el jueves y otros el lunes", justificó Rosario Cristiani, secretaria de Gestión Territorial Educativa.
La infraestructura escolar, aludida en innumerables ocasiones por las autoridades provinciales como política prioritaria de la gestión, también fue materia pendiente en algunos establecimientos. El Ministerio fijó, en ese sentido, la mirada sobre los directores. "Hemos invertido mil millones de pesos el año pasado con fondos Covid 19 y FANI – dijo el vice ministro, Víctor Deblock-. Todas las escuelas que presentaron proyectos oportunamente fueron atendidos y los fondos han llegado aunque, es cierto, no todos al mismo tiempo. Ciertas partidas se enviaron en diciembre, otras en enero. Algunos directores por su licencia o porque esperaron (sic), quizá tengan que hacer reparaciones ahora, en febrero. Ésa es una obligación de los directores y la tienen que asegurar; los fondos están garantizados y previstos", insistió el funcionario.
Así, entre responsabilidades de unos y dilaciones de otros, transcurrió el retorno a la presencialidad en Santa Fe; de manera dispar y desigual. Se argumentó, entonces, que se trataba de un retorno "progresivo". Y que en el transcurso de esta semana, la situación debería estar normalizada. Sabor a improvisación para un hecho que se esperaba desde hacía once meses.