Retener hasta el último voto de Agustín Rossi, mantener todos los propios, y que la mayoría de quienes no votaron en esta elección y vayan a votar el 14 de noviembre lo haga por sus candidatos. Todo esto sin muchas herramientas para influir en el electorado, ya que dependerá de las medidas que adopte el gobierno nacional para convencer a los argentinos que no los votaron que el futuro será mejor con ellos que con cualquier otro. Este será el desafío del gobierno provincial y del peronismo santafesino para revertir una diferencia de 11 puntos.
Juntos por el Cambio obtuvo este domingo casi el mismo porcentaje de votantes que hace dos años: 41% ayer contra 42,5% de hace dos años. Es probable que en noviembre supere esta cifra porque los votantes de cualquiera de las 4 listas que participaron en las PASO tienen en común el rechazo al peronismo en general y al kirchnerismo en particular. La oposición al peronismo ganó 5 de las últimas 6 elecciones nacionales en la provincia.
Más allá de que desde 2011 viene conformándose en Santa Fe un núcleo duro de votantes contra el peronismo nacional, cada vez más amplio y consolidado, desde la Nación poco se ha hecho para que los santafesinos sientan que la vida es mejor con ellos que con otro gobierno. #Lavidaquequeremos que propone el gobierno nacional coincide poco con a la que aspira la mayoría de los santafesinos.
Es verdad que la economía crece, que los sectores productivos están mucho mejor que con el gobierno anterior, que las medidas que tomaron para incentivar la inversión están dando resultados, que el empleo industrial aumenta todos los meses y que las iniciativas para fomentar sectores de la cadena productiva están funcionando. Pero la gente no lo siente, no llega a fin de mes, la inflación es alta y los salarios están en el subsuelo. Que una familia pueda tener una vida digna también debería ser considerada como una ampliación de derechos.
Una de las grandes equivocaciones del gobierno nacional es haber impuesto la agenda de las 40 manzanas que rodean la Casa Rosada para todo el país. Y la agenda porteña es porteña, no de Santa Fe, Entre Ríos o Mendoza. ¿Cómo puede tomar un santafesino al que no le alcanza para hacer un asado el fin de semana que le hablen de que ahora quienes así se autoperciban podrán ponerse una cruz en sus documentos donde dice sexo? Nadie está en contra de eso, ni de la perspectiva de género, ni del cupo trans, ni de la paridad, ni de igualar la brecha de ingresos entre hombres y mujeres, ni de combatir el lawfare. Simplemente que son temas de agenda de minorías intensas propia de ciudades como Capital Federal en un contexto que lejos está de ser Suiza.
El peronismo de Santa Fe encontró en Marcelo Lewandowski un muy buen candidato, alguien a quien la gente vota. Una razón obvia, pero que no siempre el peronismo tuvo en cuenta en los últimos años para armar las listas. Lo mostró en 2019 y lo ratificó este domingo. Lo que viene a partir de ahora dependerá de él, de su habilidad para sostener la "unidad hasta que duela", de construir nuevas alianzas, de sumar a independientes y del contexto que le toque vivir.
A Lewandowski le va a costar mucho dar vuelta el resultado de las elecciones pero tiene la ventaja de que son comicios nacionales, que históricamente mostraron ser distintos a las locales. En 2017 el peronismo perdió las elecciones nacionales por 20 puntos y dos años después recuperó al provincia. De haberse teniendo en cuenta el resultado de 2017, Nicky Cantard hubiera tenido que ser el candidato a gobernador. No lo fue, y Cambiemos en esa elección rondó el 20% de los votos.
Finalmente, si algo desconoció la clase política en esta elección fue el estado de ánimo de la gente. Faltó calle y sobraron focus group. No había que encargar un encuesta para saber que la mayoría de los santafesinos está agobiado por una crisis económica que parece no tener fin. Con tomarse un colectivo alcanzaba. Un estudio de opinión de la consultora Córdoba Zuban y Asociados hizo la siguiente consulta "Siento que en las campañas electorales no le hablan a gente como yo". La mitad dijo estar totalmente de acuerdo con ello y solo el 8,4% dijo estar totalmente en desacuerdo. Es decir, menos de un argentino de cada 10 se considera interpelado por las campañas políticas.
Vendrán 60 días intensos, donde el gobierno nacional anunciará medidas a un ritmo frenético y la oposición las impugnará hasta con los argumentos más inverosímiles. Seguramente los ministros nacionales saldrán a explicar por los medios todo lo que están haciendo y harán, en un intento por salvar sus cabezas, para ver si pueden cambiar el humor de una sociedad donde, como decía mi abuela, "el horno no está para bollos".
La salida es la política y eso lo tienen que asumir los dirigentes, dejando de lado especulaciones y egoísmos. El avance de algunos personajes de ideas radicales, aunque sean una caricatura de dirigentes políticos, es una realidad que, por suerte y hasta ahora, Santa Fe evitó. La clase política santafesina en general ha estado a la altura de las circunstancias y eso no se debería perder. Simplemente deberían abrir las ventanas.