Tenía que pasar el tiempo del cotillón, los papelitos, los festejos. Lo de Banfield, con la gente en las tribunas del Brigadier, la Copa, la vuelta olímpica y la estrella, fue algo así como "paredón y después" en el Mundo Colón. Como si el grupo mismo dijera: "La gente lo seguirá festejando toda la vida, pero nosotros debemos volver a enfocar". Eso hizo Colón en el Nuevo Gasómetro: volver a enfocar. Coincido con el "Barba" que no fue un partidazo del campeón. Pero no coincido cuando dice que "veníamos jugando partidos mejores". De los últimos, lo mejorcito fue lo del otro día. Ese pressing y la actitud de dar guerra, recordó al viejo Colón. Al de San Juan.
Lo que asoma este domingo es durísimo. Así como el mundo pandémico en AFA respetaba a Colón en el semestre anterior...a ésa bandera del fútbol del interior la agarró Talleres en Argentina. Por ahora los cordobeses tomaron la posta sin ganar nada, de la mano del "Cacique": a Medina se le fueron muchos indios en el último mercado pero la tribus está en orden. Por algo está donde está, respirándole en la nuca a River allá arriba en la tabla.
Si lo de San Lorenzo fue una señal el otro día, ahora para pelear contra los cordobeses ese Colón del Gasómetro debe ser "el piso"; nunca el techo. Menos Piovi y Legui tiene todo. O casi todo, porque el asterisco es Ferreira. Levantaron los zagueros, salvó Burián, recuperó la intensidad el doble "5" (Aliendro-Lértora) y se lo vio mejor a Farías (errado para el arco) con Morelo.
Cualquier gol vale uno; éso no cambió para Colón. Pero sería saludable que festeje "El Niño" o el colombiano. O, como en San Juan, Aliendro, Bernardi y Castro. Goles de todocampistas y puntas le devolvería a Colón un ordenamiento natural. No siempre Paolo será un súper-héroe de área a área. Y no siempre Meza formateará en Argentina un gol europeo.
El Colón-Talleres de este domingo no puede ser, jamás, algo aburrido. No correspondería, ni siquiera con la excusa del Día de la Madre. El campeón argento con la bandera del interior (Colón) contra el que quiere ser campeón sin atender en el Obelisco (Talleres). Dientes apretados, cuchillo de entrada. Pressing y contra-pressing. Ahora, después de Banfield, el Sabalero quiere regalarle una vida más al Cementerio. Talleres, para llegar de pie al partido con River en Córdoba dentro de un par de días, tiene que mostrar su carné de candidato en Santa Fe. Y contra el campeón vigente.
"No digan ahora que volvió el campeón", pidió el "Barba" en el Gasómetro. Usando la táctica (cuando puso a Gallardo) y modificando la estrategia (puso a Morelo, atacó con dos y Farías no estuvo tan solo), el otro día quedó claro que "se volvió a notar la mano del DT campeón".
En la certeza que la gente de Colón festejó, festeja y festejará el título "toda la vida" (y las otras vidas), el equipo le puso punto final al cotillón y a la caravana. Colón, de golpe, pasó de los papelitos...al papel del campeón contra San Lorenzo. Hay que validar con Talleres, justo en el Día de la Madre. Hay ruido y perfume de partidazo de domingo en la casa del campeón.
Tenés que leer"Con Vignatti está todo bien y lo vamos a aguantar a Farías en Colón", dijo el representante del jugador¿Será "el partido" de Facundo Farías?
Mientras el fútbol argentino es cuestionado por su resistencia a la modernidad, Facundo Farías reivindica con su gambeta la esencia que lo caracteriza. El delantero de Colón, una de las apariciones que más entusiasma a futuro, es al mismo tiempo una brisa retro entre tanto futbolista robotizado. "Mi estilo de juego –confiesa– me hace acordar al de Carlitos Tevez en sus comienzos, es guapo y atrevido", dijo "El Niño" a Tiempo Argentino. Con solo 19 años, Farías ya lleva un título histórico bajo la suela –la Copa de la Liga de Colón–, aparece en el radar de algunos clubes de Europa y es seguido de cerca por Juan Román Riquelme, el ídolo de su padre, para que juegue en Boca.
–¿Qué se necesita para ser un futbolista atrevido?
–No se necesita mucho. Hacer una de más, encarar, animarse. Cada uno tiene su estilo de juego, pero siempre se puede aprender de otros y mejorar lo que uno ya trae. Yo siempre estoy tratando de tirar algún caño o una bicicleta porque los uso como recursos. Soy más enganche que delantero.
–¿Le tenés miedo al error?
–Un poco, cuando debuté, aunque trataba de equivocarme lo máximo posible para mejorar y perderle el miedo al error. Tomar la pelota y hacer una de más es mi forma de jugar, lo hago desde las inferiores. Me tocó jugar mucho en este tiempo que no hubo público. A los chicos que debutamos hace poco nos sirvió bastante para sacarnos la idea de no equivocarnos o de no arriesgar por lo que pueda decir la gente. La hinchada es un plus que te da motivación, pero cuando no salen las cosas es una presión. Igualmente, con el público presente, me habría animado a equivocarme.
–¿Estás atento a lo que se dice de vos en las redes sociales o sos de seguir tus propias estadísticas?
–Más o menos. Al principio le prestaba atención. Llegué a buscar mi apellido en Twitter para leer lo que decían. No había muchas críticas, eran más los comentarios buenos, pero entendí que no era necesario saber qué opinaban de mí y decidí eliminar la aplicación. Solo me quedé con Instagram. Tampoco soy de fijarme en las estadísticas, no estoy tan al tanto de mis números porque pienso más en el juego, aunque entiendo que se complementan y sirven.
–¿Te gusta que se te relacione con un fútbol más antiguo?
–Me pone muy contento. El fútbol actual perdió un poco la esencia del potrero porque todo es más físico y hubo cambios hasta en la alimentación, pero esa forma de jugar está volviendo con las nuevas camadas. Mi estilo de juego me hace acordar al de Carlitos Tevez en sus comienzos, es guapo y atrevido.