Enardecido, en medio de una discusión pareja, un joven le pegó un cabezazo a su novia y tuvo que ser retirado del lugar por sus suegros. Fue la misma víctima la que advirtió que se trataba de "la primera vez" que sucedía un episodio de estas características, por lo que tras ser imputado el hombre recuperó su libertad bajo una medida de distancia.
La denuncia quedó en manos de la fiscal de la Unidad Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas), Jorgelina Moser Ferro, quien está al frente de la investigación del suceso. Tras ordenar la detención de Luciano Exequiel O., le atribuyó el delito de "lesiones leves dolosas calificadas por el vínculo y por haber sido cometidas por un hombre contra una mujer mediando violencia de género", en carácter de autor.
El pasado domingo 27 por la noche, alrededor de las 23, el imputado agredió a su pareja en su domicilio, situado en calle Juan Diaz de Solís al 1700. Todo comenzó como una discusión de pareja, en la que él le realizaba diversos reclamos a la mujer, y culminó cuando le asestó un cabezazo directamente en el rostro. Fueron sus suegros quienes intervinieron en la confrontación, echándolo del lugar a los gritos.
El golpe afectó principalmente la zona de la nariz de la víctima, que sufrió una contusión nasal y presenta una desviación de tabique hacia la izquierda (algo que permanece "clínicamente objetivable" ya que podría ser posterior al cabezazo). Habrá que esperar a que baje la hinchazón para realizar una segunda evaluación.
Tras realizar la denuncia e instar la acción penal, la víctima refirió que se trata de "la primera vez" que sufre un hecho de violencia por parte del hombre. Además, según los registros esta es la primera vez que Luciano Exequiel O. es investigado penalmente, y no posee antecedentes de ningún tipo.
Este jueves al mediodía, en una audiencia de medidas cautelares presidida por el juez penal Nicolás Falkenberg, la fiscalía y el defensor particular Ignacio Alfonso Garrone arribaron a un acuerdo, por el cual el imputado recuperó su libertad bajo una serie de reglas de conducta. Entre ellas, una medida de distancia de 500 metros para con la víctima, así como la prohibición de contacto por cualquier medio, ya sea personal como telefónicamente o mediante interpósita persona.