Inclusión por el bien común
Inclusión por el bien común
HUGO LUIS BONOMO
Si bien las imágenes, recreadas, de la edad de piedra, muestran un machismo intolerable que coopera con los sentimientos opuestos, también es cierto que en occidente, y en los tiempos modernos, no se puede ignorar el posicionamiento de la mujer; basta ver las funciones que han ocupado en sus respectivos países.
De una u otra manera, me opongo totalmente a las pretensiones anti igualitarias de las mujeres, que ellas mismas han incentivado.
Pero, como todo, siempre han respondido a las actitudes propias de los seres humanos que tratan de aprovechar las situaciones y sacar ventaja en beneficio propio. Sería largo y tedioso enumerar las pretensiones del sexo femenino y las acciones que consideran justas y debe tener el sexo opuesto para con ellas; que, antes, eran muchas más porque hacían uso de su condición de sexo débil. Además, hoy; en un análisis absolutamente justo, correspondería considerar, analizar y determinar, los derechos que les corresponden a transexuales, bisexuales, homosexuales, y qué cupo puede exigir cada uno de ellos. Por ahora parece que solo se plantea la discriminación por una cuestión de sexo.
Volviendo al planteo de igualdad y a las diferencias de actitudes, de las que ellas se consideran merecedoras, yo pregunto; cuando se instituyó el día de la mujer ¿Alguna se opuso firmemente, con un planteo igualitario?
Sin distinciones de sexos o géneros; todos somos complacientes ante la circunstancia de recibir un mimo gratificante.
La ley establece que al menos un 30% del total de candidatos en la lista del partido con posibilidad de lograr bancas deben ser mujeres (ahora, los pedidos han crecido al 50%).
Creo que el porcentaje existente se aplicaba a la constitución de listas de candidatos de partidos políticos, y, mientras sea una cuestión particular, sus decisiones son parciales; cada partido decide lo que cree le conviene, y que, generalmente, responde a intereses propios de cada política partidaria y de sus apetencias sectoriales. Pero, al lograr bancas se empieza a involucrar a todos, y al invadir estamentos en donde debe primar el bien común y la decisión del pueblo; esta imposición pasa a vulnerar la voluntad de decisión de la gente y se convierte en una disposición absolutamente antidemocrática.
Y desde aquí parte mi opinión y mi oposición a cualquier porcentaje que pueda afectar al bien común, y que, solo por una cuestión sexual llegue a determinar actores mediocres o dañinos, que decidan sobre la vida de todos los habitantes, y el bien de una nación.
Como ciudadano que respeta las normas que marcan la marcha de un país lógico, pretendo que, quienes tienen la posibilidad de determinar las reglas y administrar los dineros públicos se caractericen por su idoneidad, honestidad, capacidad y patriotismo que garanticen acciones solidarias destinadas, exclusivamente, al bien común.
Conclusión; mi aspiración ideal y última, en el campo en que se definen trámites, solicitudes, derechos, economía, política y futuro de los habitantes de un país, es que, quienes pueden acceder a tomar decisiones sean quienes puedan demostrar, en forma pública, y fundamentada; su grandeza y, luego, sus acciones muestren una verdadera entrega por el bien de su patria y sus semejantes.
Pueden ser el cincuenta por ciento, o todas hembras, machos, hermafroditas, homosexuales, transexuales, bisexuales… y todo lo nuevo que aparezca en la diversidad del ser humano, ese no es nuestro problema; el tema es que los seres humanos que ocupen cargos, que hacen a la educación, la cultura y el progreso de un pueblo, hayan demostrado fehacientemente, a través de concurso y oposición, su capacidad para desempeñar con honestidad, idoneidad y entrega, su accionar y sentimiento de patriotismo.