Por Raúl S. Vinokurov
Necesitamos que quienes dicen trabajar para nosotros, realmente lo hagan de una buena vez. Que cumplan no solo con lo que prometieron, sino fundamentalmente con lo que deben legal y éticamente hacer.
Por Raúl S. Vinokurov
Es muy difícil evitar el análisis de los privilegios en la vacunación contra el Covid. Sobre todo cuando las denuncias recaen en altos dirigentes políticos, tanto de rango nacional como de varias provincias e intendencias. Una vez más se confirma que el poder proporciona sentimientos de propiedad, de poder hacer lo que quiera, para mí, mis familiares y amigos cercanos. Se creen dueños de las cosas de todos, y actúan en consecuencia.
Una vez más la realidad abofetea la confianza y las necesidades del pueblo. Los que presuntamente deberían cuidarnos, protegernos, velar por la transparencia y el necesario tiempo de vacunarse según la tarea y la exposición al riesgo. En general prioridades que la ciudadanía aceptó como lógicas, esperando pacientemente cada uno su turno y criticando sí, la escasez de vacunas y las promesas incumplidas, que fueron muchas.
"Quedate en casa". "Cuidarte es cuidarnos". "Cumplí los protocolos" y varios pedidos más nos hacían y hacen los propios que usufructuando cargos, influencias, parentescos y cosas así, no nos cuidaron, se rieron de nosotros con una serie de explicaciones y/o excusas nada creíbles que además demuestran la subestimación que sienten por la gente.
Sabemos poco todavía pero es más que suficiente ante la culpa asumida. No es suficiente el pedido de perdón, no fue un error involuntario, fueron hechos absolutamente conscientes de que eso era lo que querían hacer y además con algunas cuestiones de premeditación, como "esconder" algunos miles de dosis de lo poco recibido y destinarlos a vacunar a quien no les corresponde. Pretender obtener más dosis de lo estipulado en cada frasco también se denunció como práctica que se hubiera realizado no pocas veces, hacer figurar como personal de salud a algún privilegiado y cuestiones así, más otras vinculadas a presuntos robos o pérdidas de la cadena de frío.
El tiempo dirá quienes recibirán las necesarias sanciones y cuales serán ellas. El descrédito, el no creer en los altos funcionarios que hoy nos dicen no haber estado enterados, y que por ahora continuarán en funciones, incluso alguno con más jerarquía que antes.
No importa en este análisis cuánto de fuego amigo hubo, cómo está la interna del oficialismo, si es cierto que a Ginés González García lo dejaron solo a pesar de que éste culpó a su secretaria. Si el Ministerio de Salud de la Nación fue la sucursal clandestina del vacunatorio que no se quería mostrar y donde debían ir algunos que no debían ser vistos. No fue una equivocación involuntaria, fue algo armado y organizado sabiendo que estaban realizando algo indebido. Algo que se tomó como natural en la dirigencia política. Yo dirijo, yo gobierno, yo decido, yo dispongo, soy el dueño de la cosa pública y ofrezco ventajas y privilegios a los amigos y sus familiares, a empresarios y sus familiares, a periodistas, colaboradores, a dirigentes gremiales y sus familiares y sigue la lista.
La nueva Ministra de Salud nacional hizo pública la lista y nos hizo conocer lo que ella de ninguna manera podía desconocer, y lo mismo deberían hacer los gobiernos provinciales, incluida nuestra provincia. Necesitamos que en las listas estén todos los que deben estar. Es imperativo que eso se haga, necesitamos la verdad, necesitamos algún tipo de reparación, necesitamos no seguir naturalizando hechos de corrupción, no seguir aceptando los privilegios que otorga el poder. Necesitamos que quienes dicen trabajar para nosotros, realmente lo hagan de una buena vez. Que cumplan no solo con lo que prometieron, sino fundamentalmente con lo que deben legal y éticamente hacer.
Necesitamos que dejen de culpar a otros, necesitamos que los que estén ejecutando decisiones de poder sean los más aptos, los que más saben y los más honestos.
Mientras tanto, la inmensa mayoría de los argentinos nos sentimos defraudados, engañados, estafados, y con más incertidumbres que nunca con respecto al futuro de nuestra salud y la prometida pero todavía lejana solución.
Necesitamos que en las listas estén todos los que deben estar. Es imperativo que eso se haga, necesitamos la verdad, necesitamos algún tipo de reparación, necesitamos no seguir naturalizando hechos de corrupción, no seguir aceptando los privilegios que otorga el poder.
Necesitamos que quienes dicen trabajar para nosotros, realmente lo hagan de una buena vez. Que cumplan no solo con lo que prometieron, sino fundamentalmente con lo que deben legal y éticamente hacer.