Definida la fecha para la realización de las elecciones nacionales de medio término, los partidos políticos y alianzas que competirán en la provincia de Santa Fe en los meses de setiembre y noviembre tienen por delante 60 días para definir los nombres de los candidatos que integraran las listas de diputados y senadores nacionales.
De las elecciones nacionales de los últimos 10 años, el peronismo solo ganó por escaso margen en la categoría de senadores y diputados en 2015. La última vez que triunfó en una presidencial fue en 2011, cuando Cristina Kirchner le sacó más de 50 mil votos de diferencia a la fórmula de Hermes Binner, a quien por entonces se lo consideraba como el dueño del territorio provincial tras su gestión como gobernador.
¿Por que razón al peronismo de Santa Fe le fue tan mal en las últimas elecciones nacionales? No hay una sola causa y seguramente cada uno tiene sus razones para explicarlo. La más elemental de todas es que los otros partidos políticos y alianzas llevaron mejores candidatos. También que interpretaron las demandas sociales en el contexto en el que se realizaron y a partir de este entendimiento construyeron una oferta electoral más atractiva.
En Santa Fe las elecciones nacionales no tienen nada que las provinciales y uno de los contextos que más influyen en los electores es el "clima de época". Cambiemos ganó por paliza las elecciones en 2017 con candidatos desconocidos para buena parte de la provincia. "Climas de época" parecidos se vivieron en 1985, tiempos de la primavera alfonsinista, y en 1999 donde De la Rúa-Alvarez le sacó más de 20 puntos de ventaja a la Fórmula Duhalde Ortega dos meses y medio después de la mayor victoria en la provincia del justicialismo desde el regreso de la democracia.
Otra de las explicaciones posibles es que desde algún momento de entre 2005 y 2007, la facultad para armar las listas se trasladó de Santa Fe a la Casa Rosada y por esta razón dejaron de confeccionarse a partir de dirigentes con peso territorial e historia política, que fueron reemplazados por candidatos muchas veces desconocidos, con influencias familiares o de amistad personal, pero con las puertas de los despachos nacionales abiertas, con el fin de priorizar intereses nacionales que no siempre coincidían con los de los santafesinos.
De hecho, hoy al menos dos de los diputados nacionales de Santa Fe que viven desde hace años en Buenos Aires y no en la provincia a la que representan en el Congreso nacional. ¿Es lo mismo poner a un candidato con años de política en la provincia que a otro que nunca lo hizo y casi nadie conoce? Las elecciones se ganan con votos y no con relaciones de cercanía o de "máxima confianza".
Perder elecciones tiene que ver con la competencia de la democracia. El kirchnerismo también perdió las elecciones en 2013 (Massa), 2015 (Macri) y 2017 (Esteban Bullrich). En ese contexto, Cristina Fernández, dueña de una inteligencia inusual en la dirigencia política en particular y argentina en general, armó una estrategia para permitirle al peronismo volver a ganar las elecciones porque comprendió la gravedad de la crisis social y económica que vivían los argentinos producto de la gestión Cambiemos y tuvo la generosidad suficiente para subordinarse a un esquema electoral de unidad, que puso la recuperación del gobierno por encima de los intereses personales.
En todo caso, si la idea es ganar las elecciones y no salvar a unos pocos a costa del conjunto, una de las variables que debería volver a ser tenida en cuenta en el próximo armado de las listas en la provincia es la mirada territorial y heterogénea que el peronismo tuvo cuando se propuso ganar una elección. Priorizar a quienes han mostrado tener el respaldo electoral de los votantes y ampliar los límites para incorporar a dirigentes de todos los sectores con generosidad y amplitud.
La unidad del peronismo, el activo más importante que tuvo para ganar en 2019 y que, de mantenerla, será muy difícil sacarlo del poder, depende, entre otras cosas, de construir una coalición política amplia, donde cada uno sienta que pertenece a ese espacio, es contenido, escuchado, sin dirigentes que se crean los dueños de la birome. La política es, entre muchas cosas, una construcción colectiva y sin ella no es posible ganar una elección.