Una nota del colega Adrián Gerber, publicada en el Diario La Capital de Rosario, en el mes de julio pasado, trae otra vez el tema más singular. Qué es Rosario- según lo que se dice- qué es Rosario por lo que -en rigor- sucede.
Democracia, relato, progresismo, brazos amplios y generosos y una ciudad libertaria que crece. Esa imagen fue eso, una imagen.
Una nota del colega Adrián Gerber, publicada en el Diario La Capital de Rosario, en el mes de julio pasado, trae otra vez el tema más singular. Qué es Rosario- según lo que se dice- qué es Rosario por lo que -en rigor- sucede.
Democracia, relato, progresismo, brazos amplios y generosos y una ciudad libertaria que crece. Esa imagen fue eso, una imagen.
Nada de eso es tan cierto como se declamaba y los números que enfrentó Javkin, un socio pudoroso del socialismo... que no los denunció con la vehemencia que correspondía, dan cuentas claras de la quiebra de la economía municipal, atrasos en los pagos, contratos incumplidos, exceso de personal, salud y transporte seriamente comprometidos (se decían buenos, no lo eran) y bolsones de burocracia promovida y sostenida. Se agrega, como teoría de la crueldad ideológica, que colocar a los militantes en calidad de empleados fabricó burocracia a un límite difícil de esconder y peor, muy difícil de frenar.
El gobierno que sea que suceda a este doble dígito (más de 20 años de socialismo) debe enfrentar esos cuadros intermedios que son, claramente, una máquina de averiguar e impedir un modo diferente de gestionar.
Javkin es la sucesión del socialismo, un gobierno de transición. Suya es la responsabilidad de frenar, aligerar la carga y proyectar con una condición casi de lenguaje: progresar es un verbo en tiempo futuro, nada de pasados imperfectos. No es una batalla mínima. A los discursos le suceden los hechos que marcarán la diferencia o el estancamiento. En ese punto se encuentra Rosario. La democracia empantanada. Muchos problemas, poco tiempo.
EL OSCURÍSIMO SILENCIO DE LA BARCELONA
Muchas veces mentada como La Barcelona del Sur, en rigor Rosario tuvo -en parte- un sistema de dictadura blanda de la que el colega explicita un eje. Sus palabras son estas. En su nota dice:
"Yo apruebo ordenanzas, tú apruebas ordenanzas, la Intendencia las incumple. El Ejecutivo Municipal de Rosario tiene la atribución de poder vetar total o parcialmente una decisión del Concejo Municipal. Pero en los hechos también emplea otros mecanismos para desconocer ordenanzas que se sancionan, con las cuales evidentemente no comulga, los que algunos especialistas del derecho llaman 'veto encubierto'. Se trata de no reglamentar las ordenanzas para que no entren en vigencia o directamente desconocerlas y no cumplirlas. Es decir, la norma termina siendo letra muerta. Rosario tiene una montaña de ordenanzas que no se cumplen: ¿cuáles son? En las últimas décadas numerosas normas aprobadas por el Concejo nunca fueron reglamentadas por la Intendencia, con lo cual no entraron en vigencia o, directamente, no fueron implementadas".
EL PASADO ES MUY CERCANO
No hay duda posible, en las últimas décadas la Municipalidad tuvo intendentes socialistas. Ellos dejaron dormir cientos de ordenanzas que no contaban con sus ganas. Una dictablanda para con los pedidos del Concejo Municipal. No reglamentar es incumplir. Variante: cumplir aquello que conviene a los propios fines, no el total de lo aprobado por la democracia porque… Hay dudas sobre este punto: lo aprobado por el concejo inviste una sola categoría, mandato del pueblo de la ciudad.
La nota del colega Gerber abre la puerta. Por el contrario, aquellas cuestiones que sí, que eran parte de su juego, se mantuvieron, crecieron. El tema de la costa, sus concesionarios y qué se podía y no se podía construir ya ha sido escrito y comentado. Fue denuncia periodística. Silencio del partido de la rosa.
LA CUESTION DEL GRAN BONETE
El hecho cultural como un refugio de burocracia pone loco a un creativo como Dante Taparelli. Lidiar con 1.200 empleados de la "cultura culturosa" es tarea dura para quien quiere crear ya que se sabe, un creativo crea y un burócrata entorpece desde su bureau. La cultura está entorpecida. Quién señor, yo señor, no señor…
Tal vez el punto donde el debate con el socialismo se vuelve mutismo -no contestan, holaaaaa- es si se plantea el tema que la nota de Gerber abre. ¿No se reglamentaron las ordenanzas, okey, bueno… ¿Por qué? Quién señor…
Silencio de radio. Pero silencio en serio, eh… La respuesta remite al modo subrepticio de lidiar contra la democracia popular que tiene el socialismo municipal cuando no es parte de sus decisiones, evidentemente unilaterales, porque dice Gerber… "una montaña de ordenanzas"…. Corrección: que tuvo. Finalmente perdieron. Pero… parcialmente la pérdida, todo es una incertidumbre kantiana.
Debo citarme como ejemplo. Durante los últimos seis años de la señora Mónica Haydeé Fein, la nicoleña, no quiso charlar, sin agenda previa, sobre la municipalidad. Supongo que será igual la conducta si apareciese hoy la oportunidad de un reportaje. El socialismo prohibía, durante sus 8 años, que sus secretarios hablasen con periodistas no habilitados, se insiste: que hablasen de algunos temas en determinados sitios.
La basura, sus contratos, el servicio de taxis, el costo del boleto, el Museo de Messi, el mejor servicio de transporte urbano del país, temas de cierta importancia en el humor social y el paroxismo periodístico que dividió en amigo/enemigo cuando se le negó, a la señora Fein, un crédito de 200 millones de dólares. Ahora hay silencio al preguntar sobre muchos de aquellos temas y una distracción inmensa sobre la montaña de ordenanzas desdeñadas que cita la nota del colega. Quién señor, yo señor, no señor…
Todo fue un silencioso declinar del diálogo, un incesante pedido de ayuda a la Gobernación y, finalmente, lo que correspondía, al perder el poder la falla quedó al descubierto. Tendrían que aparecer los culpables, alguien que argumente razones, senderos de un proyecto que debía existir y del que nadie da cuentas. Nadie ha escrito cuál es el proyecto que se ejecutaba en Región Rosario. Quién señor, yo señor, no señor…
La situación interpela lo más profundo del sistema municipal de gobierno. No ya si hubo favoritos en las concesiones, en los emprendimientos, en las obras, en los nombramientos que sí que no, que fueron pactados con el gremio. Nada. Es un concepto que interpela.
Es una pregunta. ¿Es una democracia? Debe sostenerse el Sí rotundo. Es un cogobierno con el Concejo y los concejales que elige el pueblo de Rosario. Otra vez el Sí. Hay un sistema claro de encuentro de una y otra parcela del gobierno. Atención Houston, llamando desde el pantano. Estamos empantanados.
Tal vez la salida sea de trámite lento y costoso pero existe. La democracia se perfecciona con el uso de la… democracia. El voto sigue siendo el eje y claro, los candidatos propuestos son los que deben entender el tema, cuando llegue el momento de gestionar y, obvio es decirlo, si entienden de qué se trata Región Rosario, el destino general y el mandato popular.
Democracia, relato, progresismo, brazos amplios y generosos y una ciudad libertaria que crece. Esa imagen fue eso, una imagen.
Todo fue un silencioso declinar del diálogo, un incesante pedido de ayuda a la Gobernación y, finalmente, lo que correspondía, al perder el poder la falla quedó al descubierto. Tendrían que aparecer los culpables.