"Cuidado con aquellos que buscan contantes multitudes, no son nada solos". Charles Bukowski
"Cuidado con aquellos que buscan contantes multitudes, no son nada solos". Charles Bukowski
Las PASO Mostraron. Eso podría significar esa pequeña sigla tan difundida en los chats. LPM. Todos sabemos -o imaginamos- qué significa. Muchos de nuestros vernáculos políticos la deben haber pensado y/o vociferado: "¡Pero LPM!" "¡LPM! ¿viste los resultados?" "¡Ganamos LPM!" "LPM la culpa es de…" y cosas por estilo.
LPM: La Política Manda. LPM: La Población Menosprecia. Podría seguir otro tanto más buscando relaciones, pero el uso y la costumbre de la misma indica que LPM es y seguirá siendo lo que usted, querido lector, imaginó.
Como en aquel recordado sketch de "Todo x 2 pesos" en donde Diego Capusotto y compañía se puteaban, se abrazaban, lloraban y hacían todo con la frase "h.d.p" en cada diálogo de la representación, dándole a ese trío de palabras un significado negativo cuando querían defenestrar algo y/o insultar a alguien, o una carga emocional positiva cuando el tono era de admiración o cariño hacia otro/a. Porque no significa lo mismo decirlo, o pensarlo, en diferentes contextos. Tan asiduos somos al uso de las llamadas malas palabras, que las naturalizamos y le damos el significado según el modo en que las usamos. No es lo mismo maldecir que putear. Maldecir siempre denota y connota algo negativo. Pero putear, en el amplio sentido, puede hasta ser amable o condescendiente en algunos momentos. Es ese vaivén emocional tan característico de nuestra argenta humanidad; la puteada es como nuestro pasaporte y a la vez nuestra carta ciudadana; zigzagueamos la realidad y delatamos nuestras emociones pasando de un lado a otro como si nada, con la puteada a flor de labios. Cualquier persona pasa de ser un admirado h.d.p. a un odiado h.d.p., ni hablar si le ponemos "de mil", donde la potencia y su sentido se multiplica. Pero siempre su significado termina sujeto a la mirada y el tono, los matices en el uso de la misma. Y claro, del contexto en donde se emplea, y en la cara del sujeto que predica el rosario de palabrotas.
El Negro Roberto Fontanarrosa nos deleitó en aquel Tercer Congreso de la Lengua Española realizado en el 2004 en Rosario, en donde se refirió al uso de las malas palabras y la vulgaridad de las mismas: "Hay palabras de las denominadas malas palabras que son irremplazables, por sonoridad, por fuerza y por contextura física. No es lo mismo decir que una persona es tonta o zonza o que es un pelotudo. El secreto de la palabra pelotudo podría referirse a un utilero de fútbol. El secreto y la fuerza está en la letra 't'". Maravillosa reflexión y magistral exposición.
Las Palabrotas Marginan. Cuando era apenas un pibe recuerdo que cuando mis abuelos me escuchaban decir una mala palabra, que comúnmente era la palabra "boludo", me decían: "te voy a lavar la boca con jabón"; acto seguido corría disimuladamente al baño para probar esa pieza de color pastel e hincar los dientes para ver si realmente sabía a flores del bosque o a campos de jazmines. Nada que ver, picaba, y mucho y, para nuestras ingobernables curiosidades infantiles, les recuerdo que no, que no se podía hacer burbujas o pompas de jabón con la boca. Así que no nos quedaba más remedio que guardarnos esas palabras para decirlas fuera del alcance de los oídos de nuestros mayores, y a la noche solucionábamos la rebeldía verbal con un par de padrenuestros y alguna que otra señal de la cruz hecha al pasar.
La Población Manda. Lectura más o menos coincidente con lo que pasó en las PASO, que de paso, ¡cañazo! Hartos de la inercia e inacción, la gran mayoría de los votantes terminó castigando al gobierno nacional en esta gran encuesta que, como siempre, demuestra que los grandes encuestadores deberían buscarse otro trabajo, pues queda demostrado dos cosas: la primera, es que nunca le pegan o que simplemente acomodan los datos para conformar a sus contratistas; y la segunda, debe ser que aquellos que son encuestados, terminan respondiendo o mintiendo solamente por diversión y dejar expuesto lo primero. Muchachos/as, no era complicado sentir el clima de tensión y hartazgo de la población, no era muy difícil ver la expresión de los rostros e imaginar el rictus de desenfado bajo los barbijos. La única sorpresa aquí fueron las caras de los sorprendidos. El análisis político, para los analistas ídem.
La Primavera Manifestada. Nuestros dispositivos móviles se llenaron de frases hermosas y deseos de amor fraternal, con flores y corrientes tips primaverales. Amamos la primavera. Con el solo hecho que el almanaque nos indique que la estación de las flores llegó, nos cambia el humor. En buena hora, está comprobado. Ya vamos a tener tiempo de quejarnos del calor, la humedad y los mosquitos, pero ya es primavera y por más que el frío y la humedad sigan por unas semanas más, que el polen circundante afecte las narices e irrite los ojos, nuestros cuerpos expiden la modorra invernal para recibir la estación más sobrevalorada por poetas, revistas del corazón y las infaltables placas rojo catástrofe de Crónica. Y sí, amamos la primavera ¿como no amarla si al caminar por nuestro adorado bulevard vemos esa explosión de colores y matices? Jacarandás, Palos Borrachos, Lapachos floridos, estallados; tan bellos todos que si no fuera por las púas, hasta nos abrazaríamos con esos palos borrachos en flor. Así, ante tanta algarabía primaveral, y entrando de lleno a esas tardecitas preambulares de las noches cálidas, nos aprestamos a disfrutar del paisaje en un bar/ restó/ boliche/ drugstore o lo que fuera solamente para dejar fluir la sangre que, también se sabe, en esta estación corre más rápido y más caliente que de costumbre. Y el liso, obvio, más frío, por favor.
La Pandemia Muta. Otro hecho inefable. De Repente y como por arte de magia, las restricciones dejaron de ser tan restrictivas. Aquellos que se cuidaban hasta el paroxismo hoy dudan del hecho de que de un día para otro ya se hable de aperturas y descarte de barbijos. Los otros, porque en este país hay dos países que viven en permanentes antípodas, los que renegaban noche y día de las restricciones, ahora se quejan de que no es momento de liberar algo que hasta hacía unas horas pedían liberar.
Los Párrafos Menguan. Sí amigos, estoy llegando al final de esta Peisadilla de viernes, festejando que el pasado miércoles a las 10.30 de la mañana se produjo el equinoccio de primavera, que es cuando nuestra castigada tierra se encuentra alineada en el centro de la órbita solar cuando cruza el ecuador celeste, esa línea imaginaria que está por sobre nuestro latinoamericano norte.
No quiero terminar abundando en palabrotas, ni quiero que me manden a limpiarme la boca con jabón; pero no puedo dejar de pensar en estas mañanitas frescas, soleadas y límpidas y exclamar desde mi ventana ¡la pucha, que lindo es estar vivo! (y poder contarlo).