Por Marcelo Colombo
Tiene 226 tantos con la casaca de Belgrano, un número que no sólo será difícil de superar para quien lo suceda en el club sino también para cualquier artillero de la Liga Santafesina de Fútbol, donde milita -quizás- su último año de actividad.
Por Marcelo Colombo
Jorge "Pupa" Monteodorisio se metió de lleno a contar una historia que tiene de todo: goles de todos los gustos, años sin jugar, ascensos, posibilidades desechadas en el extranjero y varias lesiones de gravedad. Un ejemplo para muchos pibes que arrancan y ven en el goleador corondino una historia para usarla de espejo.
-¿No se puede estar sin jugar al fútbol?
-La verdad es que es una locura lo que está pasando y es algo extraordinario. Te corta todo y es muy complicado. Ya van dos pretemporadas que se interrumpen, por lo menos ahora pudimos jugar un poco. El año pasado hubo un esfuerzo bárbaro pero ante todo está la salud de las personas. Acataremos las órdenes que se impartan.
-¿Estás viendo dos calendarios al mismo tiempo? ¿El del regreso y el del retiro?
-Hace rato que vengo con eso en la cabeza. Había dicho que el 2020 iba a ser mi último año pero vino lo de la pandemia y no me quería ir así. Este año arrancamos pero han retornado esos pensamientos de que ya tengo una edad avanzada y se complica arrancar de cero. Esperemos que bajen los casos y ver cómo estamos. Agarro ritmo enseguida pero siempre cuesta. Sé que el punto final está cerca pero veremos cómo sigue esto.
-¿Qué es lo que puede decidir eso? Has pasado por todas en el club
-Es un poco de cada cosa. He sido muy feliz en Belgrano y también la pasé mal con operaciones de rodilla, espalda y un problema de salud que me tuvo muy preocupado un par de meses y me hizo perder más de la mitad de un campeonato. Ahí me costó volver pero por suerte agarré ritmo y volví a sentirme bien en lo personal. Empezaba a tomar envión y vino lo de la pandemia. Este año había arrancado muy bien pero...
-¿Dónde comenzó todo?
-Arranqué a jugar a la pelota en Almirante Brown (un club que ya no existe en Coronda) de la mano de Titi Raimondi, luego pasé a La Pepita con Tucho Monti, debuté en Primera en Belgrano con 15 años, con Claudio Carmona, que quizá sea con quien me retire. Luego jugué en Unión de Clarke (fue campeón de la Copa Federación), Santa Fe Fútbol Club, Argentino de San Carlos, Gimnasia, La Pepita en Primera y el regreso a Belgrano.
-¿Pensaste alguna vez que ibas a hacer tantos goles?
-Hay algo que siempre se me viene a la memoria que es de cuando vine por primera vez al club. Mi objetivo era estar entre los once titulares y a veces me pongo a pensar todo lo que me ha pasado acá. Lo que he logrado y sé que es mucho más de lo que me esperaba. Estuve entre los 17 y 21 años sin jugar al fútbol y me arrepiento mucho porque quizá hubiera corrido otra suerte.
-¿Qué pasó en esa edad?
-Estaba en la secundaria, mucha vagancia y la verdad es que perdí interés por el fútbol, algo de lo que me arrepiento. Volví a los 21 y tuve una responsabilidad que a mí me asombra. Esto es mi vida. Pienso que si no lo hubiese dejado en ese tiempo quizá tenía más suerte.
Monteodorisio logró el ascenso con Belgrano en el 2007 y en ese partido definitorio ante Central San Javier entró como titular tras estar inactivo seis meses por una rotura de ligamentos. Metió el segundo gol y quedó en la historia de la institución. "El ascenso con Belgrano es algo que me marcó mucho" dice. También con La Pepita logró el Apertura 2018 en Liga Galvense de Fútbol.
-¿Por qué nunca se dio una chance a nivel de fútbol profesional?
-Tuve varias oportunidades. En el 2010 hubo un ofrecimiento de Universitario de Sucre donde tenía los pasajes listos pero después desistí. Tenía mi señora a punto de recibirse y fue todo muy rápido. Después hubo otros ofrecimientos: una prueba en Colón, posibilidades de jugar torneos Federales en Ben Hur, 9 de Julio de Rafaela, General Roca al Argentino A y Sportivo Las Parejas. No me quise ir, me agarró de grande y elegí jugar donde pudiera ir y venir en el día.
-¿Contás los goles?
-Empecé desde los 100. Me dijeron que había llegado a esa cifra y luego de eso uno lleva la cuenta de los goles que hace por temporada. Llegué a los 226 que tengo en Belgrano.
¿Y el más emotivo?
-El que le hice a Central San Javier en la final del ascenso en el 2007, sin dudas. Venía de estar parado seis meses por la rotura de los ligamentos. Hice fútbol en la semana y no estaba para jugar. Me quedó un rebote y aunque no fue muy lindo el gol, fue muy emotivo. Tengo en la memoria un gol a Unión en el Estadio 15 de Abril, otro a Nuevos Horizonte a La Salle con bonita factura.
-No sos muy grande y sin embargo sos muy fana de Maradona
-En el Mundial 90 tenía 8 años pero he ido viendo los videos. No sólo de él sino de toda la generación del 86. Me he visto todo. Aquel que es futbolista creo que en un 80% es Maradoniano. A Diego no lo disfruté tanto en vivo. Sí a Messi y creo que son los dos argentinos y los disfruté a mi manera.
-A mí me parece que cuando jugás, tenés un parecido a Gonzalo Higuaín. ¿Vos te mirás en otros jugadores?
-De Gonzalo me han dicho hasta que soy parecido en lo físico. Obvio que no le ato ni los cordones. Yo no soy un 9 tan estático pero tampoco corpulento como Palermo. Me identifico con él por lo posicional, que la pelota siempre me cae o le pego mordida y entra, el optimismo, siempre buscar para que te quede una pelota. Antes de los partidos siempre pienso, si me queda una la tengo que meter. También me gustó mucho Esteban Fuertes aunque creo que el mejor de todos fue Ronaldo, el mejor 9 de la historia.
-Te hemos visto jugar en otras posiciones, ¿sirve eso para interpretar a tus compañeros?
-En inferiores nunca fui 9. Siempre jugaba de delantero por afuera o de volante por derecha. Me gustaba mucho pero con el correr de los partidos me dieron la 9 y ahí quedé. Nunca fui muy dotado con la pelota pero lo he ido mejorando con los años.
-De los entrenadores que tuviste, ¿quién te ha dejado más?
-De lo bueno y lo malo siempre se aprende. Acá en Coronda, Chelo Sánchez me permitió estar en ese momento histórico del club y le pude devolver con un gol, el profe Di Nápoli, Roberto Marioni, Claudio Carmona. Y ya afuera Pancho Ferrero, Pablo Bonaveri (quizá el mejor en lo técnico y táctico), Eduardo Magnín (aunque eran diferentes) con muchas enseñanzas. Leo Mato fue mi hermano dentro de la cancha y cuando lo tuve de DT aprendí mucho. Siempre traté de sacar lo mejor de cada uno.
-Ser 9, ¿en qué ayuda en la vida?
-El fútbol para mí es la felicidad. Venís al club y te olvidás de los quilombos, de los problemas. Yo siempre les digo a los chicos que jueguen hasta que el cuerpo les diga basta. Yo tendría que haber dejado hace rato pero hice lo imposible para operarme y volver a jugar a la pelota. Necesito entrar en un vestuario, sentir las vivencias pero algún día el cuerpo dirá basta. Será un día muy triste para mí.