Por Claudio H. Sánchez (*)
Por la forma que tiene, el edificio "walkie-talkie" construido por Rafael Viñoli en Londres, refleja los rayos del sol, que se concentran sobre la calle alcanzando temperaturas cercanas a los 100 grados. Un verdadero "rayo de la muerte".
Por Claudio H. Sánchez (*)
En el número 20 de la calle Fenchurch, en la City londinense, se levanta el edificio conocido como "el walkie-talkie". Tiene 36 pisos, 160 metros de altura y es obra del arquitecto uruguayo Rafael Viñoli.
Para aprovechar mejor el espacio disponible, el edificio se expande hacia arriba y hacia los lados de modo que cada piso es más amplio que el anterior. Eso hace que las paredes exteriores sean ligeramente cóncavas. Y, cuando la luz del sol incide sobre los vidrios que cubren estas paredes, los rayos reflejados se concentran sobre la calle alcanzando temperaturas cercanas a los 100 grados. El efecto es similar al que se produce cuando encendemos un pedazo de papel concentrando los rayos del sol con una lupa. Ya antes de que el edificio estuviera terminado la compañía constructora tuvo que indemnizar al dueño de un auto que quedó estacionado bajo los rayos reflejados y al que se le derritieron un espejo retrovisor y otras partes plásticas de la carrocería.
El problema se resolvió mediante la instalación de un sistema de toldos que bloquean la luz del sol. Pero los vecinos del lugar todavía recuerdan el hecho y se refieren a él como "el rayo de la muerte" en una supuesta alusión a la Estrella de la Muerte de las películas de Star Wars. Sin embargo, es más probable que el nombre tenga relación con una hazaña atribuida al sabio griego Arquímedes.
En el siglo III a.C. Roma y Cartago, las principales potencias de la época, se enfrentaron en las llamadas Guerras Púnicas. Siracusa, ciudad natal de Arquímedes, tomo partido por los cartagineses por lo que fue sitiada por la flota romana. La historia cuenta que la defensa de la ciudad estuvo a cargo de una sola persona: Arquímedes.
Arquímedes es conocido por el principio que lleva su nombre y que describe las condiciones en las que un cuerpo sumergido en un líquido flota o se hunde hasta el fondo. Pero también es responsable de muchos descubrimientos en matemática y mecánica, como el cálculo de la superficie del círculo o el funcionamiento de las palancas. Arquímedes aplicó todo este conocimiento al desarrollo y construcción de máquinas de guerra para defender la ciudad del asedio romano. En particular, se dice que usó espejos para incendiar la flota enemiga concentrando los rayos del sol sobre los barcos. Los historiadores se refieren a esto como "el rayo de la muerte de Arquímedes" aunque la mayoría de ellos opina que se trata de una leyenda y que Arquímedes nunca podría haber incendiado los barcos romanos usando espejos.
Las razones de este escepticismo son varias. Por lado, la falta de fuentes históricas confiables. Las crónicas más tempranas del sitio de Siracusa datan del siglo II a.C. cuando todavía quedaban testigos vivos del sitio y que seguramente recordarían algo tan espectacular como el uso del Sol como arma de guerra. Sin embargo, ninguna de esas crónicas menciona el hecho. Los primeros comentarios sobre el rayo de la muerte aparecen recién en el siglo VI d.C. en un tratado sobre "máquinas extraordinarias" escrito por Antemo de Tralles, el arquitecto que construyó la iglesia de Santa Sofía, en Constantinopla.
Por otra parte, hay muchas dificultades técnicas asociadas al uso de los espejos, como pudieron comprobarlo científicos e ingenieros que, a lo largo de la historia, trataron de reproducir la maniobra de Arquímedes. El intento más notable lo realizó en 1973 un ingeniero griego llamado Ioanis Sakkas que dispuso setenta soldados sosteniendo placas de bronce pulido, similares a los escudos que usaba el ejército en la época de Arquímedes. Los soldados dirigieron los rayos reflejados sobre el modelo a escala de una galera romana que flotaba en las aguas del puerto ateniense de El Pireo. Aunque la galera efectivamente se encendió, el tiempo necesario para enfocar los espejos y esperar a que la temperatura llegue al punto de ignición de la madera le habría permitido a la nave salir del foco y del punto de máxima temperatura.
Los especialistas en efectos especiales Jamie Hyneman y Adam Savage dedicaron a esta cuestión tres ediciones de su programa "Los cazadores de mitos". La última, por pedido expreso del presidente Obama, que los recibió en la Casa Blanca. En todos los casos los resultados fueron dudosos o directamente negativos. Aunque parece teóricamente posible usar espejos para incendiar un objetivo a gran distancia, las dificultades prácticas lo harían inviable. De todas formas, mientras haya una mínima posibilidad de que la historia sea cierta, siempre será más tentador atribuirla al ingenio de Arquímedes que a la fantasía popular.
(*) Docente y divulgador científico.
Arquímedes es responsable de muchos descubrimientos en matemática y mecánica. Y aplicó todo este conocimiento al desarrollo y construcción de máquinas de guerra para defender a la ciudad de Siracusa del asedio romano.
Se dice que usó espejos para incendiar la flota enemiga concentrando los rayos del sol sobre los barcos. Los historiadores se refieren a esto como "el rayo de la muerte de Arquímedes" aunque la mayoría de ellos opina que se trata de una leyenda.