Dieciocho años después de publicarse la primera edición del libro testimonial “Del otro lado de la mirilla, olvidos y memorias de ex presos políticos de Coronda 1974/1979”, la asociación civil El Periscopio presentará este 18 de marzo la tercera edición de esta obra colectiva. Con los tres mil nuevos ejemplares, El Periscopio -que reúne a ex presos de ese penal dictatorial-, contabilizará así más de 10 mil libros con todas sus reediciones. En marzo de 2020 se había publicado en Suiza la traducción al francés, bajo el título de “Ni fous ni morts” (“Ni locos ni muertos”), de amplia difusión en la Europa francófona (el título hace referencia a la frase habitual de uno de los directores del penal en ese tiempo: “Ustedes saldrán de aquí locos o muertos”).
La nueva edición incorpora numerosas novedades con respecto a las anteriores. Un nuevo prólogo; un capítulo final sobre el Juicio a los comandantes de Gendarmería Nacional que dirigieron Coronda durante la dictadura, así como un cuadernillo de dibujos y fotos sobre el mismo.
En el panel participarán diversas personalidades como Lucila Puyol (integrante del equipo de abogados de Hijos que representaron a El Periscopio en el juicio de Coronda y actual secretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe); Patricia Traba, ex presa política de la Cárcel de Villa Devoto, testigo y querellante en diversos juicios; militante de derechos humanos e integrante del colectivo que redactó y publicó el libro Nosotras; Daniel Yofra (secretario general de la Federación de Trabajadores Aceiteros de la República Argentina, hijo de un ex preso de Coronda) y Victorio Paulón (dirigente sindical, responsable de Derechos Humanos de la CTA, ex preso de Coronda y miembro de El Periscopio).
La presentación nacional se realizará el 18 de marzo a las 19 horas en la ciudad de Santa Fe. El acto presencial, que reunirá, por medidas de protección anti-Covid, sólo 50 invitados, será retransmitido en vivo y en directo por diversos medios sociales a través del sitio web de la Asociación: https://elperiscopio.org.ar (se puede buscar directamente el canal de YouTube de El Periscopio).
El Litoral repasó esta nueva edición y el mensaje de siempre de la mano de Luis Larpin, integrante Foro contra la Impunidad y por la Justicia de Santa Fe y de El Periscopio.
-Se presenta la tercera edición actualizada de “Del otro lado de la mirilla”. ¿Cómo fue el impulso de reedición, y cómo se trabajó la actualización del texto y las ilustraciones?
-La primera edición salió hace 18 años; luego hubo una segunda impresión y una segunda edición y todo eso se agotó. Con esta vamos a llegar a los 10.000 ejemplares totales. Pero no solo que se agotaron los libros (el mensaje original sigue valiendo) sino que hubo un avance en la historia, que fue la realización del juicio a los comandantes de Gendarmería que dirigieron la cárcel de Coronda, que fueron condenados por los crímenes de lesa humanidad cometidos.
Nosotros además como asociación civil El Periscopio fuimos querellantes en el juicio, y muchísimos compañeros fueron testigos: presos y familiares, alrededor de 80. Entonces hay un cambio que ha creado el desarrollo histórico, que es esta instancia en que se hizo justicia y se seguirá haciendo, porque hay causas que siguen en proceso. Y merece que este mensaje se actualice y se brinde a todos quienes hoy están en condiciones de recibirlo, y que a lo mejor hace 18 años estaban en el jardín de infantes, por ejemplo.
-Y sí, es una generación. Nosotros todavía estamos dispuestos (risas), todavía estamos luchando, participando; entonces aprovechamos esta posibilidad. Y medio a contramano a lo mejor, durante la pandemia que nos limitó a todos y todas para cualquier actividad, nosotros nos entusiasmamos y nos metimos a terminar esto.
Fue una revisión muy detallada de lo que había (sin modificarlo, pero mejorando pequeños detalles), agregando un apéndice con una reseña del juicio más la sentencia judicial, que es un documento histórico; es algo que le da valor a todo lo que veníamos diciendo.
-De alguna forma se cierra un círculo: el de ésta asociación civil que se creó primero para estar juntos y volver a encontrarse, para poder contar aquella vivencia, después ser actores en el juicio y poder contarlo en esta edición.
-Justamente. Paralelamente se hizo la edición en francés, en Francia y los cantones franceses de Suiza. Se está distribuyendo allá con mucho éxito, porque el libro en su conjunto no es un documento de denuncia o una historia pormenorizada de una parte de nuestra realidad; si no que todo el mensaje del libro es la solidaridad, el compañerismo, la resistencia común, la unidad con objetivos y enemigos comunes. Aunque Francia es un realidad muy distinta a la nuestra, allá no hubo dictadura cívico-militar, esa esencia del mensaje es lo que interesa: porque sirve para toda sociedad y para toda generación.
-Sorprende ese interés de contar ellos con su edición. Les toca también a ustedes contarles a los europeos un episodio de la violencia política en la Argentina, y una resistencia obligada para pilotear esa realidad.
-Sí, justamente es lo que querían destruir: todo el régimen de aislamiento y de persecución era para que cada uno se encierre en sí mismo, y por lo tanto se vaya destruyendo. El encierro absoluto, aislado del exterior (porque estuvimos meses y hasta un año de no tener contacto con el exterior), y siempre con el discurso engañoso de todo represor (“Si te portás bien va a ser distinto”), era el sentido de todo el régimen carcelario que designó la Junta Militar, no es que fue un exagerado que pasó por Coronda.
-Y la delación, romper los lazos.
-Claro, obligar a una acción individual. Y esa todos, cada uno, iba a ser muy débil: desde las cosas más pequeñas hasta las más grandes. Este compañerismo, esta organización muy prolija y minuciosa (porque nos teníamos que defender de lo peor) nos permitió en su momento sobrellevar esas dificultades, y luego estar enteros para todo lo que fue la denuncia judicial, el movimiento internacional y demás.
-La experiencia de Coronda tiene un elemento distintivo, que es el sentido de comunidad entre los presos políticos de diferentes extracciones políticas, sin los ghettos que se armaron en otros penales. ¿Por qué se dio esa unidad, que trascendió en el tiempo (y a aquellas filiaciones)?
-En algunos penales la propia cárcel dividía por orientación política. En Coronda se dio no solo por necesidad sino también por un conjunto de cosas. Al principio eran muy pocos, por eso había mucha integración. Después influyó mucho lo que fue la primera tanda grande de presos que llegó, que eran de Villa Constitución: como 150. Venían de la lucha gremial, construida trabajosamente, que habían ganado las elecciones del sindicato. Por ahí tenían sus propias orientaciones, no eran sindicalistas abstractos (risas); pero su práctica era la lucha común, en la “buena época”, donde no nos perseguían.
En la vida cotidiana también se daba esa integración, ese compartir, ese discutir entre compañeros que pueden tener distintas opiniones; pero es muy distinto cuando charlamos entre compañeros que estamos del mismo lado de la historia, que cuando debatimos con aquellos que nos quieren oprimir.
De alguna manera fue generando una cultura. Cuando la cosa se puso difícil y dura no hubo dificultades para organizarse en común; y ser conscientes que en un “barrio” como los denominábamos nosotros, un sector del pabellón, en diez metros a la redonda había a lo mejor 20 ó 30 compañeros. Eso era un núcleo, y nos teníamos que bancar entre nosotros en todo: en la conversación, en la distracción, en compartir los alimentos o los cigarrillos. Ahí no había una cosa de si una organización o un partido tenía muchos cigarrillos o pocos: los cigarrillos eran de todos los que fumaban.
Así se fue haciendo, y cuando la persecución era muy dura la única forma de prevenirnos y defendernos era entre todos: vigilar para que no nos pudieran castigar.
-De hecho el periscopio era para mirar cuando venía la requisa o la razzia.
-Claro, era el arma defensiva (risas).
-La única grieta era entre el optimismo tomasevichista y el pesimismo tenemista.
-Sí (risas). El optimismo de la necesidad: es propio de los presos pensar “enseguida cambia, ya vamos a estar en libertad”. Y lo otro era hecho con mucho humor negro por el “Negro Tenemo” (Víctor Hugo Ortiz): vino a ponerle un poco de realidad a través del humor a lo que era la situación. Él mismo, tiempo después, cuando estábamos con el tema del libro, que hicimos reportajes, en uno dice: “¿Sabe qué pasa? Yo tenía uno años más”; porque es cierto, era un compañero luchador gremial que después fue dirigente del Sindicato de Municipales de Rosario, y tenía unos diez años más que la mayoría de los jóvenes muy jóvenes que había. “Yo les quería bajar un poco la realidad a los muchachos; lo hacía en chiste porque las cosas no iban a ser tan fáciles”.
Nosotros con humor sobrellevábamos cosas que era duras, difíciles. El humor es un arma defensiva.
-Ya la consigna “cárcel o muerte, perderemos”, es tomársela de otra manera.
-Dentro de ese grupo revistan figuras como Victorio Paulón, actual secretario de derechos humanos de la CTA (que va a estar en la presentación), y el hoy ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, que también se hizo corondino por “adopción forzada”.
-Sí, hay muchos que luego han sido diputados... De esa gran cantidad de presos políticos y perseguidos políticos en general (también los que se fueron al exilio, o quedaron en el exilio interno: sufrieron la persecución de otra manera, pero nunca estuvieron seguros de su vida hasta el 83) cada uno a su manera, en sus lugares, con sus características, han mantenido la esencia de lo que eran. Algunos se dedicaron al arte, otros a la política, otros al sindicalismo, a la educación; pero en su vida pusieron esta cuestión de no hacer las cosas solos: siempre ayudarse con otros, no distanciarse porque sí del que no es exactamente igual. Y trabajar por una sociedad justa, casi la totalidad de los compañeros que pasaron por ese momento lo han mantenido.
Algunos sí han ocupado lugares no digo importantes, pero sí muy visibles. El ex ministro de Salud de la Nación, hoy de la provincia de Buenos Aires, todo el mundo lo conoce; pero el “Lito” Gollán diez años antes, cuando era un médico de hospital, trabajaba y se comprometía de la misma manera en que lo hace ahora siendo ministro. Y como él hay otros compañeros que están en la medicina que no tenido cargos públicos pero su práctica profesional ha sido exactamente la misma: siempre trabajando en favor de una salud popular, muchas veces en contradicción con todo lo que presentaba el sistema.
-El “Pelado” José Villarreal dice que el fue “a la Universidad de Coronda”. De alguna manera fue una escuela para todos.
-Y sí, porque en realidad compartimos mucho y aprendimos mucho, y conocimos mucha gente. Eso hace que hoy uno tenga amigos en todas las provincias argentinas. Porque una de las cosas que hizo la represión, que era mezclarnos, cambiarnos de cárceles (para desarmarnos, para que estemos lejos de la familia, para que no tengamos visitas, para que tengamos inseguridad de lo que iba a pasar con nosotros y que nos deteriore), nosotros lo podíamos revertir en conocernos con otros compañeros que en otras circunstancias ni nos hubiéramos visto. Y que a la distancia del tiempo y geográfica, seguimos manteniendo el vínculo, y entendiéndonos como aquel primer día en que nos conocimos.
Esas son también las enseñanzas que uno pudo captar justamente por mantener una actitud de lucha y de compromiso: nadie se quedaba ahí tratando de defenderse solo, "que no me vean y no me castiguen, a ver si me dan la libertad", porque sabíamos que eso era una mentira total.
-El acto de presentación va a ser limitado por cuestiones de protocolo, pero se va a transmitir por Internet; pero seguramente estará la expectativa de juntarse “en grande” después de que esto pase.
-Sí. Además lo que vamos a hacer son las pequeñas presentaciones. Ahora vamos a entregar ejemplares a algunas bibliotecas populares, algunas instituciones; y en el lugar donde haya interés en que se junte un grupo de personas (con las características que puede tener ahora) y charlar y conversar, eso lo hacernos; sin necesidad de publicidad. Diez personas o 15 tienen interés y pueden estar en un lugar, lo hacemos.
-En estos 18 años han hecho mucha docencia, recorriendo escuelas, instituciones.
-Si les interesa tomarnos como objeto de estudio háganlo: nosotros vamos en vivo para que nos analicen (risas). La ventaja es que no solo está el libro escrito, sino que se puede hablar con los partícipes de esto: no solo fueron muchos los que los escribieron, sino que somos muchos más los que estamos en torno a esto. Yo por ejemplo en la parte de la escritura no participé, y otros compañeros que van a estar en la presentación tampoco; pero en realidad nos representaba, y la salida y el andar del libro nos interesó más para aportar en eso.