Por Yasser Hase
¿Cómo logró una serie -Gambito de dama- no sólo vencer el encierro, el aburrimiento y el hastío, sino despertar un marcado interés por el ajedrez?
Por Yasser Hase
La historia está plagada de variaciones y se trata de una joven prodigio, quien arrastra bajo sus hombros con la orfandad, con algún paso por las drogas desde temprana edad, con la soberbia y los desencuentros que acarrea la crianza en un asilo, el contexto en el que es adoptado por una buena mujer con problemas con la bebida -suceso que también conducirá a ella a futuras dificultades con el alcohol- y las impresionantes formas con las que ella desarrolla una fantástica carrera en lo que es su pasión: el ajedrez. Estos son los más significativos componentes de lo que es uno de los mayores pasatiempos que ha otorgado la reclusión por largo tiempo que la pandemia de Covid 19 produjo en la sociedad.
Debe mencionarse que, como toda obra hollywoodense, encierra también amoríos pasajeros, la disputa norteamericana con Rusia (o la ex Unión Soviética, para precisar el contexto histórico en el que se narra la obra) y, la argumentación de su escalada triunfal, hasta vencer al máximo ajedrecista del planeta. De esta forma, intento sintetizar el contenido de "Gambito de Dama", ficción por la que muchas respuestas y comentarios he debido dar en diferentes reportajes, aunque, como siempre digo, lo recomendable es que la vean y ustedes mismos, saquen sus conclusiones.
Habiendo incidido en el número de personas que, aburridos, dominados y azotados por el encierro, buscaron en las propuestas televisivas, los libros y las diversas formas de entretenimiento, una salida a la crisis emotiva y cultural, el ajedrez ha obtenido el mayor rédito posible hallando un crecimiento exponencial notable.
Asimismo, la idea original de este espacio, será poder visibilizar las enormes ventajas que otorga el juego ciencia para las personas, en cualquier momento de su vida, sin dejar de hacer recorridos por la extensa y extraordinaria historia que posee el juego a lo largo del mundo, los grandes personajes que han compartido este inmenso entusiasmo, los diferentes campeones mundiales, otros fenomenales jugadores del gran deporte mental y, por supuesto, el incalculable aporte que Santa Fe ha realizado al ajedrez argentino, como su vasta y extensa lista de campeones locales.
Para concretar tan ambicioso proyecto, iremos desmenuzando por etapas los diversos componentes que hacen tan rica a nuestra disciplina, como así también, en cada una de nuestras entregas, describiremos y conoceremos alguna partida que haya caracterizado al jugador que destaquemos.
El ajedrez es un deporte donde, como en una guerra medieval, hay dos bandos, uno Blanco y otro Negro, que poseen un Rey, como la pieza más valiosa del juego; una Dama, que será pieza fundamental y con muy preciosa variedad de funciones; dos Torres -imitando los fuertes desde donde se potenciaban los conflictos bélicos, y se resguardaba a los monarcas -, dos Alfiles, que representan a los comandantes de artillería y poseen gran potencial durante el desenlace de la contienda; dos Caballos que graficarán a los jinetes que, firmes en sus corceles, comandarán a la caballería de cada grupo y, ocho laboriosos y batalladores Peones, que competirán por la victoria, sobre el campo de batalla, que aquí se llama tablero, y está compuesto por 64 casillas que se intercalan entre blancas y negras.
Cada uno de los oponentes poseerá la misma cantidad de piezas -16 cada uno ? en forma tal que, iniciarán la partida en igualdad de condiciones, salvo por el primer movimiento, que siempre será llevado adelante por quien conduzca las piezas blancas.
Las diferentes cualidades que hacen tan bello y emocionante al ajedrez están dadas por las importancias que brindan en la construcción de estrategias, planes e ideas, empleando para ello valores éticos y morales, que han de ser forjados por la interacción humana en un modo muy pintoresco y afable. Esas condiciones serán el resultado de la combinación matemática, filosófica, social, cultural e histórica que el deporte posee en sus entrañas. De esa manera, se podrá analizar, con muy buen criterio, cómo el juego se ha enriquecido, conformándose en una incalculable herramienta educativa, terapéutica y sociocultural, de integración global. Hay que agregar a eso que, mezclado con el potente y extenso potencial que produce e internet, el éxito del ajedrez, no podía tardar más.
A partir de la próxima edición, comenzaremos a conocer a los diferentes conquistadores de la corona mundial. Recorreremos aspectos de sus vidas, de sus grandes proezas, sus aportes a nuestra disciplina y, desarrollaremos en cada entrega, una de sus grandes obras ajedrecísticas.
Este año se cumplen 50 años de una partida memorable: la que sostuvieron en Buenos Aires el norteamericano Robert Fischer y el soviético Tigran Petrosian. El primero la ganó y eso le permitió desafiar a Spassky, quien por aquél entonces era el campeón del mundo.
Llegado el momento, allá por el mes de setiembre, analizaremos a fondo lo ocurrido con aquélla partida que tuvo lugar en nuestro país. Si para muestra vale una anécdota, fue tal el furor que causó aquél choque que se agotaron todos los juegos de ajedrez que había en existencia en Buenos Aires en aquéllos tiempos.
Las anécdotas fluyen y el análisis minucioso de las partidas ha dejado muchísimos aspectos para comentar, algo que será motivo de otros escritos para testimoniar aquéllo que aconteció hace ya casi 50 años en la sala Martín Coronado del Teatro General San Martín en la no menos famosa avenida Corrientes de la city porteña.