Falta de luz
Falta de luz
DELIA LÓPEZ DE Bº EL POZO
"A través de este medio, pido a la Municipalidad su intervención. Los vecinos de la manzana 12, peatonal, nos quedamos sin luz desde que hicieron un arreglo de veredas, desde la entrada. Falta luz en las farolas. Desde el año pasado que estamos sin ese elemental servicio. Es una boca de lobos. Por favor, necesitamos que nos repongan la luz ¡¡URGENTE!!".
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Pedido solidario
MIGUEL ÁNGEL SERAFINI
"Me comunico con Línea Directa de El Litoral, para solicitar a la ciudadanía la donación de un medicamento. Pami no me brinda todo lo que necesito y no puedo comprarlo por mi magra jubilación por invalidez. Su nombre es: -Neumoterol 400 mg.- (Budesonida Formoterol, 400/12 mg./dosis). Los teléfonos de contacto son: 3425 92-7844; o bien: 3425 91-9025 (Patricia). Desde ya, agradezco de corazón la ayuda que puedan dispensarme".
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Anarquía y falta de valores
ROBERTO ACUÑA
"Hay una palabra que realmente es para temer: anarquía. Cuando los pueblos pierden el respeto a las leyes, a las resoluciones, a las ordenanzas, a las normas de convivencia, en esa sociedad puede pasar cualquier cosa. Cuando en un país no hay justicia, o la Justicia se dedica a hacer política con sus fallos, estamos fritos. Cuando los grandes empresarios de un país se corporativizan y se ponen de acuerdo para elevar siempre los precios de los productos todos juntos, sin que haya competencia de precios, haciendo que la inflación vuele, estamos más fritos aún. Cuando en un país, la sociedad se acostumbra a transgredir todo, hace conexiones clandestinas de energía eléctrica, de cloacas, de gas; cuando mira para todos lados para ver si no hay inspectores para transitar con su auto un lugar en contramano. Cuando pasa por la caja de un supermercado algo para ver si pasa, pasa, sin pagar. Todo eso demuestra que somos un pueblo inculto, que es perverso consigo mismo, porque por ser así, estamos como estamos...".
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Desencuentros y pobreza que duele
DANIEL PINO
"¡Qué pena me da ver niños en los contenedores de basura! Me da mucha tristeza ver a tantos jóvenes y adolescentes cuidando coches en los estacionamientos. O ver adultos mayores pidiendo una ayuda en un semáforo, junto a muchachos que ruegan limpiar los parabrisas de los autos por algunas monedas... ¿Qué nos pasó a los argentinos? ¿Qué rara enfermedad derivada del egoísmo y la soberbia ha hecho que tengamos tantos desencuentros? Mientras los políticos se pelean como chanchos, se culpan mutuamente de estupideces, se puede ver en las calles la decadencia, la miseria, la falta de oportunidades en un país riquísimo en materias primas. Mientras en la televisión porteña los personajes viven provocando contiendas y desencuentros y de lo único que se habla es de la grieta, nadie ve lo que pocos ven, porque ya se ha naturalizado. El dolor de niños, adolescentes, jóvenes y ancianos que no tienen qué comer...".
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LLEGAN CARTAS
La bicicleta de Luis Arturo IV
LUIS ARTURO DE SANTA FE
Esta mañana, mientras intentaba cruzar la calle, una conversación fuera de tono picó mi curiosidad, incitando a escuchar asuntos ajenos, convirtiéndome en oidor involuntario. Dos personas procuraban explicar el mismo rumor, pero, por lo que sospecho, no manejaban iguales noticias, por la manera en que, poco a poco, iban acalorando sus ánimos. ¿Qué ocurre cuando nos damos cuenta de que presumimos ignorando de qué se trata? Muchas veces intervenimos en diálogos en los que el protagonista principal de la charla se encuentra ausente. Este cabildeo deja al descubierto que somos capaces de mostrar cobardía. No vacilamos en amonestar, si dudamos, poseer la suficiente experiencia para enfrentar a los que tienen una percepción diferente.
Nos prevenimos a través de los medios, sobre la economía, la política, eventos sociales, deportivos, culturales. Algunos vecinos se ocupan de mantenernos al tanto de lo que sucede en el barrio, los infortunios que padecen los conocidos. Armamos una perspectiva aproximada de los acontecimientos. Una parcialidad de lo que realmente ocurre.
Informar no es lo mismo que formar, aunque lo insinúe. La educación tiene que ver con razones mucho más profundas. Se enseña a partir de la cuna. En lo cotidiano, en el día a día. Entran en juego cuestiones de rigor que abarcan lo ético, lo moral, las buenas costumbres y cómo nos habituamos para relacionarnos.
No es natural desarrollarnos sin amor. Contradecimos, aguardando hacer valer un punto de vista, sin contemplar que otros tengan los adecuados, existiendo la posibilidad de que no encajen a cómo pensamos. Creemos estar lo suficientemente orientados para ampliar estos argumentos, pero aparece un tercero con una impresión distinta y todo se vuelve un pandemónium. Nada garantiza que mi criterio sea el correcto. Las convicciones se afirman sobre hechos concretos.
Haber participado, da fe sobre lo que sostenemos. No tenemos necesidad de impugnar para sustentar lo que alegamos. Las polémicas resultan manifestaciones estériles. Es absurdo alterar un enfoque cuando estamos alertados sobre lo que aspiramos, aunque no sea evidente. Estos vicios que adquirimos, viviendo, nos persuaden de que elegimos el camino de la verdad. Una situación relativa.
La impronta sería deducir lo que acontece en la vereda de enfrente, por ahí encontramos casualidades que justifican una cercanía voluntaria hacia los demás. Advertir lo extraño es pensar por cuenta propia. Sin el prójimo no es posible ser.
Confundido, atravieso las calles, cuando creo que ensayo lo que pretenden imponerme. Noto entusiasmado que muchos me aman sin coincidir con aspectos de cómo interpreto la realidad. Esto es una certeza. Una aproximación. Por suerte para quienes concebimos a Dios, éste existe, para provocarnos. Se nos manifiesta variable ya que nunca permanece insensible.
Lo asombroso es que sea el autor de la duda, esa perplejidad que permanentemente da el sentido para opinar qué es lo que intenta revelarnos a través del otro.