Por Marcela Brizuela (*)
En la virtualidad videosférica, las apariencias físicas, sociales y emocionales, engañan. Con el recurso de filtros o photoshop, muchos usuarios en las redes sociales, modifican su propia apariencia y los entornos donde se hallan.
Por Marcela Brizuela (*)
Las redes sociales (por mediación de una pantalla), son un espejo donde los sujetos se reflejan a sí mismos, y se reafirman por el reconocimiento de los otros. Aún a riesgo de terminar entrampados (cual moscas de verano), en la telaraña de la realidad virtual.
EL EFECTO REFLEJO
"Vi interminables ojos inmediatos/ escrutándose en mí como en un espejo,/ vi todos los espejos del planeta/ y ninguno me reflejó". J. L. Borges, "El Aleph".
Desde tiempos pretéritos, existen cuentos (mayormente infantiles) que incluyen la presencia de un espejo (generalmente mágico) cuyo encanto es: transportar a otra dimensión, como en Alicia a través del espejo; decir quién es la más bella del reino, como en Blanca Nieves; o reflejar el espíritu oculto de las personas, como en Susú y el espejo mágico, donde expresa que "si un hombre tiene el corazón de un zorro, entonces, mientras tal hombre contempla su propia cara, veréis la otra criatura en él" (1).
También el reflejo en un espejo de agua, puede provocar un efecto encantador. Como ocurre en el mito griego de Narciso (2), que da cuenta de un joven de apariencia bella y llamativa, de quien mujeres y hombres se enamoraban, pero él los rechazaba. Para castigar a Narciso por su desdén, la diosa Némesis (que vengaba a los amantes infelices o desgraciados) hizo que éste se enamorara de su propia imagen, al verse reflejado en el agua de un estanque. De tal modo se enamoró, que deseó besar esa imagen y acabó arrojándose a esas aguas, donde murió por no saber nadar. Dicho mito, dio lugar a que la psicología freudiana postulara el narcisismo patológico, entendido como el amor que se dirige un sujeto a sí mismo.
Según el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), para que un sujeto tenga autoconciencia de sí mismo (saber quién es en el contexto que vive), tiene que existir otra autoconciencia (otra esencia) que se presente fuera de sí y que la reconozca, y de esa manera ser con otro, verse a sí mismo en el otro (3). Narciso era reconocido (y deseado) por otros, como un ser físicamente bello. Sin embargo, puede que su autoconciencia de ser con otro, solo haya tenido lugar cuando en el reflejo de un espejo de agua vio alguien bello y digno de su atención física y emocional. Sintió (y deseó) lo mismo que los otros sentían por él. Dice el relato mítico que Narciso no advirtió que se trataba de él mismo. Tal vez, porque no había tenido la experiencia de verse reflejado en algo, o bien, porque no se reconocía a sí mismo, como lo reconocían los demás. Pero lo concreto, es que no pudo sustraerse al encanto del efecto reflejo.
QUÉ VEN LOS QUE SE MIRAN
"Colgado en la pared de tu cuarto te espero/ Me miras, pero soy yo el que veo a través tuyo/ Soy el único que aguanta tu mirada sin vacilación/ Soy de tu espíritu la mueca." El cuarteto de Nos, "Habla tu espejo".
El contemporáneo filósofo y escritor francés, Régis Debray, en su trabajo sobre la Historia de la mirada en Occidente (4), habla de tres Eras:
a) Logosfera, es la Era de la imaginería de los ídolos (de lo divino), donde se le otorgaba rostro y forma a las deidades, porque había que ver para creer;
b) Grafosfera, es la Era del arte como expresión gráfica (consolidada en el Renacimiento), y del surgimiento de la imprenta como tecnología de la palabra, de la información y la comunicación;
c) Videosfera, es la Era de lo visual, que se inició con el video (en una pantalla) y evolucionó en la imagen digital, siendo el píxel su unidad de medida. En esta Era, la imagen es sólo imagen, sin un soporte tangible en la realidad, generando el mundo virtual.
El mito de Narciso, de alguna manera anticipa y representa, lo que acontece en la realidad virtual de las redes sociales. Que por mediación de una pantalla (sea de una computadora, una tableta, o un teléfono móvil), son un espejo donde muchos se reflejan y se embelesan consigo mismos. Son los que necesitan exponer minuto a minuto su particular existencia. Desde el desayuno, almuerzo, merienda y cena; hasta su paso por distintos ámbitos sociales: trabajo, escuela, gimnasio, reuniones sociales, viajes ó paseos. También los cambios de imagen (look); la adquisición de un bien suntuoso; o las curiosidades y travesuras de sus mascotas. Últimamente, publican el certificado de su primera dosis de inmunidad, contra el virus (Covid-19) que los encerró. Como si ese documento los ubicara (más libres), en una nueva (y mejorada) élite social.
Todo lo exponen delante de una pantalla devenida en espejo digital, donde posan creativamente para sacarse auto fotos (selfies), y donde lo íntimo se hace público. Necesitan verse (mirarse) y que los vean (ser mirados), para autoafirmarse como sujetos socialmente atractivos, en la mirada de otros enredados, en la virtualidad videosférica.
SEGÚN EL ESPEJO EN QUE SE MIRE
"Dios ha creado/ (...) las formas del espejo/ para que el hombre sienta que es/ reflejo y vanidad". J. L. Borges, "El espejo".
Así como el cuento El Aleph de Jorge Luis Borges, puede entenderse como una prefiguración de Internet, denotada en la expresión de que vio infinitos ojos mirándolo con atención y detenimiento, como si él fuera un espejo que es mirado. En otras impresiones sobre los espejos, este escritor configura la idea de que el hombre, necesita autoafirmarse a sí mismo, al reflejarse en un dispositivo (según él, de creación divina), y asumir (sentir) que es un reflejo (tal vez de otro), y una encarnación de la vanidad. Según el mito referido, Narciso era mirado, deseado, y amado, por ser poseedor de una belleza natural. En el cuento infantil de Blanca Nieves, su madrastra validaba su belleza natural, reflejada en un espejo mágico. Hasta que éste dejó de responder afirmativamente al cuestionario diario, y ella se reafirmó en una rivalidad criminal hacia la hijastra. En los términos de Borges, el joven Narciso y la madrastra de Blanca Nieves, serían el reflejo fatal de la vanidad.
Cabe destacar la condición de belleza natural de dichos personajes, porque se diferencia de lo que se refleja en la virtualidad videosférica. Donde las apariencias físicas, sociales y emocionales, engañan. Con el recurso de filtros o photoshop, muchos usuarios en las redes sociales, modifican su propia apariencia y los entornos donde se hallan. Pretenden mostrarse bellos, felices y prósperos. Son versiones falsas presentadas como auténticas. Unos por exhibicionismo social, y otros, por un narcisismo rayano en lo patológico.
(*) Comunicadora Social (UNER).
REFERENCIAS:
(1) https://cuentos-infantiles.net/susu-y-el-espejo-magico-cuentos-de-hadas-para-ninos/
(2) https://es.wikipedia.org/wiki/Narcisismo
(3) Hegel, F. (1807-1980). La verdad de la certeza de sí mismo, en Fenomenología del espíritu. México. Fondo de Cultura Económica.
(4) Debray, R. (1994). Historia de la mirada en Occidente. España. Paidós Ibérica.
Todo lo exponen delante de una pantalla devenida en espejo digital, donde posan creativamente para sacarse auto fotos y donde lo íntimo se hace público. Necesitan verse (mirarse) y que los vean (ser mirados), para autoafirmarse como sujetos socialmente atractivos.
En la virtualidad videosférica, las apariencias físicas, sociales y emocionales, engañan. Con el recurso de filtros o photoshop, muchos usuarios en las redes sociales, modifican su propia apariencia y los entornos donde se hallan.