El oficialismo y la oposición acordaron en el Congreso de la Nación, el 7 de mayo pasado, postergar las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias y en lugar de celebrarse el 8 de agosto, llevarlas a cabo este domingo 12 de septiembre. También alteraron el calendario electoral para las generales, que finalmente se celebrarán el 14 de noviembre.
El gobierno nacional lo propuso junto a los bloques del Frente de Todos, al mismo tiempo que dejaba entrever la posibilidad de que fuera necesario impedir la realización de las Paso (lo que hubiera sido ilegal) al aducir unas razones sanitarias que los números del Covid 19 parecían respaldar, y hasta legitimar en términos sociales.
La oposición, en tanto, necesitaba con desesperación resolver sus diferencias dentro de Juntos por el Cambio sin que se produzcan rupturas. Y las internas en las que participan todos los ciudadanos es la manera. El riesgo en mayo era grande: llegar en los principales distritos electorales del país con listas diferentes al comicio general. El tiempo demostró que el partido de gobierno (salvo en la provincia de Santa Fe) ha logrado unificar candidaturas con más facilidades que en la oposición.
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Vale la pena repasar el escenario en que se produjo el acuerdo empujado por el ministro del interior Eduardo "Wado" de Pedro. Todos los contactos fueron virtuales, por videoconferencia. Y así también las sesiones en ambas Cámaras para sancionar la ley de excepción que tanto garantizó la realización de las Paso que la oposición no quería realizar como la postergación que pedía el gobierno. En buena medida, no hubo grieta porque no había lugar para ella. El humor de la sociedad también lo impuso.
Para mayo la Casa Rosada contaba los vacunados a medias (con una dosis) como si ya hubieran sido completamente inoculados y los opositores se detenían en observar las cifras de los dos pinchazos.
Es interesante observar que el grave faltante de las segundas dosis de la vacuna Sputnik persistía para agosto. Recién el día 6 se hacían anuncios oficiales para sustituir la segunda jeringa con otras marcas. Aún no se habían hecho combinaciones en la práctica para aquel domingo 8 en que no hubo elecciones. Hoy, en cambio, además de abundar los turnos para completar el esquema con la vacuna rusa (producida en la Argentina), también se acepta mayoritariamente el uso de productos de diferentes laboratorios. Es un debate superado por la realidad, pero hace tan solo mes la realidad era otra.
Tenés que leerQué escuelas santafesinas no tendrán clases el lunes, después de las eleccionesEl frío comenzó en mayo. Y fue más duro en junio y julio. También los indicadores de la pandemia y sus secuelas. Las tibiezas de septiembre son diferentes.
El 7 de mayo, cuando oficialistas y opositores anunciaron que votarían mayoritariamente cambiar el calendario electoral y postergar todo por un mes, los vacunados con dos dosis eran apenas el 2,95% de los argentinos y aunque la Nación insistía en contar a los que habían recibido sólo un pinchazo (el 16,88%), todavía faltaba lo peor de la segunda ola y una ascendente cantidad de muertes que la inoculación pudo haber evitado o al menos atenuado.
A nivel nacional, para el 1ro de mayo los números de los contagios comenzaban a subir y no dejarían de hacerlo hasta el 27 de ese mes, cuando fueron más de 41 mil. Desde entonces la curva será descendente, pero en ese tobogán tan positivo las perspectivas y los temores a un recrudecimiento de la pandemia eran bastante mayores el 8 de agosto con respecto a hoy.
En la tapa de El Litoral de aquella edición pueden advertirse dos discursos: el de la ministra de Salud de la Provincia, Sonia Martorano, destacaba que ya había 123 poblaciones santafesinas chicas en las que ya se había vacunado al 100% de los inscriptos mayores de 18 años.
En cambio, en la primera semana de agosto el Senado santafesino aprobaba una declaración en la que pedía una pronta solución para las segundas dosis de la Sputnik.
Tenés que leerCon dos sistemas electorales y en pandemia: cómo hay que hacer para votar el domingoEl mes terminará con una paulatina recuperación de actividades productivas, educativas, sociales y culturales en las que la vuelta a la presencialidad en las escuelas será clave. El 29 de agosto se registra en la provincia el primer hecho deportivo con público, al autorizarse la presencia de 3.000 personas en el en el automovilismo en Rosario y, ya para este sábado 11 de septiembre (hasta las 17 porque así lo indican las normas electorales) se autoriza la asistencia de 3.500 personas en Rafaela, en el TC 2000.
A nivel nacional, las imágenes de la selección de fútbol en un partido de eliminatorias, con público en las tribunas del Estadio Monumental (y con un éxito deportivo) llegaron apenas unos días antes del comicio.
Números, entre picos y valles
El día en el que se acordó la postergación de las Paso (viernes 7 de mayo), el Ministerio de Salud informó 22.552 nuevos casos de coronavirus, cifra que fue duplicada en sólo 20 días, cuando la segunda ola alcanzó su pico. Luego, los contagios tuvieron un franco descenso y para el 8 de agosto los positivos diarios rondaban en los 6.000. En la actualidad, el reporte nacional notifica alrededor de 3.000 nuevos infectados por día.
En cuanto a los fallecidos, el comportamiento de la curva fue similar. A principios de mayo, el número de decesos consolidó su incremento (611 el 7/5), alcanzó su máximo en junio (792 el 22/6) y para el 8 de agosto, fecha original de los comicios, se informaron 158 víctimas fatales. En los días previos a las elecciones, Argentina reporta entre 100 y 200 muertos diarios.
Por su parte, el ritmo de vacunación, el indicador más observado en este momento de la pandemia, fue lento en el país durante la primera mitad del año. Para junio sólo el 20% de la población había recibido una dosis y apenas 6% las dos. Luego, los componentes comenzaron a llegar en mayor cantidad y para principios de agosto los inoculados con una dosis ya eran más de 25 millones, de los cuales 7 millones habían completado el esquema. Durante el mes previo a los comicios, se sumaron otros 10 millones de argentinos con dos dosis y el porcentaje se elevó a casi el 40%.