Así lo ratificó este lunes el rector de la UNSAM, Carlos Greco, en declaraciones radiales. El director explicó que “ya desde mayo” el equipo de investigación comenzó con las investigaciones preclínicas de la vacuna, que constan de ensayos en laboratorios y ensayos en animales (ratones), las que tuvieron “muy buenos resultados”. Por lo tanto, ya pueden “diseñar el proceso de la fase clínica”.
La fase clínica consta de tres etapas: la fase 1, 2 y 3. Para llevaras a cabo necesitan trabajar con un “laboratorio con capacidad de producción sólida”. En ese sentido, Greco adelantó que ya cuentan con un preacuerdo con un laboratorio privado y que, una vez que se firme el acuerdo y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) lo autorice, “se comienza con pruebas en humanos".
En ese sentido, el director universitario remarcó en diálogo con Radio 10 que “los tiempos se aceleran” en vistas de la situación epidemiológica mundial, pero que “la perspectiva (de la inoculación) es muy buena”. “Si el financiamiento prospera los investigadores tienen previsto que en un año y medio podría estar ya la vacuna”.
Por otra parte, Greco advirtió que los más importante desde el punto de vista estratégico es generar los consensos para “que esa capacidad de producción” se cristalice, ya que esto significa tener “soberanía tecnológica y científica, sustituir importaciones más capacidad de exportación”.
La fórmula de esta vacuna se basa en proteínas recombinantes, es decir, se toman algunos componentes del virus como fragmentos de proteínas y se los produce en un sistema artificial que puede expresarse en bacterias o levaduras, al que se le añaden adyuvantes. El sistema es muy parecido al utilizado en inyecciones como la Hepatitis B o el HPV (Virus del Papiloma Humano), ya que en nuestro país hay un gran conocimiento sobre esas técnicas.