La desaparición de Roberto Miguel Lifschitz, político contemporáneo del sur santafesino, titular de la Cámara de Diputados de la Provincia, ex Gobernador y ex Intendente de Rosario, puso otras cuestiones sociopolíticas en superficie, algunas insospechadas. La herencia vacía, el amor de muchos cronistas, invisible hasta su muerte.
La dedicación de los colegas sureños al tema es importante, muy importante. Recorrer las notas, todas firmadas, permite comprobar que no fueron obituarios, no fueron notas necrológicas, fueron melancólicas despedidas que, en sustancia, indicaban el adiós a un amigo.
Su muerte fue un domingo. El diario del lunes, los programas, los sitios personales confluían en esa suma de recuerdos, afectos, la situación que se corresponde con un modo: melancolía. Una pérdida que no se podía reparar: irreparable. Eso decían los mensajes, las notas, los editoriales.
No había una biografía de cierre de la vida de un político en el pleno de su actividad y así, abruptamente, sino que cada quien contaba su relación con Lifschitz.
Los sentidos relatos son algo más que un sentimiento que afloró. Esto pone a su muerte en un punto de alta ponderación, demostrable. Roberto Miguel Lifschitz, "Miguel" según los textos de despedida, era parte integrante de la biografía de los relatores emocionados, conmocionados por una muerte prematura, que La Peste puso en el almanaque alterando la cotidianeidad. Contaron su relación con el político. Es lo que se sostiene, es algo más que el adiós al amigo. Lifschitz formaba parte de sus vidas, formó profundamente a muchos y este hecho, muy visible, lleva al análisis basado en una pregunta: ¿con sus notas analizaban la actividad política o acompañaban políticas del amigo que, es muy evidente, aprobaban…?
Sobre el 1983, el socialismo era poco más que una agrupación universitaria y debido a la escisión más fuerte (PSP versus PSD y Socialismo 1° de Mayo) no conseguían un concejal en aquellas elecciones.
Después Héctor Cavallero, "el Tigre". Todo comienza -con votos registrables- en el 1985. Escribía los larguísimos artículos sobre socialismo Enrique Estévez Boero, con el remoquete de socialista y estanciero, algo que radicales y peronistas consideraban impropio y hoy suena a tontería estudiantil. Enrique era el más "pensante" de las huestes del partido de la rosa, "el Tigre", no el socialista y estanciero, lleva a la agrupación estudiantil al Concejo Deliberante de Rosario. Cambio de status socio político. Nota: sería divertido contar quiénes eran "ayudantes" de El Tigre. Más divertido: quién hacía "el locro socialista".
El juramento del intendente Usandizaga ("Si gana Menem renuncio"), la defección del Ingeniero Alberto Joaquín, candidato por el peronismo, traicionado… perdón..., no acompañado por Gualberto Venesia, pone a Cavallero en la intendencia. Eran poquitos, casi todos estudiantes universitarios. Década del '90. No hace tanto. Otra nota: Usandizaga no fue Gobernador por la implementación de la Ley de Lemas. Renunció como Intendente pero su nombre no perdió poder adquisitivo. Todos compraban Usandizaga. Con él cerró su ciclo el radicalismo de esta provincia. Partiquinos desde entonces.
Binner, Zabalza, Perrone, Lamberto. Los socialistas que están vivos aún funcionan. Claro indicio de que ese ciclo comenzó allá… y está terminando por acá. Bonfatti fue Secretario de Gobierno de Binner. La disciplina militar lo acompaña. Es su formación. No hay corpus ideológico. Todo está allá, en los escritos de Estévez Boero, hoy en una biblioteca semi pública con su nombre.
Lifschitz entra poco después por el mismo caminito: agrupaciones estudiantiles de las diversas facultades de la UNR fabricando cuadros afines a eso, a un partido de cuadros. Hoy se estiman en 3.500 los empleados públicos de diferente rango que el socialismo, que perdió a la vez la gobernación y la intendencia de Rosario en el 2019, ha dejado dentro de la nomenclatura. Lifschitz fue uno de esos cuadros universitarios.
UNA DOCENA DE ROSARINIDAD AL PALO
Los tres gobernadores socialistas y con eje en Rosario fueron Binner, que gana ampliamente sin la Ley de Lemas; Bonfatti que gana por poco más de 25.000 votos del norte santafesino y Lifschitz, que gana por menos de 1500 votos durante un recuento que termina cerrando la justicia -abruptamente- una revisión de urnas que complicaba el triunfo. Fin.
Tres veces Rosario, el mismo que ahora extraña la continuidad. Bonfatti no pudo repetir, el almanaque compartido con Los Monos, la Droga, la corrupción estructural, diezmó la credibilidad y un punto más: los estudiantes eran apasionados militantes, los empleados públicos son apoltronados militantes. Le sucede al peronismo, al radicalismo, al socialismo también. La intendente Fein, por su parte, dejó a Rosario en Default. Rosario estaba en cesación de pagos con el socialismo en el poder. Demasiados ñoquis, poca utilidad. Nota: la cultura crece contra el Establishment… ¿ pueden 1.200 funcionarios en Cultura Rosario fabricar cultura de ruptura, transgresora, activa…? Todo sumó a un saldo negativo.
PUENTE SOBRE AGUAS TURBULENTAS
"Like a bridge over troubled water/ I will lay me down…"… "Como un puente sobre aguas turbulentas / me asentaré". Tal vez la mas bella canción de amistad que se conozca.
Hay muchas canciones a la amistad. "Tema de pototo", "Decir amigo", "Cuando un amigo se va", "Zamba para Pepe"… hay muchas. Todas las canciones fueron parte del fantasma que apareció. Se fue Roberto Miguel Lifschitz y con su desaparición el liderazgo del socialismo quedó vacío. La de Simon y Garfunkel es una bellísima canción con el mismo sentido. Cruzá el puente, que te estamos ayudando, que estamos con vos.
No hay nadie. Sobre las turbulentas aguas no está el puente entre aquella generación y esta. El socialismo es un partido de cuadros burocráticos que debe subyugar a la mayoría radical. No se advierte el modo. El socialismo solo no consigue siquiera muchos concejales. Eso es lo que se avizora para setiembre/noviembre de 2021.
Confiaban en el eje, el imán que era Lifschitz. No está, no está. Eso es parte sustantiva del fantasma que traslucían las despedidas del periodismo. La de sus conmilitones las supongo de igual tono, de igual modo. El modo melancolía. La vida sigue. Ese es el mandato inapelable.
Lifschitz entra poco después por el mismo caminito: agrupaciones estudiantiles de las diversas facultades de la UNR fabricando cuadros afines a eso, a un partido de cuadros.
No hay nadie. Sobre las turbulentas aguas no está el puente entre aquella generación y esta. El socialismo es un partido de cuadros burocráticos que debe subyugar a la mayoría radical. No se advierte el modo.