La verdad que seguir opinando sobre la inseguridad permanente y en crecimiento, me genera una preocupación muy seria.
El patrullaje policial es necesario, pero los miembros de la fuerza del orden deben poder actuar como policías sin temor a ser castigados por haber repelido a un delincuente.
La verdad que seguir opinando sobre la inseguridad permanente y en crecimiento, me genera una preocupación muy seria.
En varias oportunidades opiné sobre este tema. Los artículos fueron publicados el 17/10/2005; 08/05/2007; 20/06/2007; 03/02/2008; 29/06/2012; y 03/01/2019. En todos estos años ni los representantes políticos que han pasado por los diversos cargos de los Estados municipales, provinciales y nacional, ni los jueces, fiscales y abogados, se han adentrado en el flagelo de la inseguridad. ¿Cómo quedarnos tranquilos?
En el diario El Litoral, entre las páginas dedicadas a las noticias sobre delincuentes (chorros, estafadores, violadores, golpeadores, asesinos, femicidios y narcotráfico) y las dedicadas al deporte, quedan pocas para leer sobre las novedades políticas y las buenas acciones.
El delito ha tomado posesión comunitaria y es la principal preocupación de la sociedad. Lamentablemente, nos estamos acostumbrando a su existencia y a convivir con él. La única respuesta es encerrarnos, con la misma predisposición que ante la pandemia.
Pronto en la calle sólo van a circular los delincuentes y asesinos, y el virus del Covid.
En la ciudad de Santa Fe se formó oportunamente el Consejo Consultivo Comunitario y hace unos días el Ministro de Justicia de la Provincia y el intendente se reunieron con vecinalistas, para dialogar sobre la problemática.
Nos pasamos de reunión en reunión y lo más destacable es que los funcionarios nada pueden agregar a lo ya conocido. Dicen "estamos trabajando", "estamos preocupados", "vamos a poner más unidades en las calles, más Policías haciendo rondas". Pero la realidad es diferente. La realidad es que la policía no puede actuar como policía, siempre llegan cuando el hecho pasó y encima no pueden usar el arma porque va contra los derechos del delincuente.
Cuando un motochorro arrastra a una mujer, dejándola toda golpeada, si un policía ve la acción y actúa y grita alto, el delincuente se escapa y, si por casualidad, el policía hace uso de su arma, le dispara y lo hiere o lo mata, adivinemos quién va preso... ¿el delincuente o el policía? De hecho el policía. Por ende, el representante de la seguridad, que es el principal derecho humano que tenemos los ciudadanos que trabajamos -y razón de ser de los Estados modernos- evita actuar por temor a ser castigado por haber repelido a un delincuente.
Si los delincuentes ingresan a una casa donde reside un matrimonio de adultos mayores, los golpean y hasta los asesinan, pero si por una verdadera casualidad uno de los adultos mayores hiere o mata al delincuente, ¿quién va preso? El anciano. Y si por casualidad no les pasa nada a los ancianos después de que los han golpeado a más no poder, y si a los delincuentes los encuentran, van a la comisaría y se hacen los olvidados, salen a la calle con recomendaciones de que se porten bien.
Si a un ciudadano le roban lo que tiene en el interior del auto, y se da cuenta de que le abrieron su vehículo, los sigue, los atropella y los mata, va preso el ciudadano, en vez de recibir una medalla al honor por haber matado a dos delincuentes.
Acerca de los femicidios, es notorio el aumento de asesinatos que hay y eso que la mayoría de las mujeres alertan a los representantes de la Justicia. ¿Pero qué hacen? Establecer un distanciamiento que muchas veces se transgrede, hasta llegar a un asesinato y recién ahí salen a buscar al asesino, cuando ya se sabía lo que iba a pasar.
Los delincuentes van presos circunstancialmente, pero al poco tiempo salen en libertad por las mil razones que la Ley establece. Los abogados saben todos los atajos para defender a los delincuentes y los Sres. Jueces castigan más a las víctimas que a los ladrones y asesinos. Los pocos delincuentes que fueron presos por algunas horas o días, ¿qué hacen inmediatamente cuando están de nuevo en la calle? Vuelven a delinquir, porque saben que son inmunes y a veces vuelven a robarle al mismo que le robaron días antes.
Cuando comento que nada han hecho y nada van a hacer las autoridades y funcionarios, propongo, que al que roba en cualquier circunstancia, con o sin violencia, se les aplique cuarenta años de cárcel, el que asesina cincuenta años y al que hace cualquiera de estas cosas con violencia extrema, cadena perpetua (de cumplimiento efectivo, no como ahora que la pena máxima es de 25 años).
Deben hacer cárceles nuevas, en campos retirados de cualquier localidad o ciudad, donde deberán trabajar para comer y en las que las fuerzas policiales controlarán sin intervenir en la vida interna, dejando que los delincuentes se manejen con los mismos derechos humanos que ellos les coartaron a los ciudadanos de trabajo.
Es necesario dotar de autoridad a las Fuerzas Policiales, que deben defender y preservar los derechos humanos de los ciudadanos y atacar a las fuerzas delictivas.
Para esto hay que hacer una Ley muy específica de funcionamiento de la Policía, con instrucciones precisas para combatir a la delincuencia.
Lógicamente esta Ley tiene que rever los años de cárcel para los delincuentes y asesinos. Hoy las penas son tan bajas que dan lugar a la puerta giratoria. Entran y salen. Además debe establecerse que aquel policía que no cumple con su deber, será sancionado con el doble de pena que un delincuente.
Señores políticos, ¡manos a la obra! Perdón por molestarlos, por obligarlos a trabajar, por cuanto esto es un requerimiento del pueblo y ustedes deben cumplir el mandato del pueblo.
Un pueblo tiene libertad cuando los que gobiernan cumplen con el mandato popular.
Si nada hacen, continuaremos con mayor inseguridad y se afectará gravemente nuestra libertad y nuestros derechos humanos.
El delito ha tomado posesión comunitaria y es la principal preocupación de la sociedad. Lamentablemente, nos estamos acostumbrando a su existencia y a convivir con él. La única respuesta es encerrarnos, con la misma predisposición que ante la pandemia.
Es necesario dotar de autoridad a las Fuerzas Policiales, que deben defender y preservar los derechos humanos de los ciudadanos y atacar a las fuerzas delictivas.