“Es un día especial, de emociones encontradas. Tengo tristeza, también un orgullo enorme porque lo siguen recordando”. Desde Buenos Aires -comparte su tiempo con Santa Fe por razones personales- Daniela Muttis recordó la figura de su padre, a 30 años de su fallecimiento, cuando ejercía la intendencia de Santa Fe.
Ex conductor de televisión, pero dirigente demoprogresista desde su tradición familiar, (fue concejal en el ‘73 y diputado nacional en el ‘87), Enrique Muttis protagonizó la irrupción del Partido Demócrata Progresista tras la destitución por corrupción de su antecesor, Carlos Aurelio Martínez (PJ), en la intendencia. Fue elegido para el cargo el 26 de noviembre del ‘89, derrotando al peronista Mario Papaleo.
“Mi papá era docente (decano de Historia en la UCSF); creo que también hizo docencia en la política, dejó una enseñanza en la función pública: demostró que es posible gobernar y no robar”.
“Demostró que no todos tienen que tener un prontuario antes o después de entrar a la función pública”, ironizó. “Tuvo una vocación de servicio muy grande; encontró muchas vallas pero a pesar del poco tiempo que estuvo, dejó una municipalidad saneada”.
Muttis padeció durante su gestión los recortes de la coparticipación provincial al municipio -gestión de Víctor Reviglio (PJ) en la gobernación- por los adelantos que el mismo mandatario le había hecho al destituido Martínez. “No pudo hacer obras, pero llegó a pagar sueldos y aguinaldo después de mucho tiempo”, recordó Daniela.
“Dejó una municipalidad saneada; fue su mayor logro administrativo”, señaló. Pero advirtió que “todos los que lo sucedieron tuvieron que tratar de seguir esa figura; dejó la vara muy alta”.
Daniela Muttis no descarta recorrer la arena política. Por ahora prefiere el tiempo del recuerdo y señala: “el PDP siempre fue una alternativa en Santa Fe entre los dos mayoritarios PJ y UCR. Siempre tuvo dirigentes que honraron la función pública; ninguno tuvo juicios por mal desempeño en funciones o malversación de fondos, y esa es una conducta que lo distingue aún hoy”.
Sobre la realidad política argentina, señaló que “la sociedad argentina tiene una crisis de valores muy grande. Tenemos una dirigencia política que da una imagen que lamentablemente buena parte de la población ha tomado como algo común, ha naturalizado que algún político sentado en algún cargo tenga prontuario”
Sin embargo, confió que “todavía hay gente honesta dispuesta a tener una vocación de servicio importante. Tengo la esperanza que esta gente, como fue mi papá, no se haya perdido y pueda representar los valores de la honradez, el pacto de la función pública, el servicio a la comunidad de manera limpia”.