Hay un viejo axioma futbolero que dice que "los equipos se arman de atrás hacia adelante". Para mí, una verdad absoluta. Y no quiere decir que haya que priorizar lo defensivo por sobre lo ofensivo, pero aquéllo de que no hay mejor defensa que un buen ataque está reservado sólo para los equipos capaces de hacer estragos en el arco adversario. Y convengamos que no son muchos los que pueden hacer eso. Tener un equipo que ataque bien pero defienda mal, lo convierte en desequilibrado.
Cuando Unión lo fue a buscar a Azconzábal, el preconcepto -equivocado por cierto- afloró de inmediato: técnico defensivo con el "librito" de Estudiantes. Error. Azconzábal no es defensivo, todo lo contrario. Y ni siquiera ahora, con este esquema en el que el equipo se prepara para defender con cinco, dadas las circunstancias. Ni siquiera si sumamos a Zenón como un defensor por naturaleza pero no por características o condiciones, porque se nota que el correntino es mucho más atacando o jugando con la pelota en los pies, que defendiendo.
Es buena la propuesta; al menos, resulta interesante. Tiene variantes cuando ataca, no se limita a dos o tres jugadas y nada más. Se nota que hay trabajo. Hay equipos que se dedican casi todo el tiempo a tirar la pelota para arriba y jugar a la segunda pelota, a tomar el rechazo de la defensa rival con el adelantamiento de los volantes para presionar sobre los rivales. No es el caso de Unión. Hay sociedades por afuera, libertades y variantes de ataque. Necesita fortalecerse cuando pierde la pelota. Al principio le dio confianza a Blasi y Nani, que hoy son suplentes. Se ve que ahí sigue todavía en la búsqueda. Lo encontró a Portillo. Y le dio la chance a Calderón. Sólo pudo mantener la valla en cero en cuatro ocasiones desde que llegó a Santa Fe. Y en algunas de esas cuatro, con el arquero como figura. Es el aspecto a mejorar.