Como se explicó en este medio, a pocas semanas de comenzar la siembra 2020/21 crecía la preocupación en la región por los 4 meses previos sin lluvias.
Pese a tener todas las cartas en contra por el efecto "Niña" y la seca que dejó sus secuelas en amplias zonas agrícolas, en la zona núcleo se sembró apenas un 5% menos de maíz que en la campaña 2019/2020.
Como se explicó en este medio, a pocas semanas de comenzar la siembra 2020/21 crecía la preocupación en la región por los 4 meses previos sin lluvias.
La perspectivas de Niña débil se afirmaba y la incertidumbre económica marcada por la pandemia enfriaba las decisiones de siembra, consignó la BCR. Además, en julio, el precio del maíz a cosecha para abril 2021 cotizaba un 18% más bajo que el precio a futuro de abril 2020.
A fines de julio todo esto se reflejaba con una disminución de un 10% en la intención de siembra respecto al ciclo pasado.
Sin embargo, el sector tenía fe en el cereal y en setiembre un evento de características muy poco comunes, que dejaron 15 a 50 mm en la región, revivió el entusiasmo por el cereal junto con las mejores perspectivas de precio.
Se sembró el maíz a contrarreloj, y se marcó un nuevo récord: 600 mil ha de maíz en solo 7 días para aprovechar la escasa humedad superficial.
Para mediados de septiembre se había sembrado la mitad del maíz en la región. Hoy la tecnología satelital permite confirmar que el sector hizo una apuesta fuerte en un año muy difícil.
Que solo haya caído un 5% el área de siembra de maíz refleja que la estrategia de rotar con cereales caló muy hondo en el corazón productivo de argentina. Y la cosecha maicera comenzó en las zonas más afectadas por la falta de agua.