El proyecto artístico encabezado por Rodrigo “Negro” González mostrará las canciones de la primera parte de “Vos” (su segundo material): será el sábado, en Tribus Club de Arte, junto a las ya clásicas canciones de “Yo”. En diálogo con El Litoral, el artista repasó el recorrido de este segundo material, que tendrá dos entregas más.
Gentileza Pablo Ferraro Expectante: González se siente tenso por el regreso, pero feliz por poder mostrar esta tanda de composiciones, mientras retoca la segunda.
El sábado, en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572), se presentará Experimento Negro, el proyecto artístico ideado por Rodrigo “Negro” González mostrará las canciones de la primera parte de “Vos” (publicada en mayo último por Viento Azul) junto a las ya clásicas canciones de “Yo”, el primer álbum. Las entradas están en la venta en la boletería del local desde las 18, o por Ticketway.com.ar.
“Enloquecido, alambrando, después de tanto tiempo. Pero contento, porque dentro de toda esta tragedia estoy ahí sacando un disquito; quería llegar a este show con la segunda parte en la calle, pero feliz de que va a pasar dentro de poquito”: así se manifestó el morocho vocalista ante El Litoral, en la previa del concierto, para luego adentrarse en las vicisitudes de esta nueva etapa de su carrera.
Gentileza Pablo Ferraro Expectante: González se siente tenso por el regreso, pero feliz por poder mostrar esta tanda de composiciones, mientras retoca la segunda.
Expectante: González se siente tenso por el regreso, pero feliz por poder mostrar esta tanda de composiciones, mientras retoca la segunda.Foto: Gentileza Pablo Ferraro
Desarrollo
-Este disco lo venías haciendo hace varios años. Todo muy “Negro”González: venías trabajando hace tiempo y sale justo ahora. ¿Cómo fue hacerlo, con todas lo que cuesta para un artista independiente, y cómo es que salga en este contexto esta primera parte?
-Creo que este fue, como para la mayoría de los músicos independientes, un laburo bastante quijotesco. Capaz que la primer canción la grabé en el 2015, que me metí en El Pote: si no me equivoco fue “HEPS”, una que va a salir ahora en la segunda parte (significa “Hasta el próximo sueño”). Hice unos manguitos con un recital y me metí un día entero en El Pote a grabar baterías, guitarras, bajos, todo como para tener ya toda una valijita de instrumentos grabados y las voces; y después ya solamente dedicarme a mezclarlas.
En realidad con este disco sabía que me iba a tomar un tiempo, porque quería que sea más extenso que el anterior, y tenía ganas de hacer experimentos con otros estudios también, no hacerlo todo en El Pote como en “Yo”. Arranqué ahí, grabé dos o tres canciones, supongo que “HEPS”, “Bufón” y no me acuerdo cuál más. En el 2017 me fui a MCL, en Buenos Aires, y ahí registramos unas diez canciones más. Me volví y en 2018 me fui a Arroyo Leyes a armar un estudio en la casa de mi hermano; todo siempre con el “Luta” (Luciano) Luggren, que me acompañó en todo el proceso de grabación, edición y mezcla también de parte de las canciones. Ahí grabamos dos canciones más.
Después me vine a mi casa, y mientras estábamos editando con el Luta empezaron a aparecer canciones chiquititas que tenía ganas de decir: “Loco, ¿y si las metemos?”. Así que me puse a grabar un par de canciones en mi casa, lo que fue realmente una experiencia alucinante. Y después volvía al Leyes con el “Tanito” (Luciano) Farelli a grabar lo que fue la última canción de este disco que se llama “Qué mal que estamos”, bien pandémica.
-¿En total cuántas va a tener?
-Hay muchas, no sé si van a quedar todas, pero supongo que entre las tres partes vamos a juntar aproximadamente 20 canciones, En mayo saqué la primera parte de seis canciones, que tuvo muy linda aceptación, muy buenos comentarios, se compartió mucho. Ahora estoy por sacar la segunda, que va a tener ocho o nueve canciones; ojalá que para dentro de un mes ya esté en la en la calle, es la idea: ya está prácticamente todo terminado, falta el mastering de algunas canciones y tocar apenitas algunos detalles mínimos de mezcla; pero ya lo tengo prácticamente cocinado.
Para fin de año, quizás principio del año que viene ya voy a tener preparada la parte final, o sea que se pueda escuchar todo el disco de un tirón.
Amigos del camino
-Editaste con Viento Azul, el sello de Lisandro Aristimuño.
-Sí, fue una hermosa novedad: fue como la frutilla del postre de todo este proceso. En el medio de todo este quilombo que me mantuvo (gracias a la Pachamama) bastante entretenido, ya cuando tenía todo el material para sacar la primera parte, Juan Mendicino (mi mánager) empezó: “Tenemos que conseguir un sello, ponete agitará a tus contactos en Buenos Aires a la gente posible, o que te pueda hacer un puente para llegar a editarlo bajo un sello”. Me puse a escribirle a todos mis amigos, gente con la cual he compartido música en todo este tiempo.
Uno de los primeros fue Lisandro, y casi de manera inmediata, con un gesto hermoso de mucha humildad y de la grandeza que tiene el loco, me contestó al toque; empezó a escuchar las canciones y me empezó a hacer devoluciones. Ahí me dijo: “Mirá, Negro, yo tengo un sello” que yo no sabía. Fue genial: imaginate que estar respaldado por un artista de su talla, y de la humanidad que tiene; porque la verdad que es un copado, con el cual ya tuvimos otras charlitas. Estamos súper contentos de haber podido salir con este material por Viento Azul.
-Él había elegido un par de temas de “Yo” para los compilados de Música Sin Fines de Lucro: le venía gustando lo que hacías.
-Claro. Hubo hace un tiempo un mínimo contacto. Eso me había puesto súper feliz: me acuerdo que me eligió en un par de ocasiones para salir en Música Sin Fines de Lucro, que es una idea genial, de estar mes a mes sacando a la superficie artistas independientes de todo el país.
Ese fue el primer contacto; igual el acercamiento de verdad fue cuando hicimos el recital homenaje por los cien años de la UNL: ahí lo conocí un poquitito más, él estaba con Fer Ruiz Díaz, un vago que ya conozco, que tengo una amista desde hace años. Ahí lo descubrí un poco más, y generamos un poco más de esta relación amistosa que hoy está un poco más avanzada. Alucinante, estamos re contentos.
-¿Cómo salió el “Charles Stoner Remix” de “Burro Cuadrado”, que tiene más reproducciones que la versión original?
-(Risas) Sí es así no me enteré: bueno, la gente sabe. Fue una hermosa sorpresa, un hermoso gesto de cariño de Charly (Bovino), que lo quiero mucho. Es un artista de otra generación, bastante más joven que la mía; y la verdad que me encantó cuando me lo mostró. Nosotros estamos en contacto ya hace tiempo, yo ya lo venía junando creo que desde Moen, cuando tocaba con Maxi (Marano) y compañía; y bueno, después empezamos a curtir juntos, por ahí con Experimento en algún recital, después fui a cantar varias veces con Los Cuervos.
Ahí se generó una amistad que tenemos hasta el día de hoy; también es amigo de mi hijo Agus. Me mostró la versión que tenía de “Burro Cuadrado” y me encantó: me pareció que está genial, que tiene como otra vuelta de rosca. Para mí es buenísimo porque suma al proyecto; el es un vago que está muy ducho también en las redes y cómo mover todo esto. Así que me pareció una idea genial, y una apertura también de cabeza para una reinterpretación de un tema que quiero mucho.
Puertas adentro
-En mayo salió el material, pero no se podía presentarlo. ¿Cómo es decir: “Tengo todo cocinado, pero tengo el proyecto parado”? ¿Cómo viviste este tiempo de guardarte de los escenarios?
-Estuve y esto todavía en un proyecto que me llevó tanto tiempo: imaginate que en el 2015 de alguna manera arranqué de a poco, en diferentes estudios, buscando diferentes sonidos; que cuando me di cuenta lo que tenía en la bolsa, un montón de canciones, dije: “Uy, ahora tengo que ponerme a mezclar todo esto”. Más allá de la de la tragedia mundial que estamos viviendo me mantuvo muy entretenido: podía estar adentro de mi casa encerrado, pero de alguna manera seguir generando música. Lograr un disco, concretarlo, es una cosa que a mí me apasiona; y poder después escucharlo, disfrutarlo, me gusta tanto o más que tocar en vivo. En realidad disfruto mucho tocar, pero me genera semanas de una ansiedad y una inseguridad, una mezcla de cosas, que las sufro: no es tan relajado como lo otro.
-Todavía estabas trabajando en el material, podías poner la cabeza en eso.
Claro, de hecho todavía estoy: gracias a Dios podemos seguir esto de manera online, entonces puedo hacer devoluciones, idas y vueltas con las mezclas, retocar cosas. Pero la música, y el proyecto de este disco, me salvó, me mantuvo entretenido, hizo que no esté tanto en la depresión de no poder tocar. Que fue muy complicado para todos: no generar guita, en un proyecto que es todo guita... Porque aunque lo hagas con amigos que te hacen el aguante, todos son procesos (estudios, el master, la mezcla) que tenés que pagarlos.
Por eso digo lo de quijotesco; pero bueno, es lo es lo que mejor sé hacer creo, junto con las comidas. Así que me apasiona y es como que me hace perder en el tiempo: la música me salvó en ese sentido.
-¿Con quién trabajaste la mezcla y mastering?
-Todo el mastering lo está haciendo Lucas Gómez, que fue también el encargado de hacer varias mezclas alucinantes, de “Burro Cuadrado”, de “Decanto”, que es la canción con la que hicimos un video con el Ova Sosa de Lechuza Films: lo filmamos en el Cine América cuando estábamos ya medio saliendo de la parte más dura la pandemia.
Hay mezclas del “Luta” Luggren; de Juanjo Casals de Sig Ragga, que mezcló “En la cueva”, una canción que me encanta; ahora está haciendo “Dúdalo”, y probablemente haga algo más; hay mezclas del “Tanito” Farelli: van a venir muchas para esta segunda parte, para canciones más violentas (y no tanto también).
Lucas es un genio, ha laburado mucho con Eruca Sativa, con Marilina (Bertoldi), y con un montón de artistas de primera línea. Me encantó conocerlo: el contacto lo hice a través de Juanjo Casals, y realmente fue un gran descubrimiento. Sabía que era groso, pero en el paso por mi música me cambió algunos conceptos que yo los tenía de otra manera; y la verdad que fue una sorpresa súper grata, y quiero seguir laburando con el loco. Así que él va a ser el encargado de masterizar prácticamente todas las canciones de este disco.
Tiempo compartido
-Fuera de estas dos partes que tendrían que salir en el futuro cercano, ¿qué más se viene para tu proyecto artístico?
-Lo mío no es poca cosa: seguiremos buscando difundir este material, que también tuvo una parte alucinante, la del arte del disco: la hizo Nico Rosenfeld, un artista extraordinario de la ciudad, que entre otras cosas hace para mí los mejores dibujos de la revista THC.
En este tiempo además participé de algunos proyectos de amigos: todo eso que está al margen de la música que hace uno me enriquece un montón. Participar como lo hice con Los Cuervos hace poquito, o con “Meibel” Giuranacci, que me invitó a cantar una canción alucinante. Estuve haciendo algunas cosas para Cuti Aradas, un amigo de Rosario: grabé unas voces, me invitó a participar de una canción hermosa. También estuve con Facu Fontana, un cantante alucinante de Rosario: tiene la banda Toba, y la banda de un proyecto personal.
Siempre conjugándome con otras personas, aprendiendo de nuevas generaciones, aprendiendo de otras comarcas también; y enriqueciendo el lenguaje musical todo lo que se pueda.
-Está bueno, porque siendo solista uno tiene que buscarse sus propias retroalimentaciones.
-La verdad que sí, y a mí me llegan mucho por el lado de la amistad, por el lado de todo un recorrido de muchos años de música; de todo lo que ha sido la banda anterior y el proyecto actual: me ha llevado a conocer un montón de gente y un montón de experiencias, con las que uno se enriquece permanentemente.