El 15 de abril de 2001, mientras escuchaba en la cama del Hospital Presbiteriano de Nueva York su canción favorita de U2, In a Little While, Joey Ramone, fundador de The Ramones, moría víctima de un linfoma que enfrentó durante varios años.
El 15 de abril de 2001 falleció en Nueva York el músico que con The Ramones se convirtió en un fenómeno musical entre los jóvenes argentinos.
El 15 de abril de 2001, mientras escuchaba en la cama del Hospital Presbiteriano de Nueva York su canción favorita de U2, In a Little While, Joey Ramone, fundador de The Ramones, moría víctima de un linfoma que enfrentó durante varios años.
A poco más de un mes de cumplir 50 años, el músico de Queens nacido en el seno de una familia judía bajo el nombre de Jeffrey Hyman moría y dejaba un gran legado como figura central de una de las bandas más influyentes en la historia del punk-rock, que sin embargo estuvo marcada por amargas y largas disputas con otros miembros del grupo y por la indiferencia de gran parte del 'establishment' musical.
Pero tampoco había sido fácil la vida para Joey a nivel personal por sus marcados trastornos obsesivos compulsivos, su hipocondría y conflictos psicológicos y sociales derivados de su particular fisonomía.
Con su mencionado trastorno, que lo impulsaba a realizar absurdas rutinas que exasperaban a todo el mundo, su desgarbado físico de casi dos metros de altura, su avanzada miopía y su excesiva timidez, el joven Jeffrey fue el centro de todas las burlas en su adolescencia.
Aunque la conformación de The Ramones le dio a Joey Ramone un espacio donde compartir su dejo de "eterno perdedor" y le ofreció una nueva personalidad a través de un nombre artístico que lo hermanaba con sus compañeros, las diferentes problemáticas y personalidades de quienes formaban el grupo fueron un escollo para poder canalizar frustraciones.
La ausencia de éxito comercial y el maltrato de la prensa y el establishment musical también complicaron el andar de la banda, que más allá de eso se posicionaba como uno de los grandes animadores en las míticas noches del CBGB, el club neoyorquino que acuñó a los números más importantes del punk rock de esa ciudad en los años `70.