Lazos afectivos como estrategia en medio de la incertidumbre
Acompañamiento a los equipos sanitarios que trabajan de cerca con la Covid-19, seguimiento desde el 0800 provincial, abordaje comunitario e intersectorial del padecimiento y el objetivo puesto en hacer investigación epidemiológica en salud mental. Todo eso y el rol de la comunicación, en esta entrevista.
Archivo/ Flavio Raina Cuidar a quienes nos cuidan. Uno de los objetivos del plan de salud mental es acompañar a los equipos sanitarios que ven de cerca el padecimiento por el nuevo coronavirus.
Celina Pochettino es directora de Salud Mental de la provincia desde febrero de este año. Y antes -desde marzo de 2020- estuvo al frente del Centro Regional de Salud Mental "Dr. Agudo Ávila", de la ciudad de Rosario. Es decir que sus últimas dos gestiones ejecutivas están atravesadas por la pandemia. Y ese contexto es el punto de partida de este diálogo con El Litoral.
-¿Se puede establecer cómo impactó la pandemia en la salud mental de la población?
-Desde el Ministerio de Salud y, en particular, desde a Dirección de Salud Mental, se vienen haciendo registros epidemiológicos. Parte de nuestra planificación es la construcción de un equipo de epidemiología en salud mental que es un tema complejo, interdisciplinario y con lecturas particulares.
Por supuesto la pandemia, que está en curso y nos está dando este nuevo momento crítico que llamamos segunda ola, no nos da tregua en el sentido de tener lecturas acabadas porque permanentemente va cambiando la situación epidemiológica. Es una meta de este ministerio fortalecer la investigación epidemiológica en salud mental.
El 0800 tiene un dispositivo que viene acompañando particularmente a la población afectada por Covid-19, con situaciones de sospecha o confirmación, y articula con equipos territoriales.
-¿Qué resultados tuvieron hasta ahora de los datos que pudieron relevar?
-Las situaciones tienen que ver con la angustia, la incertidumbre, las situaciones de aislamiento que acrecientan problemáticas de salud mental. Decimos que estamos ante un modo nuevo de la angustia que es la incertidumbre, que genera esta pandemia y es algo inédito en el mundo. Y en salud mental el malestar afecta singularmente a cada uno pero también a todos, en forma colectiva.
-¿Hay estrategias posibles para contrarrestar ese malestar?
-El malestar es propio de la cultura; lo que hace la pandemia es visibilizar, poner nombre a lo que nos pasa, a lo que padecemos y ante estos momentos tan críticos se agudiza. Creemos que los modos de contrarrestarlo tienen que ver con los lazos sociales y con fortalecer la cercanía: es una paradoja porque es un momento en que estamos conminados al distanciamiento social físico para cuidarnos, y los modos de contrarrestar ese malestar tienen que ver con encontrar modos de cercanía. Los equipos de salud y en general la comunidad hemos podido "inventar" modos de acercarnos, de encontrarnos, a veces mediados por la virtualidad.
Me parece que el desafío que tenemos es cómo inventamos estrategias de cercanía en este tiempo que nos exige distanciamiento para cuidarnos. Desde el ministerio y la dirección en particular venimos invitando a encuentros entre trabajadoras y trabajadores para desplegar estas estrategias. Hay equipos con mucha experiencia y capacidad para pensar las prácticas.
Inauguramos un grupo de acompañamiento a los equipos de salud que están abocados a la atención de las situaciones más complejas. Esa es una clave: cómo generar mejores lazos con otros y profundizar las redes, los encuentros, pensar con otros y con otras para trabajar en forma más estratégica las políticas de cuidado.
El proyecto de este ministerio y a través de la dirección es desplegar un plan participativo de salud mental.
Gentileza Celina Pochettino, directora de Salud Mental de la provincia.
Celina Pochettino, directora de Salud Mental de la provincia. Foto: Gentileza
-¿Qué sería participativo?
-Tenemos la Ley Nacional N° 26.657 que orienta el marco normativo de la salud mental, y una ley provincial que es de 1991 muy auspiciosa respecto de los derechos y el trabajo con el horizonte de la salud mental comunitaria, pero ese plan de salud mental tiene que ser intersectorial. Lo estamos planificando; ya se han desencadenado encuentros de trabajo en las distintas regiones para poder construir en forma participativa, y estamos diseñando las rondas de trabajo con gremios, universidades, organizaciones de la sociedad civil y actores claves de otros ministerios que tienen que ser parte de este plan.
Tenemos el proyecto de crear una comisión interministerial de políticas en salud mental que va en la línea de lo que propone Nación a partir de la comisión Nacional Interministerial en Políticas de Salud Mental y Adicciones (Conisma), que tiene como misión acompañar a las jurisdicciones en la implementación de las políticas concretas de salud mental.
-¿La pandemia puso en evidencia la importancia de la salud mental como política pública, más allá de una perspectiva biologicista de la enfermedad?
-Creo que es una oportunidad para que la problemática de la salud mental se ponga en agenda porque la pandemia funciona para todos los aspectos de la vida. Y, en particular, en el sistema de salud tenemos una oportunidad para ver qué es lo que no funciona, cómo se pude mejorar y nos orienta respecto de cómo podemos fortalecer el servicio territorial, el primer nivel de atención en el que ya veníamos situados en el marco normativo.
La pandemia viene a visibilizar lo inconveniente que son los lugares de encierro y la importancia de transformar las instituciones monovalentes de salud mental. En eso estamos trabajando fuertemente desde el ministerio; hemos convocado y se están constituyendo las comisiones de sustitución en los tres monovalentes de la provincia: el Mira y López, Colonia Oliveros y el Agudo Ávila, para avanzar en estas políticas que tienen que ver con transformar el modelo asistencial en un modelo de cuidado comunitarios.
-Para todo ello es indispensable desmitificar y aliviar el peso que rodea a un padecimiento mental.
-Uno de los lemas es que la salud mental es cosa de todas las personas. Nos afecta en común, sin subestimar la particularidad. Es necesario trabajar culturalmente contra el estigma, y desarmar la psicopatologización y la medicalización.
El plan provincial incluye la transformación de las representaciones culturales y parte de las rondas participativas es con los medios de comunicación, porque la salud mental tiene que ver con la palabra, el lenguaje y la comunicación. El acto de la palabra es performativo y por eso es necesario revisar cómo nombramos y cómo nos referimos al sufrimiento.
Uno de los lemas el encuentro Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos que se hizo en 2019 fue que "la vida no cabe en un diagnóstico".